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sábado, 20 de septiembre de 2014

La Biblia

Fuente: Arciprensa y la Biblia

La revelación es la manifestación que Dios ha hecho a los hombres de Sí mismo y de aquellas otras verdades necesarias o convenientes para la salvación eterna.Esta revelación se encuentra en la Sagrada Escritura que es la Palabra de Dios puesta por escrito bajo la inspiración del Espíritu Santo.

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La Biblia es una colección de libros escritos por inspiración directa de Dios que recoge como mensaje vivo y vivificante, lo que Dios ha comunicado a los hombres y ha hecho por ellos.

El Autor principal de la Biblia es Dios porque Él dictó lo que en ella está escrito por los escritores sagrados o hagiógrafos que se convierten por este hecho en autores secundario o instrumental de la Biblia ya que fueron el instrumento por medio del cuál Dios nos da a conocer Su Palabra . Por ejemplo, Moisés, el profeta Isaías, San Mateo, San Pablo, entre otros. Estos escritores o autores secundarios  escribieron los libros de la Biblia por inspiración bíblica que es una gracia específica que concede el Espíritu Santo, por la cual el escritor sagrado es movido a poner por escrito las cosas que Dios quiere comunicar a los demás hombres.

La Biblia un sacramento del Dios invisible y Todopoderoso.

Es el Libro donde encontramos la forma de cómo enderezar los caminos por donde la humanidad avanza hacia su autodestrucción y que solo es posible con la conversión hacia Dios, siendo el medio más eficaz el cumplimiento de las enseñanzas y mandamientos de Dios contenidos en la Biblia. La voluntad de Dios se cumple al cumplir los mandamientos, quien los cumple se salva, quien no, se condena.

La Biblia es el medio de nuestra salvación.

Ignorar la Biblia es ignorar a Dios.

La palabra de Dios es una persona.

La Biblia es una manifestación del amor de Dios. Es Dios que se abre,  se revela y se nos entrega.

Dice San Agustín “Quien conoce la Escritura, conoce a Dios, porque «la Escritura  es el corazón de Dios». y este es el secreto para conocer a Dios: «Aprende a conocer el corazón de Dios en las palabras de Dios» (San Gregorio Magno)

Cuánta felicidad se siente al conocer a Dios y San Lucas 11, 27-28 nos lo afirma: “Dichosos los que escuchan la Palabra de Dios y la practican”. Es un gozo enorme practicar las enseñanzas y mandamiento de Dios que pone ante nosotros a través de la Sagrada Escritura y en boca de nuestros sacerdotes en cada Santa Misa. Quienes están atentos a la Palabra de Dios en estos momentos muestran al mismo tiempo su amor a Él.

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San Juan 1:14  nos afirma que “El Verbo se hizo carne y habitó entre nosotros.” Jesús es el verbo encarnado, es Dios, es la presencia del Hijo de Dios en la Biblia.

El Hijo se hizo palabra humana para salir a nuestro encuentro (Orígenes); se hace carne humana

en cada una de las palabras escritas. Esta certeza es la que hace decir  a San Ignacio Mártir:

«Me refugié en el evangelio como en la carne de Jesús»  Y esa presencia, dice San Agustín, es la que da unidad a toda la Escritura. La palabra inspirada nos habla de Cristo, y en ella habla Cristo.

La Biblia

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La palabra "biblia" -del griego biblía, plural de biblión, "libros“- proviene de una ciudad llamada Biblios, donde se fabricaba el papiro para hacer libros.

La Biblia es una colección de libros sagrados inspirados por Dios.

Nombres de la Biblia

«Sagrada Escritura » porque trata de asuntos sagrados y religiosos.

• «Palabra de Dios », ya que es el mismo Dios el que se comunica con nosotros a través de la Biblia.

• «Escrituras santas» (Rom 1,3).

• «Sagradas letras» (2 Tim 3,15).

• «Libro sagrado» (2 Mac 8,23).

• «Libros santos» (I Mac 12,9).

• «Escritura» o «Escrituras» (Jn 10,35; Mt 21,42).

• «Libros» (Dn 9,2) por excelencia.

• «Libro de la Revelación:

_Dios se nos revela, corre el velo cuando la leemos.

_Escrita por medio de la revelación de Dios.

Periodo en que fueron escritos los Libros Bíblicos

Los libros del Antiguo Testamento fueron escritos entre el siglo XV y el siglo II antes de Cristo.

Los libros del Nuevo testamento fueron escritos en la segunda mitad del siglo I. Los Libros Sagrados se escribieron al principio en papiro y más tarde en pergamino. El papiro es una planta que abunda en Egipto, el pergamino es una piel de cabrito que permite escribir por las dos caras.

Originalmente la Biblia estaba en rollos, es decir, largas fajas de papiro o de piel unidas en los extremos a dos bastones en torno a uno de los cuales giraba.

imageGéneros Literarios empleados
* Narraciones o relatos
* Historias de héroes, eventos importantes o epopeyas
* Leyes sagradas
* Sapienciales o de sabiduría
* Poemas, cantos o himnos religiosos
* Profecías
* Cartas proféticas, reales, temáticas, acción apostólica (las de san Pablo).
* Revelaciones Apocalíptica: relatos obtenidos mediante visiones y sueños, expresados en forma enigmática
y simbólica donde al final
el bien triunfará sobre el mal.

Los idiomas de la Biblia

imageTres son las lenguas originales de la Biblia: HEBREO, ARAMEO Y GRIEGO.

En HEBREO se escribió:
- la mayor parte del Antiguo Testamento.

En ARAMEO se escribieron:
- Tobías
- Judit
- fragmentos de Esdras, Daniel, Jeremías y del Génesis
- el original de San Mateo

En GRIEGO se escribió:
- el libro de la Sabiduría
- el II de Macabeos
- el Eclesiástico
- partes de los libros de Ester y de Daniel
- el Nuevo Testamento, excepto el original de San Mateo

                                                              Dónde y cuando fue escrita la Biblia
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* Los libros del Antiguo Testamento fueron escritos entre el siglo XV
y el siglo II antes de Cristo en:
- Palestina
- Babilonia
- Egipto
* Los libros del Nuevo Testamento fueron escritos en la segunda mitad
del siglo I en:
- Palestina
- Siria
- Asia Menor,
- Grecia, Italia

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Material que se usó
Los Libros Sagrados se escribieron al principio en papiro y más tarde en pergamino.

El papiro es una planta que abunda en Egipto.

El pergamino es una piel de cabrito que permite escribir por las dos caras.

