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martes, 20 de agosto de 2013

Nuestra Sra. de las Nieves

Fuente: Corazones.org

Nuestra Señora, Protectora de Roma o Auxilio del Pueblo Romano
Fiesta: 5 de agosto.

zvirgen_sta_maria_magiore_thumb_thum  Nuestra Señora se apareció a un matrimonio en Roma y al Santo Padre.

Según una tradición, en el siglo IV vivía en Roma una piadosa pareja. Él se llamaba Juan Patricio mientras que el  nombre de su esposa se desconoce. Habían sido bendecidos con abundancia de bienes y también de fe. Sin embargo, su gran dolor era no tener hijos con los que pudieran compartir sus dones. Durante años habían rezado por un hijo y heredero. En esta situación pasaron muchos años sin ningún resultado. Por fin decidieron nombrar como heredera a la Santísima Virgen y le rezaron con devoción para que los guiara en la asignación de la herencia.

Nuestra Señora les agradeció sobremanera y la noche del 4 de agosto, se le apareció a Juan Patricio y a su esposa, diciéndoles que deseaba que construyeran una basílica en el Monte Esquilino (una de las siete colinas de Roma), en el punto preciso que ella señalaría con una nevada. También se le apareció al Papa Liberio con el mismo mensaje. En la mañana siguiente, el 5 de agosto, mientras brillaba el sol en pleno verano, la ciudad quedó sorprendida al ver un terreno nevado en el Monte Esquilino. La pareja, feliz, se apresuró al lugar y el Papa Liberio marchó hacia el mismo en solemne procesión. La nieve cubrió exactamente el espacio que debía ser utilizado para la basílica y desapareció una vez señalado el lugar. Pronto se construyó la Basílica de Santa María la Mayor.

Grandes devotos de la Santísima Virgen

El Papa Liberio buscaba una imagen de la Santísima Virgen que fuera digna de esta espléndida Basílica de Sta. María la Mayor. El mismo donó la famosísima Madonna, Nuestra Señora y el Niño, la cual, según una tradición había sido pintada por San Lucas sobre una gruesa tabla de cedro de casi cinco pies de alta y tres y un cuarto de ancha, y llevada a Roma por Santa Helena. Esta obra es venerada en el oratorio pontificio.

A lo largo de los años, el pueblo de Roma ha sido muy devoto de la Madonna. Cada vez que Roma se encontraba en peligro de calamidades o de pestilencia, corría en bandadas al santuario de Nuestra Señora para pedirle auxilio. La imagen era llevada en procesión solemne, con gran devoción. La Virgen Santísima les demostró ser una poderosa protectora con grandes milagros.

Durante el pontificado de San. Gregorio el Grande, una peste terrible arrasó con la ciudad de Roma. El Pontífice ordenó que se hiciera una procesión penitencial desde Santa María la Mayor, en la cual el mismo llevaba una estatua de la Virgen. Durante la procesión 80 personas murieron, pero el pontífice continuaba sus oraciones. Cuando llegaron al puente que cruza el río Tiber, oyeron cantos de ángeles en el cielo. De pronto sobre el castillo (que hoy se llama "de San Ángelo"), se apareció el arcángel San Miguel. En su mano derecha llevaba una espada que metió en su vaina. En ese mismo momento ceso la peste.

En la actualidad, esta advocación se le llama Nuestra Señora, Protectora de Roma o Auxilio del Pueblo Romano. El Señor también ha obrado milagros --por medio de la Stma. Virgen-- a través de numerosas réplicas, particularmente sobre una que pertenecía a los Padres Jesuitas.

Los Papas siempre han sentido una tierna devoción por esta imagen de la Virgen María. Algunos han pasado incluso noches enteras en oración ante él. Benedicto XIV hizo el compromiso de hacerse presente para el canto de las letanías de Sta. María la Mayor todos los sábados. El Papa Pablo V, la noche en que iba a morir, manifestó el deseo de que lo llevaran a la capilla de Nuestra Señora para así poder morir a sus pies.

Instauración de la fiesta de María, Reina

El 1º de noviembre, de 1954, al final del Año Mariano, el Santo Padre Pío XII colocó una corona enjoyada sobre la pintura de Nuestra Señora, Protectora de Roma. En ese momento, se levantó un fuerte llanto de entre la gran multitud congregada en Sta. María la Mayor: "¡Viva la Reina!". El Papa nombró a la Virgen Reina de cielos y tierra y decretó que se celebrara una fiesta especial para honrarla bajo ese título.

No era éste un nuevo privilegio para la Madre de Dios. Ella siempre ha sido considerada nuestra Reina, como lo testifica el arte Mariano desde los primeros siglos y las oraciones, especialmente la Letanía de Loreto. Sin embargo, no había hasta entonces fiesta en particular que lo conmemorara. En la actualidad esta fiesta se celebra el 22 de agosto.

La fiesta de Nuestra Señora de las Nieves, 5 de agosto, se celebraba, en principio, solamente en la basílica, se extendió en el siglo XIV a toda Roma y, finalmente, San Pío V la declaró fiesta de la Iglesia universal en el siglo XVII.

 

En Santa María la Mayor.
Reina de la Paz
Instalada por Pio XII
en agradecimiento por el final
de la II Guerra Mundial

domingo, 11 de agosto de 2013

Mensajes del Cura de Ars

San Juan-María Vianney dice:

“Mis hermanos y hermanas, todos los sacerdotes deberían tener como su prioridad el proveer los sacramentos a su rebaño, pero en segundo lugar y también muy importante, es que ellos deberían ser devotos al Santo Rosario y difundir esta devoción.  Si los sacerdotes siguieran este plan, no habría malos sacerdotes.”

“Les extiendo mi Bendición Sacerdotal.” (7 de Octubre del 2010)

 

“Los sacerdotes necesitan tomar seriamente su cargo, el cual es la salvación de cada alma que Jesús les asignó.  Mucho se hace en trabajo social, en psicología moderna y cosas por el estilo.  No se hace suficiente énfasis en el pecado, en la salvación, en el Cielo ni en el Infierno.” 4 de Agosto de 1998

Oración

“Hija Mía, deseo que todos los sacerdotes reciban y recen con el corazón esta oración cada día.  Esto fortalecerá vocaciones y levantará espíritus decaídos.”


Querido Jesús, me pongo bajo la Bendición Completa de los Corazones Unidos.  Con esta Bendición, deseo un entendimiento profundo de mis faltas.  Con tu ayuda, no me defenderé, sino que por Tu asistencia, trabajaré para vencer cada obstáculo y debilidad que me detiene en el sendero de la santidad.”

“Imprime en mi corazón un gran amor por las virtudes, muy especialmente por el Amor Santo y la Santa Humildad, a fin de que cada virtud pueda crecer en mí.  Yo deseo ser santo y deseo la santificación viviendo en la Divina Voluntad de Dios.  Amén.”

“Los sacerdotes que recen fielmente esta oración, recibirán Mi protección especial sobre sus vocaciones.  Por Mi mano, ellos serán guiados hacia el Corazón Paternal del Padre."  La Santísima Virgen, 18 de Agosto del 2007

viernes, 2 de agosto de 2013

ADORACIÓN NOCTURNA

Sábados de 8:00 pm a 12: 00 pm

Parroquia de Nuestra Sra. de San Juan de los Lagos

Col. Santa Fe, Tuxtepec

 

Jesús, el cordero inmolado, el Salvador, nuestro Redentor, aceptó ser crucificado por limpiar nuestros pecados y salvarnos en su primera venida. En la segunda venida vendrá como el novio, como el Juez Justo, el Cristo Rey y viene para juzgarnos, ya fue crucificado ahora nos pedirá cuentas de nuestra vida, AHORA nos toca a nosotros hacer lo necesario para salvarnos:

¿Has cargado tu cruz y sigues a Cristo?

¿Cumples los mandamientos del Señor?

¿Llevas una vida santa?

¿Haces obras de misericordia?

¿Te arrepientes de tus pecados y tratas de no pecar nuevamente después de confesarte y cumplir la penitencia?

¿Haces el Santo Rosario Mariano y el de la Preciosa Sangre de Cristo en familia diariamente?

¿Vives en sencillez y humildad?

VEN y adora a tu Señor el que te salvó, el que te amó hasta dar su vida por ti. Ven cada sábado a las 8 de la noche a adorarlo con cantos, oraciones, escuchando un tema que alimentará tu espíritu y participa al final de la Santa Misa. Ven a amar a tu Señor que está solo en Getsemaní por nuestros pecados. Acompáñalo tan siquiera una hora. Ven que Él te está esperando. Escucha su llamado y asiste.

INVITACIÓN: ORAR POR LOS SACERDOTES

 

INVITACIÓN

a orar por nuestros  los sacerdotes

Al inicio del año sacerdotal, el sacerdote de la parroquia de mi colonia nos invitó a tomar una papelito de una canastita, el cuál tenía escrito el nombre de un sacerdote y nos invitó a orar por el sacerdote que decía el papelito. Entonces se me ocurrió pedirle a San Juan Vianney por nuestros sacerdotes. Ahora les invito a unirnos en oración por los sacerdotes del mundo, de nuestra patria, diócesis y parroquia haciendo esta oración y otras que he escrito recientemente para consagrarlos al Sagrado Corazón de Jesús, al Inmaculado Corazón de María y ponerles la Armadura de Dios para que puedan resistir a los ataques del enemigo como los resistió este Santo Cura. Recordemos que el demonio quiere desprestigiar nuestra Iglesia al desprestigiar a nuestros sacerdotes por eso debemos unirnos siempre en oración. Es por nuestra Iglesia que es el Cuerpo de Cristo.

Unámonos en oración este 4 de agosto a las 8:00 pm

 Santo cura de Ars Juan María Vianney
Patrón de los sacerdotes, ejemplo de humildad, caridad y gran amor a Dios.

Te pedimos intercedas ante Dios Padre, Dios Hijo, Dios Espíritu Santo y ante nuestra Sagrada Madre María para que nos den sacerdotes santos que llenos de:

Sabiduría juzguen las cosas humanas según la medida y a la luz de Dios.

Inteligencia comprendan la Palabra de Dios y profundicen las verdades reveladas.

Ciencia para descubrir la infinita distancia que separa a las cosas del Creador, su intrínseca limitación.

Consejo sugiriéndole lo que es lícito, lo que corresponde, lo que conviene más al alma.

Fortaleza para permanecer coherentes con los propios principios; soportando ofensas y ataques injustos; en la perseverancia valiente, entre incomprensiones y hostilidades, en el camino de la verdad y de la honradez.

Piedad para sanar sus corazones de todo tipo de dureza y abrirlo a la ternura para con Dios y para con los hermanos.

Temor a Dios como humilde reconocimiento de la infinita grandeza del Creador; para no disgustarlo orientando sus acciones a las cosas que agradan al Señor, evitando las tentaciones y el pecado, permanecer y crecer en la caridad.

Tu que contra muchos obstáculos y contradicciones tuviste que luchar y sufrir para llegar a ser el perfecto cura que fuiste, con tu espíritu de profunda fe que te sostuvo en todas estas batallas; queremos servir mejor a Dios. Por esto, obtén para el Papa y los sacerdotes de tu patria mexicana y del mundo entero más valor y especialmente una profunda fe. Ayúdalos a ser buenos sacerdotes como tú.
Tú, que siempre confiabas enteramente en el corazón de Dios, obtén para ellos, una confianza filial y profunda en su Providencia. Así como la esperanza de bienes divinos llene sus corazones, dales valor y ayúdalos a obedecer siempre los mandamientos de Dios.

Por causa de tu amor a Dios mostraste una gran caridad hacia tu prójimo. Así te sacrificaste a ti mismo por tu prójimo mediante el consuelo, la absolución y santificándoles hasta el límite de tus fuerzas. Que tu caridad nos inspire a nosotros, al Papa y sacerdotes a un mayor amor a Dios, un amor que se muestre más por los hechos que por las palabras. Ayúdanos a amar a nuestro prójimo con igual generosidad que como Cristo nos ama.

