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jueves, 4 de junio de 2015

Inmaculado corazón de María

Con la Devoción al Inmaculado Corazón de nuestra Madre se busca la poderosa fuente de amor y sabiduría, que ella encierra.

 

imageMaría, Madre de Jesús y nuestra, nos muestra su Inmaculado Corazón que arde de amor divino, rodeado de rosas blancas nos muestra su pureza total y que atravesado por una espada nos invita a vivir el sendero del dolor-alegría. Su Inmaculado Corazón nos lleva de manera directa y misteriosa al Sagrado Corazón de Jesús. Y es que en María todo nos dirige a su Hijo. Los Corazones de Jesús y María están maravillosamente unidos en el tiempo y la eternidad.

El modo más seguro de llegar a Jesús es por medio de su Madre. Por ello, nos consagramos al Corazón de Jesús por medio del Corazón de María. Santa María, Mediadora de todas las gracias, nos invita a confiar en su amor maternal, a dirigir nuestras plegarias pidiéndole a su Inmaculado Corazón que nos ayude a conformarnos con su Hijo Jesús.

Venerar su Inmaculado Corazón significa, pues, no sólo reverenciar el corazón físico sino también su persona como fuente y fundamento de todas sus virtudes. Veneramos expresamente su Corazón como símbolo de su amor a Dios y a los demás.

Ella, quien atesoraba y meditaba todos los signos de Dios en su Corazón, nos llama a esforzarnos por conocer nuestro propio corazón, es decir la realidad profunda de nuestro ser, donde encontramos la huella divina que exige el encuentro pleno con Dios Amor.

La historia de la devoción del Inmaculado Corazón se inicia en el siglo XVII, como consecuencia del movimiento espiritual que procedía de San Juan Eudes.

Más adelante, en diciembre del año 1925 la Virgen Santísima se le apareció a Lucía Martos, vidente de Fátima, y le prometió asistir a la hora de la muerte, con las gracias necesarias para la salvación, a todos aquellos que en los primeros sábados de cinco meses consecutivos, se confesasen, recibieran la Sagrada Comunión, rezasen una tercera parte del Rosario, con la intención de darle reparación.

En la tercera aparición de Fátima, Nuestra Madre le dijo a Lucía: "Nuestro Señor quiere que se establezca en el mundo la devoción al Corazón Inmaculado. Si se hace lo que te digo se salvarán muchas almas y habrá paz; terminará la guerra.... Quiero que se consagre el mundo a mi Corazón Inmaculado y que en reparación se comulgue el primer sábado de cada mes.... Si se cumplen mis peticiones, Rusia se convertirá y habrá paz.... Al final triunfará mi Corazón Inmaculado y la humanidad disfrutará de una era de paz."

En un diálogo entre Lucía y Jacinta, ella, de diez años, dijo a Lucía: "A mí me queda poco tiempo para ir al Cielo, pero tú te vas a quedar aquí abajo para dar a conocer al mundo que nuestro Señor desea que se establezca en el mundo la devoción al Corazón Inmaculado de María".

"Diles a todos que pidan esta gracia por medio de ella y que el Corazón de Jesús desea ser venerado juntamente con el Corazón de su Madre. Insísteles en que pidan la paz por medio del Inmaculado Corazón de María, pues el Señor ha puesto en sus manos la paz del mundo."

El Papa Pío XII, el 31 de Octubre de 1942, al clausurarse la solemne celebración en honor de las Apariciones de Fátima, conforme al mensaje de éstas, consagró el mundo al Inmaculado Corazón de María. El 4 de mayo de 1944 el Santo Padre instituyó la fiesta del Inmaculado Corazón de María

CONSAGRACION

” Oh, Virgen mía, Oh, Madre mía,
yo me ofrezco enteramente a tu Inmaculado Corazón
y te consagro mi cuerpo y mi alma,
mis pensamientos y mis acciones.

Quiero ser como tu quieres que sea,
hacer lo que tu quieres que haga.
No temo, pues siempre estas conmigo.
Ayúdame a amar a tu hijo Jesús,
con todo mi corazón y sobre todas las cosas.

Pon mi mano en la tuya para que este siempre contigo.”
Amen

¡QUIERO SER COMO TÚ, MARIA!

Alegre, para que los que viven junto a mí sean más felices

Prudente, para que mis palabras no causen heridas

Orante, para escuchar la voz del Señor

Sencillo, para no dejarme engañar por el escaparate de la sociedad

Valiente, para no acobardarme ante las dificultades

Con las manos abiertas, para dar aquello que otros necesiten

Afable, para tratar a los demás con respeto y cariño

Limpio, para no juzgar por las apariencias

Con esperanza, para huir del pesimismo

Oyente, para conducirme por la Palabra de Dios

Te ofrezco, María, mi DEBILIDAD

Que Tú la transformes en algo agradable a Dios

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