Originalmente la Biblia estaba en rollos, es decir, largas fajas de papiro ó de piel unidas en los extremos a dos bastones en torno a uno de los cuales giraba.

VERSIONES DE LA BIBLIA
(arciprensa)

Existen distintas versiones básicas de la Biblia. Las actuales ediciones de la Biblia en las diversas lenguas son traducciones de uno u otra versión. Estas versiones son:

- Versión de los "Setenta" o "Alejandrina": (conocida también como "Septuaginta"), es la principal versión griega por su antigüedad y autoridad. Su redacción se inició en el siglo III a.C. (250 a.C.) y se concluyó al final del siglo II a.C. (105 a.C.).

El nombre de "Setenta" se debe a que la tradición judía atribuye su traducción a 70 sabios y "Alejandrina" por haber sido hecha en Alejandría y ser usada por los judíos de lengua griega en vez del texto hebreo. Esta traducción se hizo para la lectura en las Sinagogas de la "diáspora", comunidades judías fuera de Palestina, y quizá también para dar a conocer la Biblia a los paganos.

- Versiones Latinas:

Itala Antigua o "Vetus Latina": proviene de la Versión de los Setenta para la mayoría de los libros del A.T. y de los originales griegos para los libros del N.T. y Sabiduría, 2 Macabeos y Eclesiástico. Estuvo en uso en Occidente desde el siglo II hasta el siglo V.

Vulgata: hacia finales del siglo IV, el Papa Dámaso ordenó a San Jerónimo hacer una nueva versión latina teniendo presente la Itala antigua. Esta versión se fue solemnemente declarada como auténtica por el concilio de Trento (1546).. Se denominó "Vulgata" porque la intención de la obra era "vulgarizarla", volverla popular.

San Jerónimo tradujo directamente del hebreo y del griego originales al latín, a excepción de los libros de Baruc, Sabiduría, Eclesiástico y 1º y 2º de los Macabeos, que los transcribió, sin alteración alguna, de la Itala antigua.

Neovulgata: La Neovulgata es la misma versión Vulgata, a la que se han incorporado los avances y descubrimientos más recientes.

El Papa Juan Pablo II aprobó y promulgó la edición típica en 1979. El Papa lo hizo así para que esta nueva versión sirva como base segura para hacer traducciones de la Biblia a las lenguas modernas y para realizar estudios bíblicos.

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La versión de la Biblia Católica que se utiliza actualmente es la Biblia Latinoamericana que tiene su origen en La Vulgata, versión latina de la Biblia, traducción realizada por san Jerónimo.

Libros Apócrifos

imageLa palabra apócrifo es griega y quiere decir “oculto, escondido”.

Un “libro apócrifo” es aquél que,

teniendo un argumento o título semejante

a los libros inspirados, no tiene un autor cierto y no está incluido en el canon Bíblico por tener algunos errores.

Del Antiguo Testamento tenemos:

Libros de Enoc 4, libro de los Jubileos o “Pequeño génesis”5 , 3 y 4 de los Macabeos 6, oración de Manasés o salmo penitencial,

3 y 4 libro de Esdras 7, Salmos de Salomón.

Del Nuevo Testamento tenemos: Evangelio de Tomás, Evangelio de los Hebreos, Evangelio de Pedro, Protoevangelio de Santiago 8 , La Asunción de María, Carta

de Nuestro Señor a Abgar, cartas apostólicas,

3 carta de san Pablo a los Corintios.

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Canon y Canonicidad

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La palabra canon deriva del nombre griego κανών "kanon", que significa "caña" o "vara", o también "norma" o "medida", que a su vez se deriva de la palabra hebrea קנה "kaneh" que se utiliza a menudo como un estándar de medición. Por extensión pasó a significar «la norma recta» o correcta y la lista de los documentos o conceptos que conforman dicha norma (es.wikipedia)

En tal sentido el canon Bíblico se refiere a la norma correcta que define o declara, por canonicidad, el número de libros que integran la Biblia y que la Iglesia Católica establece un canon de 73 libros inspirados.

Por canonicidad se entiende, pues, el reconocimiento y la aceptación oficial por parte de la Iglesia del carácter inspirado de un libro o de una serie de libros.

Los 73 libros inspirados o canónicos de la Biblia se dividen en:

a) Protocanónicos: son aquellos libros cuya inspiración no ha sido puesta en duda por ninguna Iglesia.

b) Deuterocanónicos: son aquellos libros de la Biblia de cuya inspiración se dudó  algún tiempo o por alguna Iglesia en particular.

Son siete libros deuterocanónicos del AT: Tobías, Judit, Sabiduría, Eclesiastés, Baruc,1 y 2 Macabeos, algunos fragmentos de Daniel y Esther. También son siete deuterocanónicos del NT: Hebreos, Santiago,2 de Pedro, 2 y 3 de Juan; Apocalipsis; algunos versículos de: Mc 16, 9-20; Lc 22, 43; Jn 8, 1-11. 3.

Los Libros de la Biblia

La Biblia encontramos el Testamento que Dios nos dejó. Este Testamento es el pacto o a lianza, que Dios hizo con los hombres.Existen dos Testamentos en la Biblia:

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El Canon bíblico es el catálogo de los setenta y tres libros del Antiguo y del Nuevo Testamentos que forman la Biblia y que la Iglesia ha declarado como divinamente inspirados. Se conoce como Canon Alejandrino, Largo o completo.

Antiguo Testamento

46  Libros

Nuevo Testamento

27  Libros

21 Libros Históricos

PENTATEUCO
Génesis,
Éxodo,
Levítico,
Números,
Deuteronomio
HISTÓRICOS
Josué,
Jueces,
Ruth,
I y II Crónicas o Paralipómenos,
I y II Esdras (el 2º llamado también Nehemías),
Tobías,
Judit,
Esther,
I y II Macabeos

7 LIBROS PROETICOS O SAPIENSALES (DIDÁCTICOS)

Job,
Salmos,
Proverbio,
Eclesiastés,
Cantar de los Cantares,
Sabiduría
Eclesiástico.
18 LIBROS PROFÉTICOS
De los cuatro Profetas Mayores:
-Isaías
- Jeremías (con Lamentaciones y Baruc),
- Ezequiel,
-Daniel

De los doce Profetas Menores:

-Oseas,
- Joel,
- Amós,
- Abdías,
- Jonás,
- Miqueas,
Nahúm,
Habacuc,
Sofonías,
Ageo,
Zacarías
Malaquías.