Tú fuiste tan inflexible contra el pecado, y sin embargo, tan amable y dispuesto a acoger al pecador. Acudimos a ti para que nos escuches como confidentes arrepentidos por las debilidades y acciones miserables y obtén para nosotros, para el Papa y sacerdotes el horror al pecado para que evitemos las ocasiones de pecar. Ayúdanos a romper con los malos hábitos y evitar las ocasiones peligrosas de pecar. Ayúdanos hoy a examinar nuestra conciencia y liberarnos del pecado, a reconocer la importancia de una buena confesión y confesarnos cada vez que cometamos pecado, a tener siempre arrepentimiento de nuestros pecados, para que así la gracia de la final perseverancia y también la santificación de las almas de nuestros sacerdotes sean aseguradas. Te pedimos también para ellos esta gracia.
Tu único consuelo en este mundo era la presencia real de Jesús en el tabernáculo, Tú negabas la comunión a las almas que se negaban a reformarse, pero a las almas de buena voluntad les abrías de par en par las puertas de la fiesta de la eucaristía. Tú, que cada día en la Santa Misa recibías la Santa Comunión con gran amor, danos algo de tu fervor. Libre de pecado mortal, obtén para nosotros un sincero deseo de beneficiarnos al recibir la Santa Comunión.

Los infames ataques del demonio que tuviste que sufrir y las pruebas que te desalentaban hasta la fatiga no te hicieron abandonar la sublime tarea de convertir las almas. Aunque el demonio iba contra ti, gracias a la mortificación y las oraciones Dios te ayudaba a ganar esas batallas. Poderoso protector, tu conoces bien el deseo del tentador por dañar nuestra alma bautizada y creyente. El quisiera vernos pecar rechazando los Santos Sacramentos y la vida de virtud. Buen santo de Ars ahuyenta de nosotros, del Papa y de todos los sacerdotes toda interferencia del enemigo.

Tú que fuiste considerado un “ ángel en un cuerpo mortal", que edificaste a tantos otros; la modestia y la exquisita pureza radiaban de tu cuerpo. Con ese encanto y con ese entusiasmo predicaste a otros acerca de esas bellas virtudes que tu decías se asemejaban al perfume de un viñedo en flor. Por favor te imploramos que unas tus súplicas a las de María Inmaculada y Santa Filomena para que siempre guardemos, tal y como Dios nos pide, la pureza de nuestros corazones, del Papa y de los sacerdotes. Tú, que has dirigido a tantas almas hacia las alturas de la virtud, defiéndenos en las tentaciones y obtén para nosotros la fortaleza para conquistarlas.
Siempre esperaste el descanso en la otra vida y lo has logrado, queremos seguirte y enséñanos a trabajar por la salvación de nuestras almas, a difundir la buena nueva, el buen ejemplo y a hacer el bien a los que nos rodean y así poder recibir la felicidad de los elegidos contigo.

Santo Cura de Ars, tenemos confianza en tu intercesión. Ruega por todos el Santo Papa y los sacerdotes para que cultiven las gracias que obtuviste de Dios por tu gran amor y obediencia a sus mandatos, que siendo tú su ejemplo, imiten tus cualidades y se santifiquen. Enséñales todas tus virtudes y todas aquellas que se requieren para que salven muchas almas para Dios y ganen muchas batallas contra el enemigo. Que el amor de Cristo, la dulzura y ternura de su voz se trasmita en las voces del Papa y los sacerdotes, Amén.

Jesucristo tu mismo dijiste que la mies es mucha y los obreros son pocos, que pidamos más obreros. En los mensajes que diste a Bernabé le pides que oremos por los sacerdotes y el Santo Papa; por eso confiados en tu amor te pedimos cubras con tu Sangre preciosa al Papa y a todos los sacerdotes, únelos como una fortaleza impenetrable por el enemigo, santifícalos y hazlos buenos pastores de tu pueblo, ayúdales a enfrentar todas las dificultades con tu sabiduría y que confiados en Ti caminen firmes para ganar la batalla contra el mal y venga tu reino. Apártalos de las tentaciones para que permanezcan fieles a Ti. No permitas que alguno de nosotros pelee contra el clero ni los critiquemos pues tu los elegiste y los pusiste donde los tienes, antes bien haznos obedientes a tu iglesia, no al maligno. Únenos a Ti y a tu Santísima Madre en la batalla contra el enemigo y las herejías. Danos fortaleza para orar diario por tu Santa Iglesia que es Tu Cuerpo y por el Papa hagamos el rosario para que se mantenga firme en su Fe y cumpla fielmente tu encargo. Amén.

Madonna

Consagración de los sacerdotes al Inmaculado Corazón de María

Madre Misericordiosa que siempre estas pendiente de tus hijos  en esta tierra, con inmenso amor acudo a tu llamado de orar por nuestros sacerdotes a quienes te consagro este día y para siempre, tómalos como Hijos Tuyos, igual que tomaste a Juan como hijo al pie de la cruz .

Enséñales la dulzura de tu tierno y amantísimo corazón; para que dirigiéndose con inmenso amor al prójimo puedan convertir muchos pecadores que habitamos en este mundo.

En sus lenguas pon palabras sabias y dulces, en sus corazones pon una llama de tu ardiente amor, en su mirada pon tu dulce ternura, en sus acciones pon el celo del santo sacerdote, que tenga una casta fidelidad a Dios, en sus pensamientos la alegría del evangelio y en la eternidad la unión en Dios. Amén.

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Consagración de los sacerdotes al Sagrado Corazón de Jesús

Sagrado Corazón de Jesús, yo humilde sierva tuya no tengo más deseo  que orar desde mi corazón, cumplir tus santos deseos y tu sagrada voluntad, suplicante te pido escuches mi oración:

Te consagro a los sacerdotes que Tú mismo elegiste para ser los pastores de Tu pueblo, tómalos como posesión Tuya y parte de Tu Ser, habita en sus corazones para que latan unidos al Tuyo; si en sus corazones hay frialdad o tibieza, hazlos ardiente como el Tuyo, si en sus corazones hay aflicciones dales Tu confianza, si en sus corazones hay desamor llénalos de Tu amor, en sus corazones frágiles o débiles pon Tu firmeza y fortaleza, y que así como fueron unidos tus pies en la cruz y por la sangre que manó de Tu pie derecho une fuertemente a todos los sacerdotes con el Papa para que caminen juntos en la humildad, la sencillez, la caridad y el amor al prójimo con tierna dulzura para que puedan cumplir fielmente la misión de ir a evangelizar a tu pueblo tal como lo ordenaste a los apóstoles guiados por Ti a través de San Pedro, en quien edificaste Tu Iglesia e hiciste Primer Papa; ponles Tu armadura. Cubre sus cabezas con el yelmo de la salvación, ponles un corazón semejante al Tuyo, cíñelos con el cinto de la verdad, calza sus pies con el apresto del evangelio de paz, dales la coraza de justicia, el escudo de la fe y la espada del Espíritu para que apaguen todos los dardos de fuego con que los ataca el maligno.

Si tomas como tuyos a todos los sacerdotes y les pones tu armadura se santificarán, Tu pueblo se convertirá y seguirá a María, Tu misericordiosa Madre, quien con maternal acompañamiento nos conducirá a Ti y entraremos a Tu reino. Amén.

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Consagración al Inmaculado Corazón de María, Madre de todos. 

Yo, humilde sierva Tuya, con el corazón desbordante de alegría porque en el momento más doloroso de tu vida cuando perdías a Tu Hijo amado al pie de la Cruz por nuestros pecados, nuevamente dijiste Sí y aceptaste ahora la solicitud de Tu Hijo de tomarnos como Hijos Tuyos; me consagro servicial y amorosamente a tu Inmaculado Corazón, porque quiero así hacerlo por libre voluntad, porque creo en Dios Padre, Dios Hijo, Dios Espíritu Santo y porque creo en Ti que eres Madre de Dios Hijo y Madre Nuestra, por amor de Jesús a nosotros que nos ama como hermanos. Me consagro con corazón sincero y te entrego mi voluntad para que guíes mis pasos y mis acciones, para que seas dueña absoluta de todo mi ser y hagas de mí lo que sea necesario para Gloria de Dios. Te consagro mi vida entera, a mi familia y a toda mi descendencia para que dispongas de ella a tu servicio. Te consagro a mi Patria y al mundo entero y te pido que ofrezcas a Tu Hijo todas mis oraciones, sacrificios y ayunos por la conversión de los pecadores que tanto ofenden a Tu Inmaculado Corazón y que siguen flagelando y crucificando a Cristo nuestro Redentor.

Yo prometo ser siempre fiel a tus deseos y solo te pido fortaleza para no caer ante las dificultades y ayudarte en la batalla contra el maligno y todos sus agentes  por medio del santo Rosario. Amén

Preces por los sacerdotes

A nuestro Santísimo Padre el Papa,

-Dale Señor tu corazón de buen pastor

A los sucesores de los apóstoles

-Dales Señor solicitud paternal, por sus sacerdotes.

A los obispos puestos por el Espíritu Santo

-Compromételos con sus ovejas Señor.

A los párrocos

-Enséñales a servir y no a ser servidos, Señor.

A los confesores y directores espirituales

-Hazlos Señor, instrumentos dóciles de tu espíritu.

A los que anuncian tu palabra

-Que comuniquen espíritu y vida Señor.

A los asistentes de apostolado seglar

-Que los impulsen con tu testimonio Señor.

A los que trabajan por la juventud

-Que la comprometan contigo Señor.

A los trabajan entre los pobres

-Haz que te vean y te sirvan en ellos Señor.

A los que atienden a los enfermos

-Que les enseñen el valor del sufrimiento, Señor.

A los sacerdotes pobres

-Socórrelos Señor

A los sacerdotes enfermos

-Sánalos Señor

A los sacerdotes ancianos

-Dales alegre enseñanza Señor.

A los tristes y afligidos

-Consuélalos Señor.

A los sacerdotes turbados

-Dales tu paz Señor.

 

A los sacerdotes que están en crisis

-Muéstrales tu camino Señor.

A los calumniados y perseguidos

-Defiende su casa, Señor.

A los sacerdotes tibios

-Inflámalos Señor.

A los sacerdotes desalentados

-Reanímalos Señor

A los sacerdotes caídos

-Levántalos Señor.

A los que han dejado el ministerio sacerdotal

-Perdónalos y que sigan my unidos a ti Señor

A los sacerdotes difuntos

-Dales el eterno descanso en tu reino, Señor.

A los que aspiran el sacerdocio

-Dales la perseverancia Señor

A todos los sacerdotes

-Dales fidelidad a ti y a tu iglesia Señor.

A todos los sacerdotes

Dales obediencia y amor al Papa, Señor.

A todos los sacerdotes

Que vivan en comunión con su Obispo, Señor.

Que todos los sacerdotes

-Sean uno como tu y el Padre, Señor.

Que todos los sacerdotes

Promuevan la justicia con que eres justo, Señor.

Que todos los sacerdotes

Colaboren en la unidad del presbiterio, Señor.

Que todos los sacerdotes llenos de Ti

-Vivan con alegría en el celibato, Señor.

A todos los sacerdotes

-Dales la plenitud de tu espíritu y transfórmalos en ti, Señor

Todos:

De manera especial te ruego por aquellos sacerdotes por quienes he recibido tus gracias: el sacerdote que me bautizó, los que han absuelto mis pecados reconciliándome contigo y con tu iglesia. Aquellos en cuyas misas he participado y que me han dado tu cuerpo en alimento. Los que me han transmitido tu palabra y los que me han ayudado y conducido hacia Ti

Oración:

Divino corazón de Jesús, Corazón lleno de celo por la gloria de tu Padre, te rogamos por todos los sacerdotes. Señor por tu Espíritu Santo llénalos de fe, de celo y de amor. Así sea.

Fórmula breve:

A los sacerdotes transfórmalos en Ti Señor. Que el Espíritu Santo los posea. Y que por ellos renueve la faz de la tierra.

Por las vocaciones:

Oh, Jesús, pastor eterno de las almas, dígnate mirar con ojos de misericordia a esta porción de tu gray amada.

Señor, gemimos en la orfandad, danos vocaciones, danos sacerdotes y religiosos santos.

Te lo pedimos por la intercesión de Santa María de Guadalupe, tu dulce y Santa Madre.

Oh, Señor, danos sacerdotes religiosos, según tu corazón. Amen.

