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martes, 30 de diciembre de 2014

LA SAGRADA FAMILIA

(DOMINGO SIGUIENTE AL DÍA DE NAVIDAD, 28 DE DICIEMBRE 2014)

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Esta fiesta nos presenta como modelo de familia cristiana a la familia de Jesús. Lc 2, 22-23 la Iglesia nos invita a fijarnos en la familia, que es la primera escuela del amor y la unidad. Esta familia tuvo sus momentos de sufrimiento y dolor, pero unidos pudieron soportar las pruebas y cumplieron siempre la voluntad de Dios.

Jesús trabajaba y ayudaba a su familia con generosidad; obedecía fielmente a sus padres, confiaba en ellos y los quería.

María se dedicaba a cuidar a las labores del hogar y educaba a su hijo según las Sagradas escrituras.

José trabajaba duramente con gran esfuerzo para conseguir le sustento de la familia.

LA FAMILIA CRISTIANA, ESCUELA DE VIRTUDES.

La Sagrada Palabra describe como debe ser una familia cristiana:

  • Honrar a los padres (mandamiento 4): En Sirácides 3, 3-7 y 14-17 nos dice que: “El que teme al Señor honra a sus padres” Los hijos tienen el deber de honrar a sus padres: con actos de pureza, honradez y rectitud. (mandamientos del 5º al 10º)
  • Vivir la vida de familia en el Señor para amar a Dios por sobre todas las cosas y al prójimo como a sí mismo: Practicar con los demás las virtudes de la bondad, la humildad, la dulzura, la comprensión, el amor y la paz de Cristo en nuestras familias (Col. 3 12-21)
  • Presentar y consagrar los hijos al Señor (Lc 2, 22-23), Por amor a Dios (mandamiento 1) santificar las fiestas de nuestra Iglesia (3º mandamiento), para que éstos puedan ir creciendo bajo la gracia de Dios. Y los padres eduquen a sus hijos en la fe, cumplan sus sacramentos –Bautismo, Confirmación, Eucaristía, Penitencia, Unción de los enfermos, Orden sacerdotal, y Matrimonio.-
  • Ser testigos fieles de Dios. (8º y 2º mandamiento) con nuestras obras.

La familia debe ser una escuela de virtudes. Es el lugar donde crecen los hijos, donde se forman los cimientos de su personalidad para el resto de su vida y donde se aprende a amar a Dios y ser un buen cristiano; moldeando la personalidad, inteligencia y voluntad del niño según la voluntad de Dios. Así como Jesús creció en sabiduría y gracia ante Dios y los hombres, en nuestras familias debe suceder lo mismo. Los niños deben aprender a ser amables y respetuosos con todos, ser estudiosos, trabajadores, obedecer a sus padres, confiar en ellos, ayudarlos, quererlos y orar en familia.
Cuando las familias imitan las virtudes y santidad de la Sagrada Familia se santifican convirtiéndose en dignas de entrar a la Casa de Dios: que habiendo cumplido los mandamientos y leyes del Creador se han ganado la salvación.

Preséntale a Dios tu familia unida y santa.

La familia cristiana debe asumir gozosa y testimonialmente los deberes y derechos de esa vocación y carisma. Imitar las virtudes de María, José y Jesús. Las familias separadas o que enfrentan situaciones de conflicto busquen la sanación y la reconciliación entre ellos, con sus hijos y en Dios para que sus hijos sean sanos mentalmente evitando que entre el odio, la violencia y la perdición en sus vidas.

Oración
“Oremos hoy por todas las familias del mundo para que logren responder a su vocación tal y como respondió la Sagrada Familia de Nazaret. Oremos especialmente por las familias que sufren, pasan por muchas dificultades o se ven amenazadas en su indisolubilidad y en el gran servicio al amor y a la vida para el que Dios las eligió”

(Juan Pablo II)

♫ Todo podría ser mejor si en fervor y en armonía las madres fueran como María y los Padres San José y sus hijos imitasen a Jesús de Nazaret.♫

La paz se extenderá en el mundo, cuando las familias eduquen con la Palabra de Dios, basándose en las enseñanzas de los libros de Eclesiastés, Proverbios, Sabiduría; donde encontramos explícitamente cómo ser, cómo actuar y nos dan una serie de advertencias sabias; y en base a la enseñanza que María y José dieron a Jesús y que podemos conocer al leer los Evangelios de Lucas, Mateo, Marcos y Juan que nos muestran cómo fue educado Jesús y cómo se comportaba en todos los momentos de su vida desde su nacimiento hasta su muerte y en donde resaltan sus virtudes: amor, mansedumbre, obediencia, sencillez, humildad, trabajo, honestidad, bondad, generosidad, confianza en Dios Padre. Todos los males de hoy son producto de la educación que las familias dan a sus hijos.

Las conductas de los hijos son responsabilidad de los Padres, la seguridad y el bienestar son responsabilidad de las familias de cada lugar y la PAZ es producto de aquello que hemos logrado todas las familias del mundo. Lo que los padres hacen frente a los hijos es imitado por éstos, así que cuando en nuestros hijos nos resultan conductas desagradables a los ojos de Dios no te preguntes en dónde lo aprendió ni quien se lo enseñó, ustedes padres lo enseñaron o lo permitieron. Ahora ocúpate de educarlo como Dios te lo exige: corrígelo con firmeza y con amor (Eclesiastés 30).