5  LIBROS HISTÓRICOS

EVANGELIOS:
San Mateo
San Marcos
San Lucas
San Juan

Los Hechos de los Apóstoles.

21 LIBROS DIDÁCTICOS
14 EPÍSTOLAS O CARTAS DE SAN PABLO
Romanos,
I Corintios
II Corintios
Gálatas,
Efesios
Filipenses
Colosenses
I Tesalonicenses
II Tesalonicenses
I Timoteo
II Timoteo
Tito
Filemón
Hebreos.

7 EPÍSTOLAS O CARTAS CATÓLICAS

  Epístola de Santiago
  Epístola I de San Pedro
  Epístola II de San Pedro
  Epístola I de San Juan
  Epístola II de San Juan
  Epístola III de San Juan
  Epístola de San Judas

LIBRO PROFÉTICO

Apocalipsis

Las propiedades de la Biblia son:

- La Unidad entre el Antiguo y el Nuevo Testamento, y entre todas las partes de todos los libros.

- La Inerrancia (no contiene errores en lo que atañe a nuestra salvación) y la Veracidad (contiene las verdades necesarias para nuestra salvación).

- La Santidad (procede de Dios, enseña una doctrina santa y nos conduce a la santidad).

Magisterio dela Iglesia

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La Iglesia, es la depositaria y la guardiana del tesoro sagrado de la Revelación y la única intérprete auténtica de la Biblia, siendo infalible en sus interpretaciones doctrinales sobre las cuestiones concernientes a la fe y a las costumbres.

De ahí que los apóstoles, comunicando lo que ellos mismos han recibido, amonestan a los fieles que conserven las tradiciones que han aprendido de palabra o por escrito, y que sigan combatiendo por la fe  que se les ha dado una vez para siempre.

La Tradición, la Escritura y el Magisterio de la Iglesia, según el plan de Dios, están íntimamente unidos, de modo que ninguno puede subsistir sin los otros.

Los tres, cada uno según su carácter, y bajo la acción del único Espíritu Santo, contribuyen eficazmente a la salvación de los hombres.

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“LA VERDAD OS HARÁ LIBRES”

“IGNORAR LA BIBLIA, ES IGNORAR A CRISTO JESÚS”

JESUS es la “VERDAD” y es la “LUZ” quién dude de su existencia (desde el ayer. e el hoy y en el futuro; es decir en la eternidad) no puede conocer la verdad y solo hay un camino para conocer esa verdad: leer la Biblia que es Palabra de Dios que nos ilumina para tener una mejor manera de vivir, de pensar, de actuar, y sobre todo poder ser libres.

Dios mismo nos da la libertad de elegirlo o de rechazarlo y para saber la verdad concerniente a Dios simplemente hay que pedir al Espíritu Santo ilumine nuestro entendimiento para poder entender los mensajes que Dios nos pone en su Sagrada Palabra.

Dios nos libera de todo mal, de toda atadura hacia aquello que no nos deja ser nosotros mismos, que somos por creación de Dios, criaturas libres que aman a su Creador.

¿Cómo hemos de terminar con la violencia en el mundo sino conocemos ni practicamos la Sagrada Palabra de Dios. Siempre nos quejamos de tanta violencia pero no obedecemos en educar a nuestros hijos bajo la ley de Dios para gozar la paz. Dios nos da el remedio…búscalo en las Sagradas Escrituras y lo encontrarás.

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Dichosos los que escuchan la Palabra de Dios y la practican
Lucas. 11: 28.

Jesús en sus enseñanzas nos invita constantemente a conocerlo:

“Yo les diré a quién se parece todo aquel que viene a mí, escucha mis palabras y las practica. Se parece a un hombre que, queriendo construir una casa, cavó profundamente y puso los cimientos sobre la roca. Cuando vino la creciente, las aguas se precipitaron con fuerza contra esa casa, pero no pudieron derribarla, porque estaba bien construida. En cambio, el que escucha la Palabra y no la pone en práctica, se parece a un hombre que construyó su casa sobre tierra, sin cimientos. Cuando las aguas se precipitaron contra ella, en seguida se derrumbó, y el desastre que sobrevino a esa casa fue grande». Lc 5, 47-49

Jesús le respondió: «Felices más bien los que escuchan la Palabra de Dios y la practican». Lc. 11: 28

Jesús es la felicidad, nos afirma San Agustín, pues él mismo en su búsqueda de la verdad y la felicidad rindió su espíritu a Dios al conocerlo y para ello fue necesario hacerlo por medio de la lectura de Su Palabra.

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Lámpara es a mis pies Tu Palabra y lumbrera a mi camino.
Salmo 119:105

Cristo mismo es fuente de Sabiduría, es la Luz que alumbra nuestras tinieblas, nuestro entendimiento. Solo iluminados por Él podemos ver la Verdad, Él mismo es la Verdad y la Luz que ilumina a las naciones.

Leer la Biblia Católica

No se debe leer cualquier Biblia porque puede contener errores doctrinales o morales. Para evitar esos errores, un católico sólo debe leer Biblias con notas y explicaciones aprobadas por la Iglesia Católica, es decir, que tengan "Nihil Obstat" e "Imprimatur".

La Iglesia recomienda la lectura de la Biblia porque es alimento constante para la vida del alma; produce frutos de santidad, es fuente de oración, gran ayuda para la enseñanza de la doctrina cristiana y para la predicación. El Concilio Vaticano II "exhorta a todos los fieles con insistencia a que, por la frecuente lectura de las Escrituras, aprendan la ciencia eminente de Cristo" (Constitución Dei Verbum, n. 25). Las disposiciones que se deben tener para leer y estudiar la Biblia son: fe y amor a la Palabra de Dios, intención recta, piedad y humildad para aceptar lo que Dios dice. Es recomendable leer los Evangelios diariamente durante unos cuantos minutos. San Jerónimo dice "Lee con mucha frecuencia las divinas Escrituras; es más, nunca abandones la lectura sagrada". A la luz de las enseñanzas de la Iglesia, la Biblia nos permite conocer el modo de sálvanos y reconciliarnos, y eso sólo puede lograrse conociendo, amando y encarnando la vida de Jesucristo.

La Hermenéutica Bíblica

Es la ciencia que trata de las normas para interpretar rectamente los Libros Sagrados. La Iglesia Católica es la única capacitada para interpretar auténticamente (con pleno derecho y sin posibilidad de equivocarse) la Sagrada Escritura porque Dios le confió solamente a Ella la misión de guardar, enseñar y aclarar a los fieles su Palabra.