Jesús dijo: “La mies es mucha y los obreros pocos, rueguen al dueño de la mies que envíe obreros a su campo…”

-Te rogamos Señor mándanos sacerdotes santos

AMEN

Orar por los sacerdotes, es responder al llamado apremiante del Señor y a una necesidad urgente de la iglesia. Unámonos en oración para que el Señor nos conceda muchas vocaciones sacerdotales y religiosas.

 

En 1997Jesús pide a Bernabé orar por los sacerdotes: “…reza siempre el santo rosario, tal como mi Madre te lo ha ordenado, inmediatamente después reza el Santo Rosario de Mi Sangre Preciosa. Debes hacer esto porque la hora de la salvación es corta” Hagamos oración como Él nos lo pide y seamos obedientes a sus deseos, que son órdenes para nosotros: “Orar por los sacerdotes, obedecer a la Iglesia, no al maligno. Cualquiera que trate de destruir la Iglesia está contra ella. La Iglesia es Mi Cuerpo. Les ruego que no peleen contra mi clero. Más bien, oren por ellos. Yo soy Quién los escogió y los puso donde están.” (2000)En la iglesia el sacerdote es el enviado de Jesús para evangelizarnos, es su representante y debemos obedecerle. Los grupos que sirven en cada iglesia hay que unirse al sacerdote y apoyarlo en las actividades que él organice para el bien de la iglesia y del pueblo, no ir contra él, más bien, obedecerle como Jesús nos manda. Si vamos contra un sacerdote estamos en contra de Jesús mismo.

Santo Cura de Ars

SAN JUAN MARIA VIANEY

Fiesta 4 de agosto 

Patrón de los sacerdotes, ejemplo de humildad, caridad y gran amor a Dios

Vianney_tam_tabloideCura de Ars, nacido en Dardilly, cerca de Lyon, Francia, el 8 de Mayo de 1786; muerto en Ars el 4 de Agosto de 1859.; hijo de Matthieu Vianney y Marie Beluze.

Era de inteligencia mediana y sus maestros nunca parecen haber dudado de su vocación, sus conocimientos eran extremadamente limitados, Uno de sus compañeros le ayudaba en sus lecciones de latín.

La guerra de España le obligó a incorporarse como recluta. Después de 14 meses de vivir como desertor fue sustituido por u hermano menor en el regimiento. Vianney reanudó entonces sus estudios en Ecully. En 1812 fue enviado al seminario de Verrieres; estaba tan mal en latín que se vio forzado a seguir el curso de filosofía en francés. Suspendió el examen de ingreso al seminario, a los tres meses aprobó. El 13 de Agosto de 1815 fue ordenado sacerdote por Monseñor Simón, obispo de Grenoble. Sus dificultades en los estudios preparatorios parecen haberse debido a una falta de flexibilidad mental al tratar con la teoría como algo distinto de la práctica - una falta justificada por la insuficiencia de su primera escolarización, la avanzada edad a la que comenzó a estudiar, el hecho de no tener más que una inteligencia mediana, y que estuviera muy adelantado en ciencia espiritual y en la práctica de la virtud mucho antes de que llegara a estudiarla en abstracto. Fue enviado a Ecully como ayudante de M. Balley, quien fue el primero en reconocer y animar su vocación, que le instó a perseverar cuando los obstáculos en su camino le parecían insuperables, que intercedió ante los examinadores cuando suspendió el ingreso en el seminario mayor, y que era su modelo tanto como su preceptor y protector. En 1818, tras la muerte de M. Balley, Vianney fue hecho párroco de Ars, una aldea no muy lejos de Lyon. Fue en el ejercicio de las funciones de párroco en esta remota aldea francesa en las que el "cura de Ars" se hizo conocido en toda Francia y el mundo cristiano. Algunos años después de llegar a Ars, fundó una especie de orfanato para jóvenes desamparadas. Se le llamó "La Providencia" y fue el modelo de instituciones similares establecidas más tarde por toda Francia. El propio Vianney instruía a las niñas de "La Providencia" en el catecismo, y estas enseñanzas catequéticas llegaron a ser tan populares que al final se daban todos los días en la iglesia a grandes multitudes. "La Providencia" fue la obra favorita del "cura de Ars", pero, aunque tuvo éxito, fue cerrada en 1847, porque el santo cura pensaba que no estaba justificado mantenerla frente a la oposición de mucha buena gente. Su cierre fue una pesada prueba para él.

Pero la principal labor del Cura de Ars fue la dirección de almas. No llevaba mucho tiempo en Ars cuando la gente empezó a acudir a él de otras parroquias, luego de lugares distantes, más tarde de todas partes de Francia, y finalmente de otros países. Ya en 1835, su obispo le prohibió asistir a los retiros anuales del clero diocesano porque "las almas le esperaban allí". Durante los últimos diez años de su vida, pasó de dieciséis a dieciocho horas diarias en el confesionario. Su consejo era buscado por obispos, sacerdotes, religiosos, jóvenes y mujeres con dudas sobre su vocación, pecadores, personas con toda clase de dificultades y enfermos. En 1855, el número de peregrinos había alcanzado los veinte mil al año. Las personas más distinguidas visitaban Ars con la finalidad de ver al santo cura y oír su enseñanza cotidiana. El Venerable Padre Colin se ordenó diácono al mismo tiempo, y fue su amigo de toda la vida, mientras que la Madre Marie de la Providence fundaba las hermanas auxiliadoras de las ánimas del purgatorio por su consejo y con su constante aliento. Su dirección se caracterizaba por el sentido común, su notable perspicacia, y conocimiento sobrenatural. A veces adivinaba pecados no revelados en una confesión imperfecta. Sus instrucciones se daban en lenguaje sencillo, lleno de imágenes sacadas de la vida diaria y de escenas campestres, pero que respiraban fe y ese amor de Dios que era su principio vital y que infundía en su audiencia tanto por su modo de comportarse y apariencia como por sus palabras, pues al final, su voz era casi inaudible.

Los milagros registrados son de tres clases:

Ø La obtención de dinero para sus limosnas y alimento para sus huérfanos;

Ø Conocimiento sobrenatural del pasado y del futuro;

Ø Curación de enfermos, especialmente niños.

El mayor milagro de todos fue su vida. Practicó la mortificación desde su primera juventud, y durante cuarenta años su alimentación y su descanso fueron insuficientes, humanamente hablando, para mantener su vida. Y aun así, trabajaba incesantemente, con inagotable humildad, amabilidad, paciencia, y buen humor, hasta que tuvo más de setenta y tres años.

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El 3 de Octubre de 1874 Juan Bautista María Vianney fue proclamado Venerable por Pío IX y el 8 de Enero de 1905, fue inscrito entre los Beatos. El Papa Pío X lo propuso como modelo para el clero parroquial. En 1925, el Papa Pío XI lo canonizó.

La oración para Vianney es una hermosa obligación del hombre: orar y amar.

El tesoro del hombre cristiano no está en la tierra, sino en el cielo. Por esto, nuestro pensamiento debe estar siempre orientado hacia allí donde está nuestro tesoro.
El hombre tiene un hermoso deber y obligación: orar y amar. Si oras y amas, habrás hallado la felicidad en este mundo.

1. “La oración es la elevación de nuestro corazón a Dios, una dulce conversación entre la criatura y su Criador". (Sermón sobre la oración).

2. "Con la oración todo lo podéis, sois dueños, por decirlo así, del querer de Dios". (Sermón sobre la perseverancia).

3. "La oración abre los ojos del alma, le hace sentir la magnitud de su miseria, la necesidad de recurrir a Dios y de temer su propia debilidad". (Sermón sobre la oración).

4. "Todos los males que nos agobian en la tierra vienen precisamente de que no oramos o lo hacemos mal". (Sermón sobre la oración).

5. "Todos los santos comenzaron su conversión por la oración y por ella perseveraron; y todos los condenados se perdieron por su negligencia en la oración que es absolutamente necesaria para perseverar". (Sermón sobre la perseverancia).

6. "¡Cuántas veces venimos a la iglesia sin saber a qué venimos ni qué queremos pedir! Sin embargo, cuando se va a casa de cualquiera, se sabe muy bien por qué uno se dirige a ella. Los hay que parecen decirle a Dios: «Vengo a decirte dos palabras para cumplir contigo...». Con frecuencia pienso que, cuando venimos a adorar a nuestro Señor, conseguiríamos todo lo que quisiéramos, con tal de pedirle con fe viva y un corazón puro". (Sobre la oración).

7. "Nuestras oraciones han de ser hechas con confianza, y con una esperanza firme de que Dios puede y quiere concedernos lo que le pedimos, mientras se lo supliquemos debidamente". (Sermón sobre la oración).

8. "Hemos de orar con frecuencia, pero debemos redoblar nuestras oraciones en las horas de prueba, en los momentos en que sentimos el ataque de la tentación". (Sermón sobre la oración).

9.Por muchas que sean las penas que experimentemos, si oramos, tendremos la dicha de soportarlas enteramente resignados a la voluntad de Dios; y por violentas que sean las tentaciones, si recurrimos a la oración, las dominaremos (Sermón sobre la oración).

10. "La tercera condición que debe reunir la oración para ser agradable a Dios, es la perseverancia. Vemos muchas veces que el Señor no nos concede enseguida lo que pedimos; esto lo hace para que lo deseemos con más ardor, o para que apreciemos mejor lo que vale. Tal retraso no es una negativa, sino una prueba que nos dispone a recibir más abundantemente lo que pedimos". (Sermón sobre la oración).

Tengamos muy presente las consecuencias que producen la soberbia y la humildad: El Cura de Ars al hablar de la Soberbia dice: “por un pecado que tal vez durará un solo momento, un castigo durará toda una eternidad. Lo más terrible de ese pecado es que cuanto más domina al hombre, menos culpable se cree este del mismo: en efecto jamás el orgulloso querrá convencerse de que lo es, ni jamás reconocerá de que no anda bien, y cree que todo cuanto hace y todo cuanto habla está bien hecho y bien dicho…

Al referirse a la humildad explica: “ aunque tuvieras todas las demás virtudes, si te falta la humildad, nada tendrías. Abandona toda tu fortuna a los pobres, llora los pecados durante todas tu vida, sométete a todas las penitencias que el cuerpo pueda soportar, pasa lo años de tu existencia en el desierto, pero si no tienes humildad te condenaras…”

El espíritu de mortificación, su humildad, el gran amor que tuvo por Dios y la oración diaria permitieron al cura enfrentar con valentía todos los ataques que tuvo del demonio, entre los cuales se cuenta de que estando oficiando misa el demonio prendió fuego a su cama y éste no interrumpió la misa, hasta que terminó ayudado por los fieles apagaron el fuego. En otra ocasión

La taberna, declaró el santo en uno de sus sermones, es la tienda del demonio, el mercado donde las almas se pierden, donde se rompe la armonía familiar, donde comienzan las peleas y los asesinatos se cometen. En cuanto a los dueños de las tabernas, el demonio no les molesta tanto, sino que los desprecia y les escupe". Con mucho más ahínco se propuso eliminar la costumbre de los bailes como distracción, porque bien sabía que eran fuente de caer en pecado grave. Para esto, revivió la costumbre de rezar las Vísperas del Domingo. Era tan estricto en contra de esto que hasta llegaba a negar la absolución a las personas que no desistían de tal costumbre.

clip_image002ATACADO POR LAS FUERZAS DEL INFIERNO

El triunfo tan grande de la religión así como la santidad del cura, trajese la furia del infierno. Por un periodo de 35 años el santo Cura de Ars fue asaltado y molestado, de una manera física y tangible, por el demonio. Lo asedió, intentó aterrorizarlo por medio de apariciones horribles o por medio de ruidos pero el santo cura venció con ayuda de Dios todas las batallas contra el demonio. Los ataques del demonio comenzaron en el invierno de 1824. Ruidos horribles y gritos estrepitosos se oían fuera de la puerta del presbiterio, viniendo aparentemente del pequeño jardín de enfrente. Al principio el Padre Vianney pensó que eran salteadores que venían a robar, y a la siguiente noche le pidió a un señor que se quedase con él. Después de medianoche se comenzó a escuchar grandes ruidos y golpes contra la puerta de enfrente, parecía como si varios carros pesados estaban siendo llevados por los cuartos. El señor André buscó su pistola, miró por la ventana, pero no vio nada, solo la luz de la luna. Decía: "por 15 minutos la casa retembló y mis piernas también", nunca más quiso quedarse en la casa.

