Jesucristo Agonizante nos pregunta en sus mensajes y oraciones dadas al nigeriano Bernabé Nwoye, a quien le reveló las oraciones contenidas en el Devocionario de la Sangre de Cristo: ¿Dónde está la Verónica de estos tiempos? Leamos su llamado:
SEXTO LLAMADO ANGUSTIOSO
“Hijo Mío, acércate a Mí y escucha Mi angustioso llamado. Diariamente ando buscando quien Me consuele, y no encuentro a nadie. Mira Mi rostro Agonizante. ¿Dónde está la Verónica de estos tiempos? ¿Dónde está para que Me limpie el rostro y Me consuele? ¿Acaso se ha unido a la multitud gritando: ¡crucifícalo, crucifícalo!?
Se han olvidado que Yo Soy su Mesías, que los sacó de Egipto, que los alimentó con el maná celestial y los acogió bajo Sus alas en seco y ardiente desierto.
Me has rechazado y ya no hay nadie que me ayude. Hijo, así es como tú abandonas tu cruz, y te alejas del camino del Calvario, dejándome sufrir solo.
En verdad te digo, hijo Mío… NO HAY OTRO CAMINO QUE TE CONDUZCA A LA TIERRA PROMETIDA, QUE EL CAMINO DE LA SANTA CRUZ. CARGA CON TU CRUZ Y SÍGUEME TODOS LOS DÍAS DE TU VIDA.
Ayúdame a cargar todas estas cruces que han sido rechazadas, que Mi pueblo ha abandonado para que Yo las lleve. HIJO… VIVE TU VIDA DE CONSAGRACIÓN. Carga tu cruz y sígueme. ¡Yo Soy Jesucristo Agonizante, que te llamo para que REGRESES!”
Verónica en la sexta estación del Via Crucis se arma de un valor y hace lo que nadie de los ahí presentes hizo: se atrevió a darle agua a Jesús, su corazón palpitaba de dolor y sabiendo con toda certeza que podría ser castigada duramente por este atrevimiento, solo le importó dar un poco de agua al Señor y ofrecerle su manto para secar su ensangrentado rostro y consolarlo de esta manera. Jesús ve en Verónica el consuelo que no le dieron ni los apóstoles, ni los que decían creer en Él y estaban ahí presentes. Aunque no pudo disfrutar del agua que le tiraron sus verdugos, sus labios alcanzaron a mojarse y toma el velo que le ofrece esta mujer a la que había curado de flujos de sangre. Que plan tan doloroso tuvo Dios con esta mujer, que al ser sanada de flujos de sangre, ahora le correspondía con amor tan hermoso milagro, solo que ella era la que ahora limpiaba la sangre de quien la sanó. Dolorosa manera de corresponder a este amor, pero no le importaba a Verónica más que poder dar un poco de consuelo a Jesús y no le importaba lo que hicieren con ella los romanos; solo le importó servir a su Señor, su Dios, nuestro Salvador. Jesús la premia por tan arriesgado valor y quiso dejar su rostro impreso en el velo que hoy está en Turín, Italia y se le conoce como el Santo Sudario y el Velo de Verónica. ¿Quién de nosotros consuela a Jesús con las oraciones que Él mismo dictó a Bernabé Nwoye y que están en el Devocionario de la Preciosísima Sangre de nuestro Señor Jesucristo? ¿Quién hace la Hora de Getsemaní para hacer reparación por sus pecados, para consolarlo y adorarlo? Decimos amar a Jesús pero más fácil caemos en la tentación de ir de fiesta o parranda en la noche hasta la madrugada que orar al menos una hora cada jueves de 11:00 PM a 12:00 de la noche. Escucha el llamado de Jesucristo y consuélalo.
Jesús deja impreso su rostro en el velo |
¿Quién soporta ver a su Salvador muerto, escarnecido y cubierto de sangre en brazos de su Madre a quien antes de expirar nos entregó a Ella como hijos y hermanos suyos? ¿Qué le decimos a esta adolorida Madre cada vez que flagelamos y crucificamos a su Hijo con cada pecado que cometemos?
“Mujer ahí tienes a tu hijo” Con esas palabras dichas a su Madre junto a Juan, Él nos entrega también como hijos suyos. ¿Merecemos ser hijos de María? ¿Somos hijos obedientes? y ´Jesús en su infinito amor hacia nosotros sus indignos hermanos todavía nos pide que regresemos a Dios:
“¡Yo Soy Jesucristo Agonizante, que te llamo para que REGRESES!”
Consolemos a Cristo con nuestra vida libre del pecado. Consolémonos con una Hora de Getsemaní a la semana, cada jueves de las 11:00 a las 12:00 de la noche, es solo una hora. Y al menos este mes de julio vayamos en familia a las parroquias a ofrecer el rosario Mariano y el de la Sangre de Cristo juntos. y los días 13, 14 y 15 de julio ofrezcamos la novena a la Santísima Trinidad, si es posible con todas las oraciones del Devocionario, En las parroquias podemos organizarnos para que un grupo haga al menos una oración o un rosario. Y al menos hagamos diario las ORACIONES DE REPARACIÓN A JESUCRISTO AGONIZANTE, 0 LLAMADOS ANGUSTIOSOS
Consolemos a Jesús
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