Interpretación de la Biblia

Leer, meditar e interpretar la Biblia no significa interpretar al pie de la letra el texto, sino tratar de buscar el sentido que le dio el autor mismo de ese texto, teniendo en cuenta su intención, el auditorio a quien se dirigía, la situación de su tiempo y el género literario empleado.

Este sentido literal requiere del uso de la crítica en sus dos vertientes: literaria e histórica.

La lectura Bíblica debe ser una lectura espiritual, centrada en Cristo, una lectura interiorizada que vaya transformando interiormente a quien lee la Biblia.

Las disposiciones que se deben tener para estudiar y vivir la Palabra de Dios.

La Biblia es un Libro Sagrado, es la Palabra de Dios. En ella están las enseñanzas que Dios quiso darnos. Por esta razón leer la lectura bíblica también ha de ser un acto sagrado  guiado por el Espíritu Santo.

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Antes de leer la Biblia hacer lo siguiente:

1. La señal de la Cruz

2. Credo

3. Invocación al Espíritu Santo el Don del Entendimiento:

Señor, te damos gracias
porque nos reúnes una vez más
en tu presencia.
Señor, tú nos pones frente a tu Palabra,
ayúdanos a acercarnos a ella
con reverencia, con atención, con humildad.
Envíanos tu Espíritu
para que podamos acogerla
con verdad, con sencillez,
para que ella transforme nuestra vida.
Que tu Palabra penetre en nosotros
como espada de dos filos.
Que nuestro corazón esté abierto,
como el de María, Madre tuya y Madre nuestra.
Y como en ella la Palabra se hizo carne,
también en nosotros esta Palabra tuya
se transforme en obras de vida
según tu voluntad. Amén.

Leer la Biblia

4. Leer la lectura elegida o la sugerida en la Guía de lectura de la Biblia correspondiente al Antiguo Testamento (AT)

Leer el texto con corazón humilde y respetuoso poniéndonos en el lugar del personaje o situación porque, Dios nos habla a través de Su Palabra de manera personal y única.

Después de leer el Texto Bíblico:

1. Meditar el texto para encontrar la verdad para aplicar a mi vida personal. Reflexionar el mensaje que Dios nos transmite. ¿Qué nos dice en ese texto?

2. Contemplar lo aprendido saboreando la dulzura eterna de Dios y recibir el don del discernimiento que nos permitirá distinguir claramente dónde obra el Espíritu Santo y dónde actúa el espíritu del mal.

Establecer propósitos para vivir el mensaje de la Palabra de Dios.

3. Orar abriendo el corazón a Dios con alguna frase que nos haya llegado al alma.

Leer la Biblia

4. Leer la lectura correspondiente a la elegida según la Guía de lectura de la Biblia correspondiente al Nuevo Testamento (NT)

Seguir nuevamente el método de Meditar y contemplar el texto leído y Orar.

Al final:

Dar gracias a Dios por el don de entendimiento y santiguarse.

Tratar con la mayor fidelidad posible cumplir los propósitos establecidos puesto que es una alianza (pacto) que haces con Dios en ese momento.

«Mi madre y mis hermanos son los que escuchan la Palabra de Dios y la practican».Lc 5, 21

¿Eres hermano o hermana de Jesús? ¿Escuchas la Palabra de Dios y la practicas? Si no lo haces ¿qué esperas para practicar la Palabra de Dios y salvarte?

lunes, 15 de septiembre de 2014

Rosario de la Virgen de los Dolores

¿Qué le ofrecerías hoy a la Virgen de los Dolores? ¿Cómo consolarías sus dolores, esos que se clavaron como dagas en su corazón por la muerte de su único Hijo, y aquellos dolores que le provocamos con nuestra ingratitud?

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Somos insensibles ante el sufrimiento de nuestro Redentor. Cada día lo seguimos flagelando con nuestros pecados frente a una Madre que insiste en su corazón: !piedad! !Piedad!

No pongas tu corazón de piedra pues así como nuestra Madre imploraba la piedad para su hijo más insistentes pediremos semejante piedad a nuestro Salvador el día del juicio. El problema será si continuamos sordos ante los llamados del Señor y no volvemos a Él amándolo desde lo más profundo del corazón, amándolo con nuestras obras, buenos actos. educando a nuestros hijos como Dios nos lo mandó: con amor y obediencia.

Enderecemos el camino porque solo quedan unos cuantos metros para legar a la cita del juicio. El camino se ha acortado y nuestra iniquidad ha aumentado. Es ahora para poder salvar nuestras almas y poder gozar de la vida eterna. Es HOY nuestra última oportunidad. VOLVAMOS A DIOS consolando a nuestra Madre, la más adolorida acudiendo a Ella que ya desde la cruz fue corredentora, ahora cumple ese papel con la humanidad, con sus hijos extraviados en el camino, Ella es quien nuevamente viene a nosotros para llevarnos por el camino correcto a Dios, Vayamos con esa Madre amorosa y sigámosla.

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La Devoción a los dolores de María debe de ser practicada especialmente por aquellas almas que deseen deshacerse de hábitos pecaminosos.

Esta devoción alimenta el espíritu de compunción, nos da gran consuelo, fortalece la confianza en la misericordia de Dios, nos da la especial protección de Nuestra Santísima Madre a la hora de la tentación y preserva al pecador convertido de volver a caer.

La Madre de Dios le dijo en una ocasión a Santa Brígida: "No importa que tan numerosos sean los pecados de una persona. Si se vuelve a mí con un sincero propósito de enmienda, Estoy preparada para recibirle con mis gracias, porque Yo no tomo en cuenta el número de pecados que ha cometido, sino que me fijo únicamente en la disposición con que viene a mí; Yo ya no siento aversión en curar sus heridas, porque Yo soy llamada y soy en realidad la Madre de la Misericordia".

En recompensa a su fidelidad en permanecer cerca de Jesús cuando murió en la Cruz, Nuestra Señora de los Dolores ha recibido de Él un poder especial para asistir a las almas en su última agonía y sin duda ella ejercitará este poder especialmente por aquellos que han llorado con ella y que le han tenido compasión.

La Iglesia honra con dos fiestas los Siete Dolores de María; una de ellas es el Viernes anterior al Viernes Santo, y la otra es el 15 de Septiembre.

La Santísima Virgen concede siete gracias a las almas que la honren diariamente rezando siete Aves Marías y que mediten en sus lágrimas y dolores. Esta devoción fue dictada a Santa Brígida por Nuestra Señora.