Esto ocurría casi todas las noches. Aún ocurría cuando el santo cura no estaba en el pueblo. Una mañana el demonio incendió su cama. El santo se disponía a revestirse para la Santa Misa cuando se oyó el grito de "fuego, fuego". El solo le dio las llaves del cuarto a aquellos que iban a apagar el fuego. Sabía que el demonio quería parar la Santa Misa y no se lo permitió.

Lo único que dijo fue "El villano, al no poder atrapar al pájaro le prende fuego a su jaula". Hasta el día de hoy los peregrinos pueden ver, sobre la cabecera de la cama, un cuadro con su cristal con las marcas de las llamas de fuego. El demonio por espacio de horas haría ruidos como de cristal, o silbidos o ruidos de caballo y hasta gritaba debajo de la ventana del santo: "Vianney, Vianney, come papas".

clip_image004El propósito de todo esto era el de no dejar dormir al Santo Cura para que se cansara y no pudiese estar horas en el confesionario, donde le arrancaba muchas almas de sus garras. Pero para el 1845 estos ataques cesaron casi por completo. La constancia de nuestro santo ante estas pruebas fue recompensada por el Señor con un poder extraordinario que le concedió de expulsar demonios de las personas poseídas.

El santo sacerdote se puede decir que pasó su vida en una continua batalla con el pecado a través de su trabajo en el confesionario. El gran milagro de Ars era el confesionario. Miles de personas acudían al pueblo de Ars para ver al Santo Cura, pero especialmente para confesarse con él.

También tenía una gran devoción a Santa Filomena. La llamaba "mi agente con Dios". Le construyó una capilla en su honor y también un santuario. En una ocasión cayó tan enfermo, que parecía ser su final y prometió a la santa ofrecer 100 misas en su honor en su santuario. Cuando la primera Misa estaba siendo ofrecida, entró en éxtasis, durante el cual se le escuchaba murmurar: "Filomena", repetidas veces. Cuando salió de su éxtasis exclamó: "estoy sanado" , y le atribuyó su sanación a Santa Filomena.

El 2 de agosto su enfermedad estaba muy avanzada y llamó a un confesor. Recibió los últimos sacramentos y murió el 4 de agosto de 1859. Su cuerpo permanece incorrupto en la iglesia de Ars

El 8 de Enero de 1905, el Papa Pío X, Beatificó al Cura de Ars; y en la fiesta de Pentecostés Mayo 31 de 1925, en presencia de una gran multitud, el Papa Pío XI pronunció la solemne sentencia: "Nosotros declaramos a Juan María Bautista Vianney que sea santo y sea inscrito en el catálogo de los santos".

Pidamos a Dios nos de sacerdotes santos tanto como este Santo Cura.

VIRGEN DEL MAGNIFICAT

Segundo sábado 10 de agosto

En el Magníficat (Lc 1, 46-55) María celebra la obra admirable de Dios.

Nueva imagen (17)

María visitó a su prima Isabel quién la saludó: "Bendita tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu seno; Lc. 1, 42 ¡Feliz la que ha creído que se cumplirían las cosas que le fueron dichas de parte del Señor!" Lc. 1, 45 ella le respondió con el Magníficat:

46 Y dijo María: "Engrandece mi alma al Señor
47 y mi espíritu se alegra en Dios mi salvador
48 porque ha puesto los ojos en la humildad de su esclava, por eso desde ahora todas las generaciones me llamarán bienaventurada,
49 porque ha hecho en mi favor maravillas el Poderoso, Santo es su nombre
50
y su misericordia alcanza de generación en generación a los que le temen.
51
Desplegó la fuerza de su brazo, dispersó a los que son soberbios en su propio corazón.
52
Derribó a los potentados de sus tronos y exaltó a los humildes.
53
A los hambrientos colmó de bienes y despidió a los ricos sin nada.
54
Acogió a Israel, su siervo, acordándose de la misericordia
55 como había anunciado a nuestros padres en favor de Abraham y de su linaje por los siglos."

María, celebra con el cántico del Magníficat las maravillas que Dios realizó en ella. Ese cántico es la respuesta de la Virgen al misterio de la Anunciación: el ángel la había invitado a alegrarse; ahora María expresa el júbilo de su espíritu en Dios, su salvador. Su alegría nace de haber experimentado personalmente la mirada benévola que Dios le dirigió a ella, criatura pobre y sin influjo en la historia.

Con la expresión Magníficat, se celebra la grandeza de Dios, que con el anuncio del ángel revela su omnipotencia, superando las expectativas y las esperanzas del pueblo de la alianza e incluso los más nobles deseos del alma humana.

Frente al Señor, potente y misericordioso, María manifiesta el sentimiento de su pequeñez: «Proclama mi alma la grandeza del Señor; se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador, porque ha mirado la humillación de su esclava» (Lc 1,46-48). María presenta su situación de pobreza y la conciencia de su pequeñez ante Dios que, con decisión gratuita, puso su mirada en ella, joven humilde de Nazaret, llamándola a convertirse en la madre del Mesías.

Las palabras «desde ahora me felicitaran todas las generaciones» (Lc 1, 48) toman como punto de partida la felicitación de Isabel, que fue la primera en proclamar a María «dichosa» (Lc 1,45). El cántico, predice que esa proclamación se irá extendiendo y ampliando con un dinamismo incontenible. Al mismo tiempo, testimonia la veneración especial que la comunidad cristiana ha sentido hacia la Madre de Jesús desde el siglo I. El Magníficat constituye la primicia de las diversas expresiones de culto, transmitidas de generación en generación, con las que la Iglesia manifiesta su amor a la Virgen de Nazaret.

«El Poderoso ha hecho obras grandes por mí; su nombre es santo y su misericordia llega a sus fieles de generación en generación» (Lc 1,49-50).

Las «obras grandes» realizadas en María por el Poderoso mencionada en el Magníficat se refiere al acontecimiento misterioso de la concepción virginal de Jesús, después del anuncio del ángel.

«Él hace proezas con su brazo; dispersa a los soberbios de corazón; derriba del trono a los poderosos y enaltece a los humildes; a los hambrientos los colma de bienes y a los ricos los despide vacíos» (Lc 1,51-53).

Con su lectura sapiencial de la historia, María nos lleva a descubrir los criterios de la misteriosa acción de Dios. El Señor, trastrocando los juicios del mundo, viene en auxilio de los pobres y los pequeños, en perjuicio de los ricos y los poderosos, y, de modo sorprendente, colma de bienes a los humildes, que le encomiendan su existencia (cf. Redemptoris Mater, 37).

Estas palabras del cántico, a la vez que nos muestran en María un modelo concreto y sublime, nos ayudan a comprender que lo que atrae la benevolencia de Dios es sobre todo la humildad del corazón.

Por ultimo, el cántico exalta el cumplimiento de las promesas y la fidelidad de Dios hacia el pueblo elegido: «Auxilia a Israel, su siervo, acordándose de la misericordia, como lo había prometido a nuestros padres, en favor de Abraham y su descendencia por siempre» (Lc 1,54-55).

María, colmada de dones divinos, no se detiene a contemplar solamente su caso personal, sino que comprende que esos dones son una manifestación de la misericordia de Dios hacia todo su pueblo. En ella Dios cumple sus promesas con una fidelidad y generosidad sobreabundantes.

Cada vez que Dios nos concede algo: vida, salud, resolver nuestros problemas, etc. Él está haciendo maravillas en nosotros también y es hermoso agradecerle  con la hermosa oración del Magníficat. Oración que podemos usar también  para implorar su misericordia sobre nosotros así como lo prometió a Abraham, el Padre del que descendemos.

Alégrese nuestro espíritu en Dios porque siendo tan terriblemente pecadores Dios nos abre sus brazos y nos llama, pide que volvamos a Él. !Qué misericordia tan grande tiene el Señor con nosotros. No seamos como el ciego y el sordo que ni ven ni oyen y no corren a sus brazos.

La Asunción de la Virgen María

Fiesta 15 de agosto

Es un dogma de fe que María Santísima fue llevada al cielo en cuerpo y alma.

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La Asunción es un mensaje de esperanza que nos hace pensar en la dicha de alcanzar el Cielo, la gloria de Dios y en la alegría de tener una madre que ha alcanzado la meta a la que nosotros caminamos.

Este día, recordamos que María es una obra maravillosa de Dios. Concebida sin pecado original, el cuerpo de María estuvo siempre libre de pecado. Era totalmente pura. Su alma nunca se corrompió. Su cuerpo nunca fue manchado por el pecado, fue siempre un templo santo e inmaculado.
También, tenemos presente a Cristo por todas las gracias que derramó sobre su Madre María y cómo ella supo responder a éstas. Ella alcanzó la Gloria de Dios por la vivencia de las virtudes. Se coronó con estas virtudes.

La maternidad divina de María fue el mayor milagro y la fuente de su grandeza, pero Dios no coronó a María por su sola la maternidad, sino por sus virtudes: su caridad, su humildad, su pureza, su paciencia, su mansedumbre, su perfecto homenaje de adoración, amor, alabanza y agradecimiento.
María cumplió perfectamente con la voluntad de Dios en su vida y eso es lo que la llevó a llegar a la gloria de Dios.

En la Tierra todos queremos llegar a Dios y en esto trabajamos todos los días. Esta es nuestra esperanza. María ya ha alcanzado esto. Lo que ella ha alcanzado nos anima a nosotros. Lo que ella posee nos sirve de esperanza.

María tuvo una enorme confianza en Dios y su corazón lo tenía lleno de Dios.

Ella es nuestra Madre del Cielo y está dispuesta a ayudarnos en todo lo que le pidamos. Es nuestro modelo a imitar para alcanzar la Gloria de Dios.

El día de la fiesta puedes:

Tener una imagen de la Virgen María en el momento de la Asunción y poner junto de ésta un florero para repartir una flor con un letrero de una virtud propia de la Virgen para que cada uno medite en esta virtud y deposite la flor.

Coronar a la virgen María poniéndole una corona y explicando al mismo tiempo por que llegó al Cielo en cuerpo y alma.

Llevar y ofrecer flores a la Virgen.
Rezar el Rosario en familia con mucha devoción.

Cantar a la Virgen María

Reflexionar en la obediencia y humildad de María y en todas sus virtudes como virtudes a cultivar en nosotros para también poder alcanzar la Gloria del Cielo.

Santa Rita de Cascia

Fiesta: 22 de mayo
1381-1457

La Santa de la paz y el perdón. Abogada de los imposibles.

La santa de lo imposible. Fue una hija obediente, esposa fiel, esposa maltratada, madre, viuda, religiosa, estigmatizada y  santa incorrupta. Santa Rita lo experimentó todo pero llegó a la santidad porque en su corazón reinaba Jesucristo.

Nació en Mayo del año 1381, un año después de la muerte de Santa Catalina de Siena. La casa natal de Sta. Rita está cerca del pueblito de Cascia, entre las montañas, a unas 40 millas de Asís, en la Umbría, región del centro de Italia que quizás más santos ha dado a la Iglesia

Su vida comenzó en tiempo de guerras, terremotos, conquistas y rebeliones. Países invadían a países, ciudades atacaban a ciudades cercanas, vecinos se peleaban con los vecinos, hermano contra hermano. Los problemas del mundo parecían mas grandes que lo que la política y los gobiernos pudieran resolver.

Nacida de devotos padres, Antonio Mancini y Amata Ferri a los que se conocía como los "Pacificadores de Jesucristo", pues los llamaban para apaciguar peleas entre vecinos. Ellos no necesitaban discursos poderosos ni discusiones diplomáticas, solo necesitaban el Santo Nombre de Jesús, su perdón hacia los que lo crucificaron y la paz que trajo al corazón del hombre. Sabían que solo así se pueden apaciguar las almas.

La abejas

Parecía que desde el primer momento de su nacimiento Dios tenía designios especiales para Rita. Según una tradición, desde que era bebé, mientras dormía en una cesta, abejas blancas se agrupaban sobre su boca, depositando en ella la dulce miel sin hacerle daño y sin que la niña llorara para alertar a sus padres. Uno de los campesinos, viendo lo que ocurría trató de dispersar las abejas con su brazo herido. Su brazo se sano inmediatamente.