Cuida tu familia porque de ella entregarás cuentas al Señor.

Oración por las familias

(Tomado de B. Caballero: La Palabra cada Domingo, San Pablo, España, 1993, p. 235)
Dios Padre de todos, que te defines como Amor
Y que quisiste que tu hijo, Cristo Jesús, creciera al calor
Del amor familiar al lado de María su madre y de san José,
Bendice con tu espíritu a nuestras familias cristianas,
Que en medio de cansancios y esperanzas, dudas y alegrías,
Gozos y temores, ilusiones y desencantos, caminan hacia ti.

Haz, Señor, que crezca siempre más y más el amor mutuo
De los esposos y de los padres e hijos entre sí.
Consolida la unión de quienes llamaste al matrimonio
Y la familia, y haz que nuestros hogares reflejen fielmente
Las virtudes domésticas de la Familia de Nazaret.
Amén.

El Santo Padre llamó los trabajadores de la Santa Sede a cuidar de la vida familiar y espiritual, así como evitar que la Navidad se convierte en una fiesta de consumo; a reflexionar sobre el discurso que dirigió a la Curia Vaticana; hacer ''un examen de conciencia” para cumplir el sacramento de la Confesión ''con ánimo dócil para recibir la misericordia del Señor que llama a la puerta de nuestro corazón, en la alegría de la familia”. Un llamado que hace al mismo tiempo a toda familia cristiana.

Francisco explicó que “cuidar” implica “manifestar interés diligente y preciso que compromete tanto a nuestra alma como a nuestra actividad, hacia alguien o algo; significa mirar con atención a cualquiera que necesite cuidado sin pensar en nada más; significa aceptar el dar o el recibir cuidados”.

Invitó “a cuidar la vida espiritual, la relación con Dios, cuidar la vida familiar y la relación con los demás”. “Cuidar la forma de hablar purificando la lengua de las palabras ofensivas, cuidar las heridas del corazón con el aceite del perdón. Cuidar el trabajo realizándolo con entusiasmo, humildad y pasión”.

“Tener cuidado con la envidia, la lujuria, el odio y los sentimientos negativos que devoran la paz interior y nos transforman en personas destruidas y destructivas; tener cuidado también con el rencor, que nos lleva a la venganza, y con la pereza que nos lleva a la eutanasia existencial. Cuidar de los más pobres, los ancianos, los enfermos, los hambrientos y los vagabundos, y cuidar la Santa Navidad, para que no sea una fiesta de consumismo, apariencias, regalos inútiles y derroches”.

Francisco invitó a imaginarse “cómo cambiaría nuestro mundo si cada uno de nosotros comenzase enseguida... Esta es la verdadera Navidad: la fiesta de la pobreza del Dios que se despojó a sí mismo, tomando forma de esclavo, del Dios que se pone a servir en la mesa y que se esconde de los inteligentes y sabios para revelarse a los pequeños, los simples y los pobres... pero es sobre todo la fiesta de la paz que el Niño Jesús trae a la tierra y que los ángeles cantan”.

“Una paz que necesita nuestro entusiasmo, nuestro cuidado para calentar los corazones helados, para animar las almas descorazonadas y para iluminar los ojos apagados con la luz del rostro de Jesús”.

La familia actual está sumida en una terrible crisis de valores.

Las familias de hoy se han olvidado de Dios, tienen corazones fríos y duros. Pocas familias pueden tener corazones tibios. La familia de Dios exige corazones que ardan en su amor para poder educar a sus hijos con firmeza, dulzura, amor y sabiduría. Por desconocer las Sagrada Palabra las familias están sumidas en el pecado arrastrando a sus hijos al abismo de los pecados, están educando hijos irresponsables, sin amor, perezosos, despreocupados, irrespetuosos, exigentes, desobedientes y llenos de todos los males imaginables. Se están criando delincuentes, se está permitiendo la violencia y la angustia, la incertidumbre en sustitución del amor y la paz. La muerte ronda por doquier: secuestros, asesinatos, balaceras, depresión, estrés…

Si quieren ser familias santas entonces SANTÍFIQUENSE, lean los libros de Eclesiastés, Proverbios, Sabiduría.

Hagan el Santo Rosario en Familia, la familia que reza y ora unida permanece unida. Es una promesa que la Virgen nos dio con el Santo Rosario. Y cumplamos este deseo de la Virgen ahora, para después ya será inútil.

OREMOS POR NUESTRAS FAMILIAS, POR NUESTROS HIJOS, POR UN PUEBLO DIGNO DE DIOS.

Oración para la familia

Señor, haz de nuestro hogar un sitio de tu amor. Que no haya injuria porque Tú nos das comprensión. Que no haya amargura porque Tú nos bendices. Que no haya egoísmo porque Tú nos alientas. Que no haya rencor porque Tú nos das el perdón. Que no haya abandono porque Tú estás con nosotros. Que sepamos marchar hacia ti en tu diario vivir. Que cada mañana amanezca un día más de entrega y sacrificio. Que cada noche nos encuentre con más amor. Haz Señor con nuestras vidas, que quisiste unir, una página llena de ti. Haz Señor de nuestros hijos lo que anhelas, ayúdanos a educarlos, orientarlos por tu camino. Que nos esforcemos en el apoyo mutuo. Que hagamos del amor un motivo para amarte más. Que cuando amanezca el gran día de ir a tu encuentro nos conceda el hallarnos unidos para siempre en ti. Amén.

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