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domingo, 15 de septiembre de 2013

NUESTRA SEÑORA DE LOS DOLORES

Bajo el título de la Virgen de la Soledad o de los Dolores se venera a María en muchos lugares el 15 de septiembre. En Oaxaca se festeja el 18 de Diciembre

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Primer Dolor - La profecía de Simeón (cf. Lucas 2,22-35)

Segundo Dolor - La huida a Egipto (Mateo 2,13-15)

Tercer Dolor - El Niño perdido en el Templo (Lucas 2,41 -50)

Cuarto Dolor - María se encuentra con Jesús camino al Calvario (IV Estación del Vía Crucis

Quinto Dolor - Jesús muere en la Cruz (Juan 19,17-39)

Sexto Dolor - María recibe el Cuerpo de Jesús al ser bajado de la Cruz (Marcos 15, 42-46)

Séptimo Dolor -Jesús es colocado en el Sepulcro (Juan 19, 38-42)

La Virgen de los Dolores, firme junto a la Cruz, con la elocuencia muda del ejemplo, nos habla del significado del sufrimiento en el Plan Divino de la Redención.

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María fue la primera que supo y quiso participar en el misterio salvífico "asociándose con entrañas de madre a su sacrificio consintiendo amorosamente en la inmolación de la víctima que Ella misma había engendrado" (Lumen gentium 58). Íntimamente enriquecida por esta experiencia inefable, se acerca a quien sufre, lo toma de la mano y lo invita a subir con Ella al Calvario y a detenerse ante el Crucificado.

En aquel cuerpo martirizado está la única respuesta convincente para las preguntas que se elevan imperiosamente desde el corazón. Y con la respuesta se recibe también la fuerza necesaria para desempeñar el propio papel en la lucha que  opone las fuerzas del bien a las del mal (Salvifici doloris cf. n. 27). Y agregué: "Los que participan en los sufrimientos de Cristo conservan en sus sufrimientos una especialísima partícula del tesoro infinito de la redención del mundo, y pueden compartir este tesoro con los demás" (ib.).

Esta celebración se realiza en Memoria de Nuestra Señora de los Dolores, que de pie junto a la cruz de Jesús, su Hijo, estuvo íntima y fielmente asociada a su pasión salvadora.

La Virgen Santísima, con inmenso amor y dolor de Madre, está junto a la cruz en el momento de la muerte redentora de su Hijo, uniéndose a sus padecimientos y mereciendo por ello el título de Corredentora. Momento en que Jesús nos deja como hijos de su Madre.

Este día recordamos los sufrimientos por los que pasó María a lo largo de su vida, por haber aceptado ser la Madre del Salvador.
Este día se acompaña a María en su experiencia de un muy profundo dolor, el dolor de una madre que ve a su amado Hijo incomprendido, acusado, abandonado por los temerosos apóstoles, flagelado por los soldados romanos, coronado con espinas, escupido, abofeteado, caminando descalzo debajo de un madero astilloso y muy pesado hacia el monte Calvario, donde finalmente presenció la agonía de su muerte en una cruz.
María saca su fortaleza de la oración y de la confianza en que la Voluntad de Dios es lo mejor para nosotros. Es Ella quien, con su compañía, su fortaleza y su fe, nos da fuerza en los momentos de dolor, en los sufrimientos diarios. Pidámosle la gracia de sufrir unidos a Jesucristo y ofrezcamos muestro dolor a Dios como sacrificio por la salvación de las almas.

Consolemos a Nuestra Madre Dolorosa haciendo el Rosario de los Siete Dolores de María o la Oración de los Siete Dolores de María. http://tiempodelasantafe.blogspot.mx/

María, tú que has pasado por un dolor tan grande y un sufrimiento tan profundo, ayúdanos a seguir tu ejemplo ante las dificultades de nuestra propia vida.

La Santísima Virgen María manifestó a Sta. Brígida que concedía siete gracias a quienes diariamente le honrasen considerando sus lágrimas y dolores y rezando siete Avemarías:

1. Pondré paz en sus familias

2. Serán iluminados en los Divinos Misterios

3. Los consolaré en sus penas y acompañaré en sus trabajos.

4. Les daré cuanto me pidan, con tal que no se oponga a la voluntad adorable de mi Divino Hijo y a la santificación de sus almas

5. Los defenderé en los combates espirituales con el enemigo infernal, y protegeré en todos los instantes de su vida

6. Los asistiré visiblemente en el momento de su muerte

7. Verán el rostro de su Madre.

He conseguido de mi Divino Hijo que las almas que propaguen esta devoción a mis lágrimas y dolores sean trasladadas de esta vida terrenal a la felicidad eterna directamente, pues serán borrados todos sus pecados, y mi Hijo y Yo seremos su consolación y alegría. Estén siempre alegres, oren si cesar, (1 Tes 5,15)

Pidamos a la Virgen de los Dolores que alimente en nosotros la firmeza de la fe y el ardor de la caridad, de forma que llevemos con valor nuestra cruz cada día (cf. Lc 9, 23) y así participemos eficazmente en la obra de la redención. "Fac ut ardeat cor meum", "¡haz que, amando a Cristo, se inflame mi corazón, para que pueda agradarle!"  Amén.

Hoy María, seguramente, está sufriendo muchos dolores por nosotros sus hijos que no queremos ser guiados por ella para entrar en el camino que nos conduce a nuestro Redentor. ´Cuánto dolor siente una Madre que dio a su Hijo al mundo en Crucifixión, cuánta sangre derramó su Hijo por salvarnos y nosotros no valoramos el precio de esa sangre derramada por limpiar nuestros pecados. Día a día lo seguimos crucificando con nuestros pecados en todos los niveles: pueblo, gobierno, laicos y no laicos. TODOS clavamos dagas en el corazón amoroso de Nuestra Madre.

Consolemos sus dolores y ofrezcamos reparación haciendo el Rosario  a la Virgen de los Dolores, Rosario de las Lágrimas de María o Rosario de las Lágrimas de Sangre durante el mes de septiembre.

Este Rosario se hace con un collar de cuentas de 49 cuantas morado oscuro o negro separadas por una medalla de cada dolor.

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