Después de 200 años de la muerte de Santa Rita, algo extraño ocurrió en el monasterio de Cascia. Las abejas blancas surgían de las paredes del monasterio durante Semana Santa de cada año y permanecían hasta la fiesta de Santa Rita, el 22 de Mayo, cuando retornaban a la inactividad hasta la Semana Santa del próximo año. El Papa Urbano VIII, sabiendo lo de las misteriosas abejas pidió que una de ellas le fuera llevada a Roma. Después de un cuidadoso examen, le ató un hilo de seda y la dejó libre. Esta se descubrió mas tarde en su nido en el monasterio de Cascia, a 138 kilómetros de distancia.  Los huecos en la pared, donde las abejas tradicionalmente permanecen hasta el siguiente año, pueden ser vistos claramente por los peregrinos que llegan hoy al Monasterio.

Matrimonio

Sus padres, sin haber aprendido a leer o escribir, enseñaron a Rita desde niña todo acerca de Jesús, la Virgen María y los más conocidos santos. Rita, al igual que Santa Catalina de Siena nunca fue a la escuela a aprender a escribir o a leer. Santa Catalina le fue dada la gracia de leer milagrosamente por nuestro Señor Jesucristo, para santa Rita su único libro era el Crucifijo.

Ella quería ser religiosa toda su vida, pero sus padres, Antonio y Amata, avanzados ya en edad, escogieron para ella un esposo, Paolo Ferdinando, lo cual no fue una decisión muy sabia. Pero Rita obedeció. Quiso Dios así darnos en ella el ejemplo de una admirable esposa, llena de virtud, aun en las mas difíciles circunstancias.

Después del matrimonio, su esposo demostró ser bebedor, mujeriego y abusador. Rita le fue fiel durante toda su vida de casada. Encontró su fortaleza en Jesucristo, en una vida de oración, sufrimiento y silencio.  Tuvieron dos gemelos, los cuales sacaron el temperamento del padre. Rita se preocupó y oró por ellos.

Después de veinte años de matrimonio y oración por parte de Rita, el esposo se convirtió, le pidió perdón y le prometió cambiar su forma de ser. Rita perdona y el deja su antigua vida de pecado y pasaba el tiempo con Rita en los caminos de Dios. Esto no duró mucho, porque mientras su esposo se había reformado, no fue así con sus antiguos amigos y enemigos. Una noche Paolo no fue a la casa. Antes de su conversión esto no hubiera sido extraño, pero en el Paolo reformado esto no era normal. Rita sabía que algo había ocurrido. Al día siguiente, lo encontraron asesinado.

Su pena fue aumentada cuando sus dos hijos, que ya eran mayores, juraron vengar la muerte de su padre. Las súplicas no lograban disuadirlos. Fue entonces que Santa Rita, comprendiendo que mas vale salvar el alma que vivir mucho tiempo, rogó al Señor que salvara las almas de sus dos hijos y que tomara sus vidas antes de que se perdieran para la eternidad por cometer un pecado mortal. El Señor respondió a sus oraciones. Los dos padecieron una enfermedad fatal. Durante el tiempo de enfermedad, la madre les habló dulcemente del amor y el perdón. Antes de morir lograron perdonar a los asesinos de su padre. Rita estuvo convencida de que ellos estaban con su padre en el cielo.

Patrona de los pobres y de los enfermos

Entre los más variados títulos con los cuales se venera a la Santa de Casia, está este de "Patrona de los pobres y de los enfermos".

Una vez viuda y sin hijos, Rita no se encerró en su casa para auto-compadecerse, sino que se enfrentó el sufrimiento sin evasiones ni estancamientos. En la aceptación y ofrenda de su dolor encontró la vía del amor y de la sanación interior, recuperando la alegría de servir a Jesús en el prójimo.

Rita viuda descubrió que esta nueva etapa de su vida le ofrecía un modo diverso de realización y de felicidad. Siguiendo el ejemplo de San Nicolás de Tolentino, Rita oraba por sus difuntos con inmensa ternura, pero sin el dolor de quien piensa que los ha perdido para siempre; sino con la esperanza de reencontrarlos " en Aquel en quien nada se pierde" (San Agustín).

La Santa de Rocaporena, cual mujer fuerte "guardó memoria a sus muertos y gastó en los vivos su tiempo" (Himno de Santas Mujeres).

Acudía al "Lazareto" para visitar a los enfermos que allí encontraban refugio y atención. Socorría a los pobres con quienes compartía sus bienes y consolaba a los tristes invitándolos a la esperanza. Aún hoy, en el Santuario de Rocaporena, se puede ver a modo de reliquia, un manto que le pertenecía y al cual renunció para dárselo a un necesitado.

"Santa de la paz y del perdón"

Rita había visto muchas veces a sus padres embarcados en la difícil, tarea de sembrar la paz, Ahora le tocaba a ella misma realizar lo que había visto y aprendido de Antonio y Amada. Con la paciencia y la perseverancia de siempre asumió su nuevo desafío, dispuesta a encontrarse con las familias enemistadas para invitarlas al perdón y a la reconciliación. Finalmente, después de muchos esfuerzos y oraciones, logró reunirlas en un abrazo de paz. Los pueblos de Rocaporena y de Casia recordaron siempre aquel abrazo que puso fin a tanto rencor, odio y violencia.

Aquel acontecimiento fue el origen del título con el que más tarde también se invocó a Rita al llamarla "Santa de la paz y del perdón". Ahora ella tenía el camino libre para entrar en el monasterio.

Entra en la Vida Religiosa

Al quedar sola no se deja vencer por la tristeza y el sufrimiento. Santa Rita quiso entrar con las hermanas Agustinas, pero no era fácil lograrlo. No querían una mujer que había estado casada. La muerte violenta de su esposo dejó una sombra de duda. Ella se volvió de nuevo a Jesús en oración.  Ocurrió entonces un milagro. Una noche, mientras Rita dormía profundamente, oyó que la llamaban ¡Rita, Rita, Rita! esto ocurrió tres veces, a la tercera vez Rita abrió la puerta y allí estaban San Agustín, San Nicolás de Tolentino y San Juan el Bautista del cual ella había sido devota desde muy niña. Ellos le pidieron que los siguieran. Después de correr por las calles de Roccaporena, en el pico del Scoglio, donde Rita siempre iba a orar sintió que la subían en el aire y la empujaban suavemente hacia Cascia. Se encontró arriba del Monasterio de Santa María Magdalena en Cascia. Entonces cayo en éxtasis. Cuando salió del éxtasis se encontró dentro del Monasterio, ante aquel milagro las monjas Agustinas no pudieron ya negarle entrada.  Es admitida y hace la profesión ese mismo año de 1417, y allí pasa 40 años de consagración a Dios.

Más Pruebas

Durante su primer año, Rita fue puesta a prueba no solamente por sus superioras, sino por el  mismo Señor. Le fue dado el pasaje de la Escritura del joven rico para que meditara. Ella sentía en su corazón las palabras, ¡Si quieres ser perfecta!

Un día Rita fue puesta a prueba por su Madre Superiora. Como un acto de obediencia, Rita fue ordenada a regar cada día una planta muerta. Rita lo hizo obedientemente y de buena manera. Una mañana la planta se había convertido en una vid floreciente y dio uvas que se usaron para el vino sacramental. Hasta este día sigue dando uvas.

Amor a la Pasión de Cristo

Rita meditaba muchas horas en la Pasión de Cristo, meditaba en los insultos, los rechazos, las ingratitudes que sufrió en su camino al Calvario

Durante la Cuaresma del año 1443 fue a Cascia un predicador llamado Santiago de Monte Brandone, quién dio un sermón sobre la Pasión de Nuestro Señor que tocó tanto a Rita que a su retorno al monasterio le pidió fervientemente al Señor ser participe de sus sufrimientos en la Cruz. Recibió las estigmas y las marcas de la Corona de Espinas en su cabeza. A la mayoría de los santos que han recibido este don este don exuden una fragancia celestial. Las llagas de Santa Rita, sin embargo exudían olor a podrido, por lo que debía alejarse de la gente.

Por 15 años vivió sola, lejos de sus hermanas monjas. El Señor le dio una tregua cuando quiso ir a Roma para el primer Año Santo. Jesús removió la estigma de su cabeza durante el tiempo que duró la peregrinación. Tan pronto como llegó de nuevo a casa la estigma volvió a aparecer y teniéndose que aislar de nuevo.

En su vida tuvo muchas llamadas pero ante todo fue una madre tanto física como espiritualmente. Cuando estaba en el lecho de muerte, le pidió al Señor que le diera una señal para saber que sus hijos estaban en el cielo. A mediados de invierno recibió una rosa del jardín cerca de su casa en Roccaporena. Pidió una segunda señal. Esta vez recibió un higo del jardín de su casa en Roccaporena, al final del invierno.

Los últimos años de su vida fueron de expiación.  Una enfermedad grave y dolorosa la tuvo inmóvil sobre su humilde cama de paja durante cuatro años.  Ella observó como su cuerpo se consumía con paz y confianza en Dios.

Las Rosas de Santa Rita

Durante la enfermedad, a petición suya, le presentaron algunas rosas que habían brotado de manera prodigiosa en el frío invierno en su huertecito de Rocaporena.   Ella las aceptó sonriente como don de Dios. 

Muerte de la santa

Santa Rita recorrió el camino de la perfección, la vía purgativa, la iluminativa y unitiva. Conoció el sufrimiento y en todo creció en caridad y confianza en Dios.   El crucifijo es su mejor maestro.  Es en almas puras como la de ella que Dios puede hacer portentos sin que por ello se desenfrenen y caigan en el orgullo espiritual.   Al morir la celda se ilumina y las campanas tañen solas por el gozo de un alma que entra al cielo.

Su muerte, acaecida en 1457, fue su triunfo. La herida del estigma desapareció y en lugar apareció una mancha roja como un rubí, la cual tenía una deliciosa fragancia. Debía haber sido velada en el convento, pero por la muchedumbre tan grande se necesitó la iglesia. Permaneció allí y la fragancia nunca desapareció. Por eso, nunca la enterraron. El ataúd de madera que tenía originalmente fue reemplazado por uno de cristal y ha estado expuesta para veneración de los fieles desde entonces.  Multitudes todavía acuden en peregrinación a honrar a la santa y pedir su intercesión ante su cuerpo que permanece incorrupto.

León XIII la canonizó en 1900.

Testimonio personal

En una peregrinación a Cascia, rezaba ante el cuerpo incorrupto de la santa. La basílica estaba repleta, yo pensaba en el amor de Santa Rita a la Pasión de Jesús. Ese amor ha dado tanto fruto que, mas de 500 años después de su muerte, es capaz de atraer a multitudes al Señor. Le pedí que me diera la gracia de ser un buen sacerdote, comprender el carisma y la misión que Dios quería para mi y llevar a muchas almas al cielo. En ese momento, la Madre Adela, que también oraba por mí, vio que en el suelo,  entre mis pies, descansaba un fresco pétalo de rosa.  Miré a mi alrededor y no pude ver de donde pudiese provenir.  El pétalo tenía una hermosa e intensa fragancia.

Para comprender el significado de este evento, hay que saber que Sta. Rita está asociada a las rosas por el don que Dios le concedió a su rosal de producir hermosas rosas en pleno invierno. Sin duda Santa Rita, continúa intercediendo por nosotros.

Consolemos a Jesucristo

Cristo Agonizante a través de muchos Santos y Santas nos llama a consolarlo pero pocos escuchan su llamado, hoy nos llama a todos y lo hace por medio del nigeriano Bernabé Nwoye a quien le dio las oraciones contenidas en el Devocionario de la Preciosísima Sangre de Cristo. Nos pide que oremos diario por la terrible hora que se avecina. Santa Rita quiso amarlo con tal pasión por deseo de su corazón, pidámosle nos ayude para que aprendamos a adorar, alabar y consolar a Jesucristo Agonizante.

Vayamos a visitar enfermos y hagamos ahí por ese prójimo el santo Rosario.