Las Siete Gracias

1. Les concederé paz a sus familias.

2. Serán iluminados sobre los Divinos Misterios.

3. Los consolaré en sus dolores y los acompañaré en su trabajo.

4. Les concederé todo lo que me pidan siempre y cuando esto no se oponga a la adorable voluntad de Mi Divino Hijo o a la santificación de sus almas.

5. Los defenderé en sus batallas espirituales con el enemigo infernal y los protegeré en cada instante de su vida.

6. Los ayudaré visiblemente en la hora de su muerte; verán la cara de Su Madre.

7. He obtenido de mi Divino Hijo, que todos aquellos que propagan esta devoción a mis lágrimas y dolores, serán llevados directamente de esta vida terrenal a la eterna felicidad ya que todos sus pecados serán perdonados y mi Hijo y Yo seremos su eterno consuelo y alegría.

ROSARIO O CORONA DE LOS SIETE DOLORES DE LA VIRGEN MARIA

Por la señal de la santa cruz de nuestro enemigos líbranos Señor Dios nuestro en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo

Acto de contrición

Oh, único y amabilísimo Señor mío, aquí me tienes en vuestra Divina Presencia, lleno de confusión, al considerar las muchas gravísimas injurias que te he hecho. Te pido perdón de ellas con todo mi corazón, arrepentido sólo por amor tuyo, y reflexionando sobre Tu infinita bondad, las detesto y abomino sobre todo mal... Quisiera haber muerto mil veces antes de haberte ofendido; estoy resuelto a perder la vida de mil maneras, antes de volver a ofenderte. Oh Jesús mío Crucificado, propongo lavar mi alma, cuanto antes, con Tu preciosa sangre, por medio de la confesión sacramental. Y Tu piadosísima Virgen, Madre de Misericordia y refugio de pecadores, por Tus acerbos Dolores, alcánzame el suspirado perdón de mis culpas, mientras que yo, rogando a intención de los Sumos Pontífices, para ganar las santas indulgencias concedidas a Tu Corona, espero alcanzar con ella, la remisión de las penas debidas por mis pecados.

Con esta confianza en el corazón, meditemos el Primer Dolor:

Los Siete Dolores y su meditación

1er. Dolor: La Profecía de Simeón, en la presentación del Niño Jesús. Lc 2, 22-35

Virgen María: por el dolor que sentiste cuando Simeón te anunció que una espada de dolor atravesaría tu alma, por los sufrimientos de Jesús, y ya en cierto modo corredentora sería a base de dolor, te acompañamos en este dolor ... Y, por los méritos del mismo, has que seamos dignos hijos tuyos y sepamos imitar tus virtudes.

Guía: Padre Nuestro, que estás en el Cielo, santificado sea tu Nombre, venga a nosotros tu Reino, hágase tu Voluntad, en la tierra como en el Cielo.

Todos: Danos hoy nuestro pan de cada día, perdona nuestras ofensas, así como también nosotros perdonamos a todos los que nos ofenden, no nos dejes caer en tentación y líbranos de todo mal. Amén.

Avemaría de la Dolorosa (7 veces).

Guía: Dios te salve, María, llena de dolores, el Crucificado está contigo, afligida tú eres entre todas las mujeres y dolorido es el fruto de tu vientre, Jesús.

Todos: Santa María, Madre del Crucificado: danos lágrimas a los que hemos crucificado a tu Hijo, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén.

Guía: Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo.

Todos: Como era en un principio, ahora y siempre por los siglos de los siglos. Amén

2º. Dolor: La huida a Egipto con Jesús y José.

Virgen María: por el dolor que sentiste cuando tuviste que huir precipitadamente tan lejos, pasando grandes penalidades, sobre todo al ser tu hijo tan pequeño; al poco de nacer, ya era perseguido de muerte el que precisamente había venido a traernos vida eterna; te acompañamos en este dolor .... Y, por los méritos del mismo, has que sepamos huir siempre de las tentaciones del demonio.

Guía: Padre Nuestro, que estás en el Cielo, santificado sea tu Nombre, venga a nosotros tu Reino, hágase tu Voluntad, en la tierra como en el Cielo.

Todos: Danos hoy nuestro pan de cada día, perdona nuestras ofensas, así como también nosotros perdonamos a todos los que nos ofenden, no nos dejes caer en tentación y líbranos de todo mal. Amén.

Avemaría de la Dolorosa (7 veces).

Guía: Dios te salve, María, llena de dolores, el Crucificado está contigo, afligida tú eres entre todas las mujeres y dolorido es el fruto de tu vientre, Jesús.

Todos: Santa María, Madre del Crucificado: danos lágrimas a los que hemos crucificado a tu Hijo, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén.

Guía: Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo.

Todos: Como era en un principio, ahora y siempre por los siglos de los siglos. Amén

3er. Dolor: La pérdida de Jesús.

Virgen María: por las lágrimas que derramaste y el dolor que sentiste al perder a tu hijo; tres días buscándolo angustiada; pensarías qué le habría podido ocurrir en una edad en que todavía dependía de tu cuidado y de San José; te acompañamos en este dolor .... Y, por los méritos del mismo, has que los jóvenes no se pierdan por los malos caminos.

Guía: Padre Nuestro, que estás en el Cielo, santificado sea tu Nombre, venga a nosotros tu Reino, hágase tu Voluntad, en la tierra como en el Cielo.

Todos: Danos hoy nuestro pan de cada día, perdona nuestras ofensas, así como también nosotros perdonamos a todos los que nos ofenden, no nos dejes caer en tentación y líbranos de todo mal. Amén.

Avemaría de la Dolorosa (7 veces).

Guía: Dios te salve, María, llena de dolores, el Crucificado está contigo, afligida tú eres entre todas las mujeres y dolorido es el fruto de tu vientre, Jesús.

Todos: Santa María, Madre del Crucificado: danos lágrimas a los que hemos crucificado a tu Hijo, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén.

Guía: Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo.

Todos: Como era en un principio, ahora y siempre por los siglos de los siglos. Amén

4º. Dolor: El encuentro de Jesús con la cruz a cuestas camino al Calvario.

