Hermana de Lázaro y María, quien recibió en su casa de Betania, cerca de Jerusalén, a Jesús, el Señor, y muerto su hermano Lázaro, proclamó: «Tú eres el Cristo, el Hijo de Dios vivo, que has venido al mundo» (s. I). Protectora especial de cosas difíciles y urgentes, ya que con ella obtuvo sus súplicas la resurrección de Lázaro. Patrona de: cocineras, sirvientas, amas de casa, Hoteleros, Casas de Huéspedes, Administradores de Hospitales, escultores, Pintores, lavanderas, de las Hermanas de la Caridad moribundos, del Hogar. Marta es hermana de María y de Lázaro y vivía en Betania, pequeña población distante unos cuatro kilómetros de Jerusalén, en las cercanías del Monte de los Olivos. Jesús Nuestro Señor vivía en Galilea pero cuando visitaba Jerusalén acostumbraba hospedarse en la casa de estos tres discípulos en Betania. Marta se esforzó en servirle lo mejor que pudo y, más tarde, con sus oraciones impetró la resurrección de su hermano. Nuestro Señor aprecia el servicio de Marta, pero al mismo tiempo sabía que era imperfecto. El Señor corrige a Marta, penetra en su corazón afanado y dividido y establece prioridades: «Marta, Marta, te preocupas y te agitas por muchas cosas; y hay necesidad de pocas, o mejor, de una sola. María ha elegido la parte buena, que no le será quitada.» -Lucas 10: 41-42 Esa única cosa de la que hay necesidad es de poner todo el corazón en amar a Dios, atender a Jesús que nos habla, que quiere levantarnos de nuestra miseria. Por ello, Cristo alabó la elección de María y afirmó: "sólo una cosa es necesaria". Eso significa que la salvación eterna debe ser nuestra única preocupación. Jesús encontró más digna de alabanza la actitud contemplativa de María. Cuanto quisiera El Señor que todos, como María, nos sentáramos ante el para escucharle. Ella se consagraba a la única cosa realmente importante, que es la atención del alma en Dios. También el Padre nos pide que, ante todo, escuchemos a Su Hijo (Mt 17-5). |
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