Bartolomé apóstol

Fiesta 24 agosto

San Bartolomé es patrón de aquellos que trabajan las pieles, fabrican o usan cuero, Bartolomeguantes, abrigos, cinturones y zapatos; de los carniceros, fabricantes de libros. También de las modistas y sastres por llevar su piel sobre los brazos; mercaderes de queso, viñadores, albañiles y otros. Es sanador de las convulsiones, crisis espasmódicas y enfermedades nerviosas en general.

 

"Predicó el Evangelio en la India; habiendo ido después a la Armenia Mayor, convirtió a muchas personas, por lo cual los bárbaros le despellejaron vivo, y el rey Astiajes le mandó decapitar".

Bartolomé es uno de los 12 Apóstoles (Mt 10,3), también fue llamado Natanael. Era de Caná. (Jn 21,2)

Los Hechos de los Apóstoles mencionan también su presencia en Pentecostés (1,13).

El encuentro más grande de su vida.


El día en que Natanael o Bartolomé se encontró por primera vez a Jesús, San Juan la narra de la siguiente manera: "Jesús se encontró a Felipe y le dijo: "Sígueme". Felipe se encontró a Natanael y le dijo: "Hemos encontrado a aquél a quien anunciaron Moisés y los profetas. Es Jesús de Nazaret". Natanael le respondió: " ¿Es que de Nazaret puede salir algo bueno?" Felipe le dijo: "Ven y verás". Vio Jesús que se acercaba Natanael y dijo de él: "Ahí tienen a un israelita de verdad, en quien no hay engaño" Natanael le preguntó: "¿Desde cuando me conoces?" Le respondió Jesús: "antes de que Felipe te llamara, cuando tú estabas allá debajo del árbol, yo te vi". Le respondió Natanael: "Maestro, Tú eres el Hijo de Dios, Tú eres el Rey de Israel". Jesús le contestó: "Por haber dicho que te vi debajo del árbol, ¿crees? Te aseguró que verás a los ángeles del cielo bajar y subir alrededor del Hijo del Hombre." (Jn. 1,43 ).

Felipe, lo primero que hizo al experimentar el enorme gozo de ser discípulo de Jesús fue ir a invitar a un gran amigo a que se hiciera también seguidor de tan excelente maestro.

Una revelación que lo convenció.
Desde entonces nuestro santo fue un discípulo incondicional de este enviado de Dios, Cristo Jesús que tenía poderes y sabiduría del todo sobrenaturales. Con los otros 11 apóstoles presenció los admirables milagros de Jesús, oyó sus sublimes enseñanzas y recibió el Espíritu Santo en forma de lenguas de fuego.

"San Bartolomé predicó el evangelio en la India. Después pasó a Armenia y allí convirtió a muchas gentes. Los enemigos de nuestra religión lo martirizaron quitándole la piel, y después le cortaron la cabeza".

Para San Bartolomé, la santidad no se basa en dedicar la vida a amar a Dios, a hacer conocer y amar mas a Jesucristo, y a propagar su santa religión, y en tener una constante caridad con los demás y tratar de hacer a todos el mayor bien posible.

Las reliquias de San Bartolomé, según una tradición, fueron enterradas en la isla de Lipara y eventualmente fueron trasladadas a Benevento, Italia y después a Roma donde ahora están en la Iglesia de San Bartolomé, en la "Isola San Bartolomeo" del río Tiber. Se dice que la Reina Emma, la esposa del Rey Canute entregó uno de sus brazos a Canterbury en el siglo XI.

MARÍA REINA DEL UNIVERSO

Fiesta: 22 de agosto
Se celebra en la octava de la Asunción para manifestar la conexión entre la realeza de María y su asunción a los cielos.

"Oh Dios, que nos han dado como Madre y como Reina, a la Madre de tu Unigénito; concédenos, por su intercesión, el po­der llegar a participar en el Reino celestial de la gloria reserva­da a tus hijos".

¡Salve, Reina !

María es reina de los ángeles y de todos los hombres.

El pueblo cristiano siempre ha reconocido a María Reina por ser madre del Rey de reyes y Señor de Señores. Su poder y sus atributos los recibe del Todopoderoso: Su Hijo, Jesucristo. Es El quien la constituye Reina y Señora de todo lo creado, de los hombres y aún de los ángeles.

Juan Pablo II, en1997, se refería a la Virgen como Reina del universo, reconociendo su dignidad excelsa, situándola por encima de todas las criaturas, exaltando su papel y su importancia en la vida de cada persona y del mundo entero". Los cristianos miran con confianza a María Reina, y esto aumenta su abandono filial en Aquella que es madre en el orden de la gracia".

"La Asunción favorece la plena comunión de María no sólo con Cristo, sino con cada uno de nosotros. Ella está junto a nosotros porque su estado glorioso le permite seguirnos en nuestra vida diaria. Ella conoce todo lo que sucede en nuestra existencia y nos sostiene con amor materno en las pruebas de la vida".

Las Sagradas Escrituras nos enseñan que los que son de Cristo reinarán con El y la Virgen María es de Cristo. "En efecto, si por el delito de uno solo reinó la muerte por un solo hombre ¡con cuánta más razón los que reciben en abundancia la gracia y el don de la justicia, reinarán en la vida por uno solo, por Jesucristo!" Rom 5:17

"si nos mantenemos firmes, también reinaremos con él; si le negamos, también él nos negará" II Tim 2:12

María Santísima es reina de todo lo creado

Si bien todos reinaremos con Cristo, María Santísima participa de Su reinado de una forma singular y preeminente. Esto significa que Dios le ha otorgado Su poder para reinar sobre todos los hombres y los ángeles, y para vencer a Satanás.

María Santísima es Reina de todos:

1- Por ser la madre de Dios hecho hombre, El Mesías, El Rey universal. (Col 1, 16).

Santa Isabel, movida por el Espíritu Santo, hace reverencia a María, no considerándose digna de la visita de la que es "Madre de mi Señor" (Lc 1:43). Por la realeza de su hijo, María posee una grandeza y excelencia singular entre las criaturas, por lo que Santa Isabel exclamó: "Bendita tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu seno" (Lc 1:42). El ángel Gabriel le dijo a María que su Hijo reinaría. Ella es entonces la Reina Madre. Su reino no es otro que el de Jesús, por el que rezamos "Venga tu Reino". Es el Reino de Jesús y de María. Jesús por naturaleza, María por designio divino. En 1 Reyes 2,19 vemos que la madre del Rey se sienta a su derecha.

La Virgen María es Reina por su íntima relación con la realeza de Cristo.
De la unión con Cristo Rey deriva, en María Reina, tan esplendorosa sublimidad, que supera la excelencia de todas las cosas creadas; de esta misma unión nace su poder regio, por el que Ella puede dispensar los tesoros del reino del Divino Redentor(poder real); en fin, en la misma unión con Cristo tiene origen la eficacia inagotable de su materna intercesión con su Hijo y con el.

2- Por ser la perfecta discípula que acompañó a Su Hijo desde el principio hasta el final, Cristo le otorga la corona. Cf. Ap. 2,10 En María se cumplen las palabras: " el que se humilla será ensalzado". Ella dijo "He aquí la esclava del Señor".

3- Por ser la corredentora. El papa JPII, en la audiencia del 23-7-97 dijo que "María es Reina no sólo porque es Madre de Dios, sino también porque cooperó en la obra de la redención del género humano. Asunta al cielo, María es asociada al poder de su Hijo y se dedica a la extensión del Reino, participando en la difusión de la gracia divina en el mundo". Ella participa en la obra de salvación de su Hijo con su SI en el que siempre se mantuvo fiel, siendo capaz de estar al pie de la cruz (Cf. Jn 19:25) María Santísima, reinando con su hijo, coopera con El para la liberación del hombre del pecado. Todos nosotros, aunque en menor grado, debemos también cooperar en la redención para reinar con Cristo.

4- Por ser el miembro excelentísimo de la Iglesia: por su misión y santidad.
La misión de María Santísima es única pues solo ella es madre del Salvador. “Enemistad pondré entre ti y la mujer, y entre tu linaje y su linaje: él te pisará la cabeza mientras acechas tú su calcañar." -Génesis 3:15

Pío XII en 1954, instituyó la fiesta Litúrgica del Reinado de María al coronar a la Virgen en Santa María la Mayor, Roma.

FUNDAMENTO TEOLOGICO DE LA REALEZA DE LA VIRGEN MARIA

La razón por la que la Santísima Virgen María es Reina se fundamenta teológicamente en su divina Maternidad y en su función de ser Corredentora del género humano.
a) Por su divina Maternidad: Es el fundamento principal, pues la eleva a un grado altísimo de intimidad con el Padre celestial y la une a su divino Hijo, que es Rey universal por derecho propio.

En la Sagrada Escritura se dice del Hijo que la Virgen concebi­rá: "Hijo del Altísimo será llamado Y a El le dará el Señor Dios el trono de David su padre y en la casa de Jacob reinará eter­namente y su reinado no tendrá fin" (Lc. 1,32-33). Y a María se le llama "Madre del Señor" (Lc. 1,43); de donde fácilmente se deduce que Ella es también Reina, pues engendró un Hijo que era Rey y Señor de todas las cosas. Así, con razón, pudo escribir San Juan Damasceno: "Verdaderamente fue Señora de to­das las criaturas cuando fue Madre del Creador" (cit. en la Enc. Ad coeli Reginam, de Pío XII, 11-X-1954).

b) Por ser Corredentora del género humano: La Virgen María, por voluntad expresa de Dios, tuvo parte excelentísi­ma en la obra de nuestra Redención. Por ello, puede afir­marse que el género humano sujeto a la muerte por causa de una virgen (Eva), se salva también por medio de una Virgen (María). En consecuencia, así como Cristo es Rey por título de conquista, al precio de su Sangre, también María es Reina al precio de su Compasión dolorosa junto a la Cruz.

`Ta Beatísima María debe ser llamada Reina, no sólo por ra­zón de su Maternidad divina, sino también porque cooperó íntimamente a nuestra salvación. Así como Cristo, nuevo Adán, es Rey nuestro no sólo por ser Hijo de Dios sino tam­bién nuestro Redentor, con cierta analogía, se puede afirmar que María es Reina, no sólo por ser Madre de Dios sino tam­bién, como nueva Eva, porque fue asociada al nuevo Adán" (cfr. Pío XII, Enc, Ad coeli Reginam).

NATURALEZA DEL REINO DE MARIA
El reino de Santa María, a semejanza y en perfecta coincidencia con el reino de Jesucristo, no es un reino temporal y terreno, sino más bien un reino eterno y universal: -"Reino de verdad y de vida, de santidad, de gracia, de amor y de paz" (cfr. Prefacio de la Misa de Cristo Rey).

a) Es un reino eterno porque existirá siempre y no tendrá fin (cfr. Lc. 1,33) y, es universal porque se extiende al Cielo, a la tierra y a los abismos (cfr. Fil. 2,10-11).
b) Es un reino de verdad y de vida. Para esto vino Jesús al mundo, para dar testimonio de la verdad (cfr. Jn. 18,37) y para dar la vida sobrenatural a los hombres.

c) Es un reino de santidad y justicia porque María, la llena de gracia, nos alcanza las gracias de su Hijo para que seamos santos (cfr. Jn. 1,12-14); y de justicia porque premia las buenas obras de todos (cfr. Rom. 2,5-6).

d) Es un reino de amor porque de su eximia caridad nos ama con corazón maternal como hijos suyos y hermanos de su Hijo (cfr. 1 Cor. 13,8).

e) Es un reino de paz, nunca de odios y rencores; de la paz con que se llenan los corazones que reciben las gracias de Dios (cfr. Is. 9,6).

Santa María como Reina y Madre del Rey es coronada en sus imágenes -según costumbre de la Iglesia- para simbo­lizar por este modo el dominio y poder que tiene sobre todos los súbditos de su reino.

Fuente: corazones.org

Como creyentes de Cristo y de María nos faltan  muchas cosas para ser verdaderos hijos de tan misericordiosa Madre. Nadie puede decir que es el más perfecto de los hijos del cielo, el mejor, porque en algo seguramente le hemos fallado. ¿Cuántas veces María siendo reina nos ha dejado mensajes que no cumplimos? Constantemente nos insiste en:

  • No pecar
  • Arrepentirnos
  • Hacer penitencia por nuestros pecados
  • Hacer obras obras de misericordia
  • Hacer el Santo Rosario Mariano y el de la Divina Misericordia diariamente y en familia.
  • Amarnos los unos a los otros como su Hijo nos amó.