Virgen María: por las lágrimas que derramaste y el dolor que sentiste al ver a tu hijo cargando la cruz, como cargando con nuestras culpas, llevando el instrumento de su propio suplicio de muerte; ¨ Él que era creador de la vida, aceptó por nosotros sufrir este desprecio tan grande de ser condenado a muerte y precisamente muerte de cruz, después de haber sido azotado como si fuera un malhechor y, siendo verdadero Rey de reyes, coronado de espinas; ni la mejor corona del mundo hubiera sido suficiente para honrarle y ceñírsela en su frente; en cambio, le dieron lo peor del mundo clavándole las espinas en la frente y, aunque le ocasionarían un gran dolor físico, aún mayor sería el dolor espiritual por ser una burla y una humillación tan grande; sufrió y se humilló hasta lo indecible, para levantarnos a nosotros del pecado; te acompañamos en este dolor ... Y, por los méritos del mismo, has que seamos dignos vasallos de tan gran Rey, sepamos ser humildes como Él lo fue; aprendamos a cargar nuestra cruz con verdadero arrepentimiento y sigamos el camino que nos lleva al encuentro con Él.

Guía: Padre Nuestro, que estás en el Cielo, santificado sea tu Nombre, venga a nosotros tu Reino, hágase tu Voluntad, en la tierra como en el Cielo.

Todos: Danos hoy nuestro pan de cada día, perdona nuestras ofensas, así como también nosotros perdonamos a todos los que nos ofenden, no nos dejes caer en tentación y líbranos de todo mal. Amén.

Avemaría de la Dolorosa (7 veces).

Guía: Dios te salve, María, llena de dolores, el Crucificado está contigo, afligida tú eres entre todas las mujeres y dolorido es el fruto de tu vientre, Jesús.

Todos: Santa María, Madre del Crucificado: danos lágrimas a los que hemos crucificado a tu Hijo, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén.

Guía: Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo.

Todos: Como era en un principio, ahora y siempre por los siglos de los siglos. Amén

5º. Dolor: La crucifixión y la agonía de Jesús.

Virgen María: por las lágrimas que derramaste y el dolor que sentiste al ver la crueldad de clavar los clavos en las manos y pies de tu amadísimo Hijo, y luego al verle agonizando en la cruz para darnos vida a nosotros, llevó su pasión hasta la muerte, y éste era el momento cumbre de su pasión; Tú misma también te sentirías morir de dolor en aquel momento; te acompañamos en este dolor .... Y, por los méritos del mismo, no permitas  que lo sigamos crucificando con nuestros pecados, no nos dejes morir por el pecado y has que podamos recibir los frutos de la redención.

Guía: Padre Nuestro, que estás en el Cielo, santificado sea tu Nombre, venga a nosotros tu Reino, hágase tu Voluntad, en la tierra como en el Cielo.

Todos: Danos hoy nuestro pan de cada día, perdona nuestras ofensas, así como también nosotros perdonamos a todos los que nos ofenden, no nos dejes caer en tentación y líbranos de todo mal. Amén.

Avemaría de la Dolorosa (7 veces).

Guía: Dios te salve, María, llena de dolores, el Crucificado está contigo, afligida tú eres entre todas las mujeres y dolorido es el fruto de tu vientre, Jesús.

Todos: Santa María, Madre del Crucificado: danos lágrimas a los que hemos crucificado a tu Hijo, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén.

Guía: Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo.

Todos: Como era en un principio, ahora y siempre por los siglos de los siglos. Amén

6º. Dolor: La lanzada y el recibir en brazos a Jesús muerto.

Virgen María: por las lágrimas que derramaste y el dolor que sentiste al ver la lanzada que dieron en el corazón de tu Hijo; sentirás como si la hubiera dado en tu propio corazón; el Corazón Divino, símbolo del gran amor que Jesús tuvo ya no solamente a Ti como Madre, sino también a nosotros por quienes dio la vida; y Tú, que habías tenido en tus brazos a tu Hijo sonriente y lleno de bondad, ahora te lo devolvían muerto, víctima de nuestros pecados; te acompañamos en este dolor ... Y, por los méritos del mismo, has que sepamos amar a Jesús como Él nos amó.

Guía: Padre Nuestro, que estás en el Cielo, santificado sea tu Nombre, venga a nosotros tu Reino, hágase tu Voluntad, en la tierra como en el Cielo.

Todos: Danos hoy nuestro pan de cada día, perdona nuestras ofensas, así como también nosotros perdonamos a todos los que nos ofenden, no nos dejes caer en tentación y líbranos de todo mal. Amén.

Avemaría de la Dolorosa (7 veces).

Guía: Dios te salve, María, llena de dolores, el Crucificado está contigo, afligida tú eres entre todas las mujeres y dolorido es el fruto de tu vientre, Jesús.

Todos: Santa María, Madre del Crucificado: danos lágrimas a los que hemos crucificado a tu Hijo, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén.

Guía: Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo.

Todos: Como era en un principio, ahora y siempre por los siglos de los siglos. Amén

7º. Dolor: El entierro de Jesús y la Soledad de María.

Virgen María: por las lágrimas que derramaste y el dolor que sentiste al enterrar a tu Hijo; Él, que era creador, dueño y señor de todo el universo, era enterrado en tierra; llevó su humillación hasta el último momento: y aunque tú supieras que al tercer día resucitaría , el trance de la muerte era real; te quitaron a Jesús por la muerte más injusta que se haya podido dar en todo el mundo en todos los siglos; siendo la suprema inocencia y la bondad infinita, fue torturado y muerto con la muerte más ignominiosa; tan caro pagó nuestro rescate por nuestros pecados; y tú, Madre nuestra adoptiva y corredentora, le acompañaste en todos sus sufrimientos: y ahora te quedaste sola, llena de aflicción; te acompañamos en este dolor ... Y, por los méritos del mismo, concédenos a cada uno de nosotros la gracia de consolarte con la oración, enterrando nuestros pecados  y no volver a pecar.

Guía: Padre Nuestro, que estás en el Cielo, santificado sea tu Nombre, venga a nosotros tu Reino, hágase tu Voluntad, en la tierra como en el Cielo.

Todos: Danos hoy nuestro pan de cada día, perdona nuestras ofensas, así como también nosotros perdonamos a todos los que nos ofenden, no nos dejes caer en tentación y líbranos de todo mal. Amén.

Avemaría de la Dolorosa (7 veces).

Guía: Dios te salve, María, llena de dolores, el Crucificado está contigo, afligida tú eres entre todas las mujeres y dolorido es el fruto de tu vientre, Jesús.

Todos: Santa María, Madre del Crucificado: danos lágrimas a los que hemos crucificado a tu Hijo, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén.

Guía: Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo.

