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sábado, 21 de diciembre de 2013

La sagrada familia

30 de diciembre

Dios quiso nacer dentro de una familia para que tuviera alguien que lo cuidara, lo protegiera, lo ayudara y lo aceptara como era. Con este hecho Dios ha santificado la familia humana.

María y José cuidaban a Jesús, se esforzaban y trabajaban para que nada le faltara, tal como lo hacen todos los buenos padres por sus hijos.

Jesús aprendió a trabajar y a ayudar a su familia con generosidad. Jesús. Él siendo Todopoderoso, obedecía fielmente a sus padres humanos, confiaba en ellos, los ayudaba y los quería. Se dedicaba a los más humildes trabajos diarios.

María se dedicaba a cuidar que no faltara nada en la casa de Nazaret. Educaba a su hijo según las Sagradas escrituras.

José trabajaba duramente con gran esfuerzo para conseguir le sustento de la familia.

Las familias de hoy, deben seguir este ejemplo tan hermoso que nos dejó Jesús tratando de imitar las virtudes que vivía la Sagrada Familia: sencillez, bondad, humildad, caridad, laboriosidad, etc.

La familia debe ser una escuela de virtudes. Es el lugar donde crecen los hijos, donde se forman los cimientos de su personalidad para el resto de su vida y donde se aprende a ser un buen cristiano. Es en la familia donde se formará la personalidad, inteligencia y voluntad del niño. Enseñar a los niños el camino hacia Dios para llevar con amor estas almas al cielo.

“La familia es la primera comunidad de vida y amor el primer ambiente donde el hombre puede aprender a amar y a sentirse amado, no sólo por otras personas, sino también y ante todo por Dios.” (Juan Pablo II, 1990).

Así como Jesús creció en sabiduría y gracia ante Dios y los hombres, en nuestras familias debe suceder lo mismo. Esto significa que los niños deben aprender a ser amables y respetuosos con todos, ser estudiosos obedecer a sus padres, confiar en ellos, ayudarlos y quererlos, orar por ellos, y hacer oración en familia.

La salvación del mundo, el porvenir de la humanidad de los pueblos y sociedades pasa siempre por el corazón de toda familia. Es la célula de la sociedad. Cuando las familias imitan las virtudes y santidad de la Sagrada Familia se santifican y entonces son dignas de ser parte de la Casa de Dios. A donde ha de llegar la familia completa, llenas del amor de Dios; que habiendo cumplido los mandamientos y leyes del Creador se han ganado la salvación.

En la segunda venida del Señor ¿como le presentarás a tu familia?

Más vale para su salvación que sea una familia unida y santificada.
Oración
“Oremos hoy por todas las familias del mundo para que logren responder a su vocación tal y como respondió la Sagrada Familia de Nazaret. Oremos especialmente por las familias que sufren, pasan por muchas dificultades o se ven amenazadas en su indisolubilidad y en el gran servicio al amor y a la vida para el que Dios las eligió”

(Juan Pablo II)

♫ Todo podría ser mejor si en fervor y en armonía las madres fueran como María y los Padres San José y sus hijos imitases a Jesús de Nazaret.♫

Si así fuera la paz se extendería en el mundo, cuando las familias eduquen con la Palabra de Dios entonces gozaremos de la paz y el mundo se salvará. Todos los males de hoy son producto de la educación que proviene de las familias, máxima institución educadora. Pues al no educar a los hijos según las enseñanzas de Jesús, de acuerdo a la palabra de Dios, los padres de hoy hemos permitido que los males dominen a nuestros hijos.

Como padres es necesario conocer la Sagrada Escritura completa para poder educar a nuestros hijos como Dios manda. Tres Libros Bíblicos básicos para guiarnos en esta tarea son Proverbios, Sabiduría y Eclesiatés o Sirácides, en los que encontramos enseñanzas sabias y advertencias sobre nuestros actos que fueron superadas por las enseñanzas de Jesús. El capítulo 30 de Eclesiatés trata de cómo los padres debemos educar a los hijos y cómo corregirlos.

Las conductas de los hijos son responsabilidad de los Padres, la seguridad y el bienestar son responsabilidad de las familias de cada lugar y la PAZ es producto de aquello que hemos logrado todas las familias del mundo. Lo que los padres hacen frente a los hijos es imitado por éstos, así que cuando en nuestros hijos nos resultan conductas desagradables a los ojos de Dios no te preguntes Dios ¿Qué he hecho? ¿En qué me equivoqué? Mejor ocúpate de tomar la Biblia cada día y enseñarle con amor la Palabra de Dios contenida en ella. Que sea es Espíritu de Dios, su Palabra misma la que vaya formando el carácter de tu Hijo.

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