Podemos seguir la lista de pedidos que nos hace María y nosotros NO cumplimos cabalmente todo lo que nos pide. Solo nos extasiamos por su presencia, por sus mensajes pero no nos apasionamos en cumplirlos como su Hijo vivió su Pasión por salvarnos.

María es Reina y nos reina, ahora solo falta que como sus hijos y súbditos del Rey de Reyes y de Ella seamos fielmente OBEDIENTES  a sus mandatos.

Yo quiero ser gobernada por mi Amadísimo Cristo Rey y por mi Dulce Reina María y para alcanzar esa gracia de Dios debo recorrer todos los caminos que Ellos me indiquen, ofreciendo mis sufrimientos, mis caídas, mis debilidades a Ellos para que me fortalezcan y llegue a su reino.

Santa Elena

18 de agosto

Nueva imagen (31)Emperatriz romana y santa de las iglesias Católica y Ortodoxa.

Patrona de la arqueología, de la conversión y de los matrimonios difíciles.

Esta gran santa se ha hecho famosa por haber sido la madre del emperador que les concedió la libertad a los cristianos, después de tres siglos de persecución, y por haber logrado encontrar la Santa Cruz en Jerusalén.

Nació en el año 270 en Bitinia (sur de Rusia, junto al Mar Negro). Era hija de un hotelero, y especialmente hermosa. Y sucedió que llegó por esas tierras un general muy famoso del ejército romano, llamado Constancio Cloro y se enamoró de Elena y se casó con ella. De su matrimonio nació un niño llamado Constantino que se iba hacer célebre en la historia por ser el que concedió libertad a los cristianos.

Pero al morir Constancio Cloro, fue proclamado emperador por el ejército el hijo de Elena, Constantino, y después de una fulgurante victoria obtenida contra los enemigos en el puente Milvio en Roma (antes de la cual se cuenta que Constantino vio en sueños que Cristo le mostraba una cruz y le decía: « con éste signo vencerás» ), el nuevo emperador decretó que la religión Católica tendría en adelante plena libertad (año 313) y con éste decreto terminaron tres siglos de crueles y sangrientas persecuciones que los emperadores romanos habían hecho contra la Iglesia de Cristo.

Constantino amaba inmensamente a su madre Elena y la nombró Augusta o Emperatriz, y mandó hacer monedas con la figura de ella, y le dio pleno poderes para que empleara el dinero del gobierno en las obras buenas que ella quisiera. Elena que se había convertido al cristianismo, se fue a Jerusalén, y allá, con los obreros, que su hijo le proporcionó, se dedicó a excavar en el sitio dónde había estado el monte Calvario y allá encontró la cruz en la cual habían crucificado a Jesucristo (por eso la pinta con una cruz en la mano). Aparecieron las tres cruces y para saber cuál era la cruz en la que estuvo clavado Jesús, el obispo Demetrio organizó una procesión solemne, con toda la veneración que el asunto requería, rezando plegarias y cantando salmodias, para poner sobre las cruces descubiertas el cuerpo de una cristiana moribunda por si Dios quisiera mostrar la Cruz de Cristo. El milagro se produjo al ser colocada en sus parihuelas sobre la tercera de las cruces la pobre enferma que recuperó milagrosamente la salud.
Tres partes mandó hacer Elena de la Cruz. Una se trasladó a Constantinopla, otra quedó en Jerusalén y la tercera llegó a Roma donde se conserva y venera en la iglesia de la Santa Cruz de Jerusalén.

En Tierra Santa hizo construir tres templos: uno en el Calvario, otro en el Monte de los Olivos, y el tercero en Belén. Gastó su vida en hacer buenas obras por la religión y los pobres, y ahora reina en el cielo y ruega por nosotros que todavía sufrimos en la tierra.

Santa Elena nos da una lección muy hermosa: cuando se dispone de mucho dinero es más fructífero utilizarlo en las obras que agraden a Dios y la que ella hizo fue la más grande: encontrar la Cruz donde fue crucificado nuestro Señor. No para el hecho de adorar una simple cruz sino para recordar siempre, cada día de nuestra vida que en esa Cruz Jesús nos mostró todo su amor y agradecerle ese inmenso amor: su vida en la cruz por el perdón de nuestros pecados.

SANTA ROSA DE LIMA

rosaVirgen
"Rosa de Santa María"

Patrona de
América, Perú y las Filipinas
Fiesta 30 de agosto

Rosa de Lima, la primera santa americana canonizada, nació de ascendencia española en la capital del Perú en 1586. Sus humildes padres son Gaspar de Flores y María de Oliva. Aunque la niña fue bautizada con el nombre de Isabel, se la llamaba comúnmente Rosa y ése fue el único nombre que le impuso en la Confirmación el arzobispo de Lima, Santo Toribio. Rosa tomó a Santa Catalina de Siena por modelo, a pesar de la oposición y las burlas de sus padres y amigos. En cierta ocasión, su madre le coronó con una guirnalda de flores para lucirla ante algunas visitas y Rosa se clavó una de las horquillas de la guirnalda en la cabeza, con la intención de hacer penitencia por aquella vanidad, de suerte que tuvo después bastante dificultad en quitársela. Como las gentes alababan frecuentemente su belleza, Rosa solía restregarse la piel con pimienta para desfigurarse y no ser ocasión de tentaciones para nadie.

Una dama le hizo un día ciertos cumplimientos acerca de la suavidad de la piel de sus manos y de la finura de sus dedos; inmediatamente la santa se talló las manos con barro, a consecuencia de lo cual no pudo vestirse por sí misma en un mes. Estas y otras austeridades aún más sorprendentes la prepararon a la lucha contra los peligros exteriores y contra sus propios sentidos. Pero Rosa sabía muy bien que todo ello sería inútil si no desterraba de su corazón todo amor propio, cuya fuente es el orgullo, pues esa pasión es capaz de esconderse aun en la oración y el ayuno. Así pues, se dedicó a atacar el amor propio mediante la humildad, la obediencia y la abnegación de la voluntad propia.

Aunque era capaz de oponerse a sus padres por una causa justa, jamás los desobedeció ni se apartó de la más escrupulosa obediencia y paciencia en las dificultades y contradicciones. Rosa tuvo que sufrir enormemente por parte de quienes no la comprendían. El padre de Rosa fracasó en la explotación de una mina, y la familia se vio en circunstancias económicas difíciles. Rosa trabajaba el día entero en el huerto, cosía una parte de la noche y en esa forma ayudaba al sostenimiento de la familia. La santa estaba contenta con su suerte y jamás hubiese intentado cambiarla, si sus padres no hubiesen querido inducirla a casarse. Rosa luchó contra ellos diez años e hizo voto de virginidad para confirmar su resolución de vivir consagrada al Señor.

Al cabo de esos años, ingresó en la tercera orden de Santo Domingo, imitando así a Santa Catalina de Siena. A partir de entonces, se recluyó prácticamente en una cabaña que había construido en el huerto. Llevaba sobre la cabeza una cinta de plata, cuyo interior era lleno de puntas sirviendo así como una corona de espinas. Su amor de Dios era tan ardiente que, cuando hablaba de El, cambiaba el tono de su voz y su rostro se encendía como un reflejo del sentimiento que embargaba su alma. Ese fenómeno se manifestaba, sobre todo, cuando la santa se hallaba en presencia del Santísimo Sacramento o cuando en la comunión unía su corazón a la Fuente del Amor.

Extraordinarias pruebas y gracias.

Dios concedió a su sierva gracias extraordinarias, pero también permitió que sufriese durante quince años la persecución de sus amigos y conocidos, en tanto que su alma se veía sumida en la más profunda desolación espiritual.

El demonio la molestaba con violentas tentaciones. El único consejo que supieron darle aquellos a quienes consultó fue que comiese y durmiese más. Más tarde, una comisión de sacerdotes y médicos examinó a la santa y dictaminó que sus experiencias eran realmente sobrenaturales.

Rosa pasó los tres últimos años de su vida en la casa de Don Gonzalo de Massa, un empleado del gobierno, cuya esposa le tenía particular cariño. Durante la penosa y larga enfermedad que precedió a su muerte, la oración de la joven era: "Señor, auméntame los sufrimientos, pero auméntame en la misma medida tu amor". Dios la llamó a Sí el 24 de agosto de 1617, a los treinta y un años de edad. El capítulo, el senado y otros dignatarios de la ciudad se turnaron para transportar su cuerpo al sepulcro. El Papa Clemente X la canonizó en 1671.

Santa Rosa nos reta a entregarnos con mas pasión al amado Jesucristo. Es esa pasión de amor la que nos debe mover a vivir en  santidad abrazando nuestra cruz con todo el corazón y saber cargar el peso de esa cruz. Ofreciendo siempre nuestros sufrimientos al Señor. Solo pensemos todo lo que Cristo vivió en su pasión; una viacrucis extremamente doloroso y al sufrir por reparar nuestros pecados y los del mundo consolamos a Jesús pues le ayudamos a cargar esa cruz un miserable momentito; tiempo en que goza nuestro Señor nuestro acompañamiento pues le permitimos descansar tantito, lo consolamos, lo sentimos amado, le hacemos saber que valoramos el precio que pagó por limpiar nuestros pecados y se siente en compañía.

AMA A JESUS TU SALVADOR CON EL AMOR QUE ÉL TE DIO Y SÍGUELO.

SAN AGUSTÍN

Fiesta 28 de agosto

Nueva imagen (27)

Padre y Doctor de la Iglesia, apasionado buscador de la verdad

Uno de los cuatro doctores mas reconocidos de la iglesia latina llamado Doctor de la gracia

"Nos has hecho para ti, Señor, y nuestro corazón estará insatisfecho hasta que descanse en ti"
354-430 AD

San Agustin nació en Africa del Norte en 354, hijo de Patricio y Santa Mónica. Tuvo un hermano y una hermana que llegó a ser abadesa de un convento y después de su muerte San Agustín escribió una carta dirigida a su sucesora incluyendo consejos acerca de la futura dirección de la congregación; lo que se convirtió en la base para la “Regla de San Agustín”.

 

¡TARDE TE AMÉ! ESTABAS DENTRO DE MÍ, Y YO TE BUSCABA POR FUERA...

 
Agustín de Tagaste era un joven y brillante orador, dotado de una gran inteligencia y un corazón ardiente. Su adolescencia transcurrió entre diversas escuelas de Madaura, Tagaste y Cartago, de manera un tanto turbulenta. Durante años anduvo sin apenas rumbo moral en su vida, muy influida por amistades poco recomendables: «Mientras me olvidaba de Dios —dice de sí mismo—, por todas partes oía: ¡Bien, bien!». «Yo ardía en deseos de hartarme de las más bajas cosas y llegué a envilecerme hasta con los más diversos y turbios amores; me ensucié y me embrutecí por satisfacer mis deseos. Me sentía inquieto y nervioso, solo ansiaba satisfacerme a mí mismo, hervía en deseos de fornicar. (...) ¡Ojalá hubiera habido alguien que me ayudara a salir de mi miseria...!». No era feliz: «Sabía que Dios podía curar mi alma, lo sabía; pero ni quería, ni podía; tanto más cuanto que la idea que yo tenía de Dios no era algo real y firme, sino un fantasma, un error. Y si me esforzaba por rezar, inmediatamente resbalaba como quien pisa en falso, y caía de nuevo sobre mí. Yo era para mí mismo como una habitación inhabitable, en donde ni podía estar ni podía salir. ¿Dónde podría huir mi corazón que huyese de mi corazón? ¿Cómo huir de mí mismo?».

Buscaba la verdad en diversas ideologías. Habló con las figuras intelectuales más destacadas para encontrar respuesta a las situaciones culturales y sociales de su época. Pasaba de maestro en maestro y de ideología en ideología. Pero nada le llenaba el corazón. Leía incesantemente. Triunfó dando clases y conferencias, hasta convertirse en un personaje de moda. Era un pensador influyente al que llamaban de todos los sitios.