Todos: Como era en un principio, ahora y siempre por los siglos de los siglos. Amén

Al terminar los siete misterios:

Te ofrecemos Madre dolorosa tres Avemarías en honor a las lágrimas que derramaste y para que intercedas ante Tu Divino Hijo por las intenciones del Santo Padre, nuestro Obispo y sacerdotes.

Guía: Dios te salve, María, llena de dolores, el Crucificado está contigo, afligida tú eres entre todas las mujeres y dolorido es el fruto de tu vientre, Jesús.

Todos: Santa María, Madre del Crucificado: danos lágrimas a los que hemos crucificado a tu Hijo, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén.

Guía: Dios te salve, María, llena de dolores, el Crucificado está contigo, afligida tú eres entre todas las mujeres y dolorido es el fruto de tu vientre, Jesús.

Todos: Santa María, Madre del Crucificado: danos lágrimas a los que hemos crucificado a tu Hijo, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén.

Guía: Dios te salve, María, llena de dolores, el Crucificado está contigo, afligida tú eres entre todas las mujeres y dolorido es el fruto de tu vientre, Jesús.

Todos: Santa María, Madre del Crucificado: danos lágrimas a los que hemos crucificado a tu Hijo, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén.

Letanías

Señor, ten piedad de nosotros.
Cristo, ten piedad de nosotros.
Señor, ten piedad de nosotros.
Cristo, óyenos.
Cristo, escúchanos.
Dios, Padre celestial, ten piedad de nosotros.
Dios, Hijo, Redentor del mundo, ten piedad de nosotros.
Dios, Espíritu Santo, ten piedad de nosotros.
Santa Trinidad y un solo Dios, ten piedad de nosotros

Santa María Ruega por nosotros
Santa Madre de Dios Ruega por nosotros
Santa Virgen de las Vírgenes Ruega por nosotros
Madre crucificada Ruega por nosotros
Madre dolorosa Ruega por nosotros
Madre lacrimosa Ruega por nosotros
Madre afligida Ruega por nosotros
Madre abandonada Ruega por nosotros
Madre desolada Ruega por nosotros
Madre privada de Hijo Ruega por nosotros
Madre traspasada por la espada Ruega por nosotros
Madre abrumada de dolores Ruega por nosotros
Madre llena de angustias Ruega por nosotros
Madre clavada a la cruz en su corazón Ruega por nosotros
Madre tristísima Ruega por nosotros
Fuente de lágrimas Ruega por nosotros
Cúmulo de sufrimientos Ruega por nosotros
Espejo de paciencia Ruega por nosotros
Roca de constancia Ruega por nosotros
Ancora del que confía Ruega por nosotros
Refugio de los abandonados Ruega por nosotros
Escudo de los oprimidos Ruega por nosotros
Derrota de los incrédulos Ruega por nosotros
Consuelo de los míseros Ruega por nosotros
Medicina de los enfermos Ruega por nosotros
Fortaleza de los débiles Ruega por nosotros
Puerto de los náufragos Ruega por nosotros
Apaciguadora de las tormentas Ruega por nosotros
Auxiliadora de los necesitados Ruega por nosotros
Terror de los que incitan al mal Ruega por nosotros
Tesoro de los fieles Ruega por nosotros
Inspiración de los profetas Ruega por nosotros
Sostén de los apóstoles Ruega por nosotros
Corona de los mártires Ruega por nosotros
Luz de los confesores Ruega por nosotros
Flor de las vírgenes Ruega por nosotros
Consuelo de las viudas Ruega por nosotros
Alegría de todos los Santos Ruega por nosotros


Cordero de Dios que quitas los pecados del mundo, perdónanos Señor
Cordero de Dios que quitas los pecados del mundo, escúchanos Señor
Cordero de Dios que quitas los pecados del mundo, ten piedad de nosotros


Oración
Oh Dios, en cuya Pasión fue traspasada de dolor el alma dulcísima de la gloriosa Virgen y Madre María, según la profecía de Simeón; concédenos propicio, que cuantos veneramos sus dolores y hacemos memoria de ellos, consigamos el feliz efecto de tu sagrada Pasión. Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén

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Stabat Mater

(Estaba la Madre)

Firme junto a la Cruz Sacrosanta

En pié estaba la Madre doliente,

Contemplando de aquella pendiente,

A Jesús, su delicia y amor.

Y en profundo sollozos y en tanta,

fiera angustia apenada gemía,

que pasado su pecho sentía

por la espada cruel del dolor.

Cuál sería el horrible tormento,

de aquella alma tan cándida y pura,

como el cáliz de atroz amargura

del Dios Hijo, la Madre agotó.

Ver a un Hijo y a un Dios el aliento,

con fatiga exhalando y que expira,

de esta Madre el penar que le mira,

decid madres ¿qué madre probó?

¿Quién el raudo llorar contendría,

aunque el pecho de tigre encerrara,

si a la Madre de Cristo observara

abismada en tan hondo sufrir?

Vio la Madre a Jesús en tortura,

por las culpas de un pueblo, que ingrato,

a su Dios sacrifica insensato,

viole objeto de llanto y pesar.

Viole sobre el Calvario, por dura

mano vil en el leño clavado,

el aliento exhalar desolado

y la Faz moribunda inclinar.

Madre dulce, Purísima fuente,

de magnánimo amor, de amor santo,

por piedad no desdeñes mi llanto,

llegue al mar tu fiero dolor.

Sienta al menos mi pecho ferviente,

en la Llama Divina abrasarse,

y del fango brutal despegarse,

para ser agradable al Señor.

Las heridas del Hijo cruentas

en mi fiel corazón ¡ay! imprime;

que las penas sin fin en que gime,

todas juntas se deben a mí.

Yo merezco las crudas afrentas,

fieros golpes, agudos garfios,

si los yerros, oh Madre son míos,

¿no podré yo llorar junto a Ti?

A tu lado podré dolorido

y pegada a la tierra mi frente,

ya que no condolerme inocente,

adorar al que expira en la Cruz.

Y expiar en contrito gemido,

cabe Ti mis injustas ofensas,

y plañir en tus penas inmensas,

la agonía cruel de Jesús.

Y ora Tú, que de vírgenes santas,

en los cielos el coro presides,

no en tu gloria, a este mísero olvides

que desea contigo gemir.

Haz que siempre, postrado a las plantas,

del pendiente Jesús, yo suspire,

y que siempre presente le mire,

en su leño sangriento sufrir.

De sus llagas, mi pecho llagado,

por su Cruz Sacrosanta oprimido,

de su Sangre Divina teñido,

haz que parta con el penar.

