Fiesta 11 de julio.
Fundador de las órdenes monásticas de occidente. Patrón: Europa. Asuntos para los que se invoca su ayuda: Exorcismo, Corte de trabajos de Magia, Moribundos, erupciones cutáneas, sarpullidos, envenenamientos, trabajadores agrícolas, granjeros, forjadores y fundidores del cobre, moribundos, eripsela facial, contra la fiebre, piedras en órganos, enfermedades inflamatorias, enfermedades del riñón, monjes, personas en órdenes religiosas, intoxicaciones, escolares, espeleólogos, tentaciones.
Vivió como ermitaño por muchos años en una región rocosa y agreste de Italia. San Benito nació de familia rica en Nursia, región de Umbría, Italia, en el año 480. Su hermana gemela, Escolástica, también alcanzó la santidad.
Después de haber recibido en Roma una adecuada formación, estudiando la retórica y la filosofía.
Se retiró de la ciudad a Enfide (la actual Affile), para dedicarse al estudio y practicar una vida de rigurosa disciplina ascética. No satisfecho de esa relativa soledad, a los 20 años se fue al monte Subiaco bajo la guía de un ermitaño y viviendo en una cueva. Tres años después se fue con los monjes de Vicovaro. No duró allí mucho ya que lo eligieron prior pero después trataron de envenenarlo por la disciplina que les exigía. Con un grupo de jóvenes, entre ellos Plácido y Mauro, fundo su primer monasterio en en la montaña de Cassino en 529 y escribió la Regla, cuya difusión le valió el título de patriarca del monaquismo occidental. Fundó numerosos monasterios, centros de formación y cultura capaces de propagar la fe en tiempos de crisis.
Vida de oración disciplina y trabajo
Se levantaba a las dos de la madrugada a rezar los salmos. Pasaba horas rezando y meditando. Hacia también horas de trabajo manual, imitando a Jesucristo. Veía el trabajo como algo honroso. Su dieta era vegetariana y ayunaba diariamente, sin comer nada hasta la tarde. Recibía a muchos para dirección espiritual. Algunas veces acudía a los pueblos con sus monjes a predicar. Era famoso por su trato amable con todos.
Su gran amor y su fuerza fueron la Santa Cruz con la que hizo muchos milagros. Fue un poderoso exorcista. Este don para someter a los espíritus malignos lo ejerció utilizando como sacramental la famosa Cruz de San Benito. Predijo el día de su propia muerte; pues el último día recibió el Cuerpo y la Sangre del Señor.
“Santísimo confesor del Señor; Padre y jefe de los monjes, interceded por nuestra santidad, por nuestra salud del alma, cuerpo y mente. Destierra de nuestra vida, de nuestra casa, las asechanzas del maligno espíritu. Líbranos de funestas herejías, de malas lenguas y hechicerías”
La Medalla de San Benito es un signo sagrado, un sacramental. Presenta de un lado la Cruz de Cristo y del otro la imagen de San Benito Abad. Sobre la Cruz -y a su alrededor- se hallan escritas las letras iniciales de una oración ó exorcismo. La Medalla de San Benito recuerda a los fieles que la llevan consigo la presencia constante de Dios y su protección.
El significado de las iniciales es el siguiente:
Cruz del Santo Padre Benito | Crux Sancti Patris Benedicti |
La Santa Cruz sea mi luz, | Crux Sancta Sit Mihi Lux |
Esta oración es usada contra hechicerías y puede ser usada diario para destruir todo el mal, cualquier tentación que el demonio nos pone para caer en pecado y apartarnos de Dios como la tentación de tomar bebidas alcohólicas, de tener maldad en nuestro corazón, de hacer algún mal a cualquier persona, de rechazar la práctica de los antivalores: flojera, deshonestidad, libertinaje, irresponsabilidad, odio, etc.
Para protección del hogar se pone una calcomanía de la medalla de San Benito detrás de la puerta y se hace la oración anterior y hacer cinco veces la Señal de la Cruz:
Por la señal de la santa cruz, de nuestros enemigos líbranos Señor Dios Nuestro, En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén. Puedes agregar tres Padre Nuestro y la Devoción de las Tres Avemarías (las encuentras aquí en el mes de enero) y tres Gloria.
Es importante saber que cuando se cree que alguien ha hecho hechicería contra un católico solo debemos recurrir a las cosas que Dios nos dio para librarnos de ellas:
- Agua Bendita (bendecida en alguno de los siguientes días: Vigilia Pascual, Sagrado Corazón de Jesús, de alguna advocación mariana como la Virgen del Carmen, de algún santo: San Ignacio de Loyola, San Benito Abad, etc)
- Sangre de Cristo
- Oración: el Santo Rosario Mariano y el de la Sangre de Cristo.
- La santa Unción
- Obras de misericordia
- Y aquello que nos recomienden nuestros sacerdotes.
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