Estando en Milán, en el año 384, acudía, sin demasiada buena disposición, a escuchar las homilías de Ambrosio, obispo de la ciudad. Ambrosio era un hombre de una gran talla intelectual, y Agustín estaba interesado en su oratoria, no en su doctrina, pero «al atender para aprender de su elocuencia —explicaba—, aprendía al mismo tiempo lo que de verdadero decía». Le parecía que aquel hombre explicaba de un modo distinto los pasajes de la Sagrada Escritura que él ridiculizaba en sus clases y que ahora le empezaron a parecer verdaderos.

El 1 de enero del año 385 se estaba preparando para hablar ante toda la Corte del Emperador Valentiniano, instalada por entonces en aquella ciudad. Agustín estaba consiguiendo sus propósitos de triunfar gracias a su elocuencia, pese a ser aún muy joven. Pero notaba que algo en su vida estaba fallando. «Al volver —escribiría más adelante—, y pasar por una de las calles de Milán, me fijé en un pobre mendigo que, despreocupado de todo, reía feliz. Yo, entonces, interiormente, lloré».
Una cascada de sentimientos se desbordó en el corazón de Agustín. Caminaba, como siempre, rodeado de un grupo de amigos. «Les dije que era nuestra ambición la que nos hacía sufrir y nos torturaba, porque nuestros esfuerzos, como esos deseos de triunfar que me atormentaban, no hacían más que aumentar la pesada carga de nuestra infelicidad».

«No hago más que trabajar y trabajar para lograr mis objetivos, y cuando los consigo, ¿soy más feliz? No. Tengo que seguir bregando contra todo y contra todos para mantenerme en mi puesto. Mientras tanto, ese tipo vive tan contento sin tener nada... Bueno; no sé si estará contento, no sé si será realmente feliz, pero, desde luego, el que no soy feliz soy yo... No es que me guste su vida, ¡es mi vida la que no me gusta! He conseguido un estatus, una posición económica y cultural... ¿y qué?». «No compares —le dijeron sus amigos—. Ese tipo se ríe porque habrá bebido. Y tú tienes todos los motivos para estar feliz, porque estás triunfando...». Sí, estaba triunfando, pero aquellos éxitos en su cátedra y en sus conferencias, más que alegrarle, le deprimían. «Al menos —se decía— ese mendigo se ha conseguido el vino honradamente pidiendo limosna, y yo... he alcanzado mi estatus a base de traicionarme a mí mismo. Si el mendigo estaba bebido, su borrachera se le pasaría aquella misma noche, pero yo dormiría con la mía, y me despertaría con ella, y me volvería a acostar y a levantar con ella día tras día».

La crisis se había desencadenado. Pero la lucha no había hecho más que empezar, llena de vacilaciones. «La fe católica me da explicaciones a lo que me pregunto...; sin embargo, ¿por qué no me decido a que me aclaren las demás cosas?».

En su vida moral seguía haciendo lo que le apetecía. Deseaba salir de aquella situación, pero, a la vez, se sentía incapaz. «Si uno se deja llevar por esas pasiones, al principio se convierten en una costumbre, y luego en una esclavitud...». Era un esclavo de esas pasiones, lo reconocía. Por eso, el tiempo pasaba y Agustín se resistía a cambiar. «Deseaba la vida feliz del creyente, pero a la vez me daba miedo el modo de llegar a ella». «Pensaba que iba a ser muy desgraciado si renunciaba a las mujeres...». «¡Qué caminos más tortuosos! Ay de esta alma mía insensata que esperó, lejos de Dios, conseguir algo mejor. Daba vueltas, se ponía de espaldas, de lado, boca abajo..., pero todo lo encontraba duro e incómodo...».

Agustín va poco a poco logrando vencer la sensualidad y la soberbia, pero se encuentra también con otro poderoso enemigo: «Me daba pereza comenzar a caminar por la estrecha senda». «Todavía seguía repitiendo como hacía años: mañana; mañana me aparecerá clara la verdad y, entonces, me abrazaré a ella».
El proceso de su conversión pasó —según contaría él mismo en su libro “Las Confesiones”— por multitud de pequeños detalles. El paso definitivo se produjo un día de agosto del año 386, en que recibió la visita de su amigo Ponticiano. Tuvieron una animada conversación. En un momento dado, Ponticiano le contó la historia de un monje llamado Antonio, y luego, viendo el creciente interés de Agustín, una anécdota suya personal. Le contaba esas cosas con intención de acercarle a Dios, pero probablemente no sospechó el fuerte influjo que produjeron en Agustín. «Lo que me contaba Ponticiano me ponía a Dios de nuevo frente a mí, y me colocaba a mí mismo enérgicamente ante mis ojos para que advirtiese mi propia maldad y la odiase. Yo ya la conocía, pero hasta entonces quería disimularla, y me olvidaba de su fealdad». «Me puso cara a cara conmigo mismo para que viese lo horrible que era yo.»

Mientras su amigo hablaba, Agustín pensaba en su alma, que encontraba tan débil, oprimida por el peso de las malas costumbres que le impedían elevarse a la verdad, pese a que ya la veía claramente. «Habían pasado ya muchos años, unos doce aproximadamente, desde que cumplí los diecinueve, desde aquel año en que por leer a Cicerón me vi movido a buscar la sabiduría.» «Había pedido a Dios la castidad, aunque de este modo: “Dame, Señor, la castidad y la continencia, pero no ahora”, porque temía que Dios me escuchara demasiado pronto y me curara inmediatamente de mi enfermedad de concupiscencia, que yo prefería satisfacer antes que apagar.» «Se redoblaba mi miedo y mi vergüenza a ceder otra vez y no terminaba de romper lo poco que ya quedaba».

Ponticiano terminó de hablar, explicó el motivo de su visita, y se fue. El combate interior de Agustín se acercaba a su final. Cada vez faltaba menos, pero «podía más en mí lo malo, que ya se había hecho costumbre, que lo bueno, a lo que no estaba acostumbrado.»

Se decía: «¡Venga, ahora, ahora!». Pero cuando estaba a punto... se detenía en el borde. Era como si los viejos placeres le retuviesen, diciéndole bajito: «¿Cómo? ¿Es que nos dejas? ¿Ya no estaremos contigo, nunca, nunca? ¿Desde ahora ya no podrás hacer eso... , ni aquello? ¡Y qué cosas, Dios mío, me sugerían con las palabras eso y aquello!». Los placeres seguían insistiéndole: «¿Qué? ¿Es que piensas que vas a poder vivir sin nosotros, tú? ¿Precisamente tú...?». Miró a su alrededor. Muchos lo habían logrado. «¿Por qué no voy a poder yo —se preguntó— si éste, si aquel, si aquella, han podido?».

Salió con su amigo Alipio al jardín de la casa. «¡Hasta cuándo —se preguntaba—, hasta cuándo, mañana, mañana! ¿Por qué no hoy? ¿Por qué no ahora mismo y pongo fin a todas mis miserias?». Mientras decía esto, oyó que un niño gritaba desde una casa vecina: «¡Toma y lee! ¡Toma y lee!». Pensó que Dios se servía de ese chico para decirle algo. Corrió hacia el libro, y lo abrió al azar por la primera página que encontró. Leyó en silencio: «No andéis más en comilonas y borracheras, ni haciendo cosas impúdicas. Dejad ya las contiendas y peleas. Revestíos de Nuestro Señor Jesucristo, y no busquéis cómo contentar los antojos de la carne y de sus deseos.» Esa era la respuesta. Era «Como si me hubiera inundado el corazón una fortísima luz, se disipó toda la oscuridad de mis dudas». Cuando se tranquilizó un poco se lo contó a Alipio, que quiso ver lo que había leído. Se lo enseñó y su amigo se fijó en la frase siguiente del texto de la Escritura, en la que no había reparado. Seguía así: «Recibid al débil en la fe».

A los pocos meses, en la Vigilia Pascual, recibieron el bautismo Agustín, su hijo y su amigo. Años después, escribiría: «Tarde te amé, Belleza, tan antigua y tan nueva, ¡tarde te amé! Estabas dentro de mí, y yo te buscaba por fuera... Me lanzaba como una bestia sobre las cosas hermosas que habías creado. Estabas a mi lado, pero yo estaba muy lejos de Ti. Esas cosas... me tenían esclavizado. Me llamabas, me gritabas, y al fin, venciste mi sordera. Brillaste ante mí y me liberaste de mi ceguera... Aspiré tu perfume y te deseé. Te gusté, te comí, te bebí. Me tocaste y me abrasé en tu paz».

El camino de San Agustín hacia la conversión refleja muy bien la tendencia de todo hombre a retrasar las decisiones que vemos bastante claras con la cabeza pero a las que se opone la resistencia de nuestras pasiones. Las llamadas de Dios chocan contra ese muro en nuestro interior, que retrasa nuestras respuestas, nos desvía del camino y ese mañana debe ser AHORA pues la hora de la salvación es corta.
Si nos tomamos tiempo para considerar con calma las cosas en la presencia de Dios, para reflexionar y obrar con madurez y libertad, es algo prudente, lógico y necesario. Pero si nos tomamos ese tiempo para ver si así se diluyen las cosas y se pierde la voz del Señor en el ruido de fondo de nuestra vida, entonces nos estamos autoengañando, como explicaba San Agustín. Quizá entonces, a ese “mañana, mañana...” haya que encararse pensando si no es nuestro hoy precisamente el que nos pide Dios.
Si se entiende bien lo que supone descubrir y conocer el designio de Dios para nuestra vida, lo propio no es la espera, sino la esperanza. Hemos de fomentar la esperanza de ese encuentro con Dios. La espera puede aguardarse durmiendo, la esperanza, caminando. La espera es un sillón; la esperanza, una bandera. La espera, un refugio cómodo; la esperanza cristiana, una virtud aguerrida. Los verdaderos tiempos de Dios implican un sentido de urgencia. Si pensamos en tantas personas que aún no conocen a Dios, en todas las que le conocen pero no le aman, y en todas las que le odian, y en las que mueren sin haber oído siquiera hablar de Él, entonces entendemos que es URGENTE IR CON DIOS.

La preparación y la buena predisposición han de ser meditadas y maduradas. Aunque podemos responder a Dios inmediatamente, como lo hizo la Virgen «Hágase en mí según tu palabra» . Dios en estos tiempos nos requiere con prontitud porque la hora en que Él vendrá es corta.

Siempre pedimos tiempo y calma, ¿para decidir o para olvidar? Así lo relataba San Agustín: «Me encontraba en la situación de uno que está en la cama por la mañana. Le dicen: ”¡Fuera!, levántate, Agustín”. Yo decía, al contrario: “Sí, más tarde, un poco más todavía”. Al fin, el Señor me dio un buen empujón y salí.»

Agustín fue un apasionado buscador de la verdad. Al final descubrió que solo en Dios se pueden saciar los deseos profundos del corazón humano y darnos la verdadera felicidad. Su vida nos muestras que comúnmente el ser humano al buscar la felicidad tan anhelada, la buscan recorriendo caminos equivocados y se pierden en callejones sin salida, en donde al final del callejón encuentran a Dios y en Él la felicidad eterna.

Su filosofía nos deja grandes enseñanzas:

El amor sincero y verdadero solo es posible tenerlo en Dios, quien está dentro de nosotros mismos. Un amor sincero que no espera ni reclama pero que se goza en el inmenso amor de Dios.

La verdad es Cristo, es nuestro Creador, nuestro Salvador y somos de Él. Para conocerle es necesario conocer su palabra: La Sagrada Escritura.

La conversión profunda vivida al tener su encuentro con Jesús Resucitado en el que creyó y le abrió s corazón y le permitió dejar hacer su voluntad entregándole su vida de trabajo a su servicio.

NO divaguemos buscando quien es el verdadero Dios ni cuál es la religión correcta. San Agustín nos muestra que solo hay un solo Dios que es Jesucristo, el Crucificado y lo conoció resucitado. Agustín tuvo la dicha de ser el compañero evangelizador de San Pedro, (quien fue el primer Papa de la Iglesia Católica) en quien Jesús edificó su Iglesia.

Al leer las Confesiones de San Agustín  nos daremos cuenta del proceso que obró en él y cómo todas las creaturas de Dios estamos llamados a la conversión. al servicio de Dios, a amarlo y dar testimonio de Él.

Ama al Señor tu Dios por sobre todas las cosas.


 

Fuente:Alfonso Aguiló interrogantes.net