Para que por tu ruego, aplacado

pueda hallarle en el último día,

cuando el mundo estará en agonía,

pueda entonces en Él esperar.

Oh Jesús, al salir del desierto,

no abandones un alma que llora,

para quien piadosa te implora,

tu fiel Madre, la palma inmortal.

Cuando salga por fin de su encierro,

mi alma pobre, y remonte su vuelo,

no le niegues su entrada en el cielo,

y el gozar de tu gloria eternal.

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Esta Corona, fue elegida por la Santísima Virgen, como parte del Rosario de la Armada, que se reza los días 25 de cada mes.

Indulgencias:

1.- Se concede por el Papa Benedicto XIII, en su breve "Redentoris" del 26 de Septiembre de 1724, 200 días de indulgencia por cada Padrenuestro y 200 días por cada Avemaría, si se reza en alguna Iglesia de la Orden de los Siervos de María. La misma indulgencia en cualquier lugar en los siguiente días:

a) Los viernes.

b) Cualquier día durante la Cuaresma.

c) En la Fiesta y Octava de los Siete Dolores de la Santísima Virgen.

En cualquier día del año y en cualquier lugar: 100 días.

Finalmente al que la rece sólo o acompañado, le concede 7 años y las cuarentenas.

2.- El Papa Clemente XII, con el objeto de que los fieles se acordasen de los Dolores de la Santísima Virgen y le fuesen agradecidos, el 12 de diciembre de 1734, ratifica las indulgencias de Benedicto XIII y agrega lo siguiente:

Indulgencia Plenaria y remisión de todos los pecados, a quienes recen la Corona diariamente por un mes continuo y luego confesado y comulgado. rogase por la Santa Iglesia, al que verdaderamente arrepentido y confesado, o al menos con firme propósito de confesarse, rezare esta Corona, por cada vez 100 años de indulgencia. Al que confesado y comulgando, la rezase los lunes, miércoles y viernes y en las fiestas de preceptos de la Iglesia; 150 años de indulgencia. Y al que acostumbrase rezarla cuatro veces por semana, indulgencia plenaria, en un día del año a su elección, confesando y comulgando y rezándola en aquel mismo día ( es decir, confesión, comunión y la corona, todo en el mismo día, una vez en el año).

3.- 100 días de indulgencia, cada vez que se recite en honor de los dolores, el Stabat Mater compuesto por el Papa Inocencio III. El mismo otorga la indulgencia.

Mensaje de la Virgen María el 13 de mayo de 1990:

–“La humanidad no ha acogido mi invitación maternal de volver al Señor por el camino de la conversión del corazón y de la vida, de la oración y de la penitencia…–Satanás ha sido el dominador indiscutible en los acontecimientos de este vuestro siglo, llevando a la humanidad entera al rechazo de Dios y de su Ley de Amor, difundiendo en todas partes la división y el odio, la inmoralidad y la maldad y haciendo legitimar en todas partes el divorcio, el aborto, la obscenidad y la homosexualidad, y el uso de todos los medios para impedir la vida.” La humanidad vivirá el momento de su gran castigo, será de este modo preparada para recibir al Señor Jesús, que volverá a vosotros en gloria.-… hoy, Yo desciendo todavía del cielo… para disponeros a vivir los acontecimientos que ya están a punto de cumplirse, para llevaros de la mano a recorrer el trecho más difícil y doloroso de este segundo adviento y para preparar las mentes y los corazones de todos a recibir a Jesús en el próximo momento de su retorno glorioso.”

En los innumerables mensajes que nos da nuestra Madre del cielo nos insiste en hacer penitencia (reconciliación o confesión al tener verdadero arrepentimiento de nuestros pecados), sacrificio (ayuno y obras de misericordia) y oración (rosarios y otras oraciones).

Cuando Dios perdona quita nuestros pecados y restaura nuestra alma.

Reconcíliate con el Señor y con el prójimo.

El pecado es lo que te esclaviza al mal, te enferma y te hace infeliz.

El pecado nos esclaviza. El perdón nos libera de todas las ataduras que nos amargan el alma y enferman el cuerpo.

“Busquen la paz con todos, , sin la cuál nadie verá al Señor. Asegúrense de que nadie deje de alcanzar la gracia de Dios; de que ninguna raíz amarga brote y cause dificultades y corrompa a muchos.”Hebreos 12: 14-15

No dejes que la amargura haga un pozo de hiel en tu corazón, deja que Dios te libere del pecado. Cuando Jesús te perdona, no hay quien te condene. Ten verdadero arrepentimiento de tus pecados y confiésate, cumple tu penitencia y NO VUELVAS A PECAR.

“Cuando Dios está en nuestro corazón, perdonar es posible” 1 Corintios 13: 4-8

Deja a Dios entrar en tu corazón, siéntelo vivo en tu interior. Comulga, deja entrar a Dios por medio de la Eucaristía. Ora…y deja que su Palabra entre en tus sentimientos y resplandezca en tu lengua, se asome en tu mirada y se sienta en tu mano al tocar. Deja, simplemente, que Él entre en ti, se apodere de ti y brille en ti. Lo demás solo serán resplandores del Señor.

Perdona a todo el que tengas que perdonar.

“Por el contrario, sean mutuamente buenos y compasivos, perdonándose los unos a los otros como Dios los ha perdonado en Cristo” Efesios 4:32

Se bueno como quiere el Señor, se compasivo como Jesús nos lo mostró con Dimas en la cruz del Calvario, que siendo un delincuente que reconoció sus pecados aceptaba su crucifixión. El Señor fue muy compasivo con él y lo perdonó; así también Él te perdona a ti, pues entonces tú perdona y libérate. Perdona, rompe con esa atadura, cancela para siempre esa afrenta, Si Dios perdonó a sus verdugos: “Padre, perdónalos, no saben lo que hacen” Lucas 23;34 Cuanto más tu por algo mas simple, perdona, olvida y empieza de nuevo.

“Sopórtense y perdónense unos a otros si uno tiene motivo de queja contra otro. Como el Señor los perdonó, a su vez hagan ustedes lo mismo. Por encima de esta vestidura pondrán como cinturón el amor, para que el conjunto sea perfecto.” Colosenses 3:13-14 Simplemente perdona, perdona, no te quedes con mal sentimiento, muestra el amor que tienes a Dios y perdona. Aún a tu peor enemigo, o al que cree que tu eres tu peor enemigo. Perdónalo, perdónalo de corazón y perdona por amor. Perdona y ama que tu Padre que está en lo alto verá lo que haces y te lo tomará en cuenta.