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miércoles, 6 de febrero de 2013

Purificación de María Santísima

2 de febrero

Era tradición en Israel que la madre que daba a luz debía presentarse en el templo a los cuarenta días después de su parto para "purificarse", pues era idea común entre los judíos que la madre, al parir, quedaba "manchada" según la Ley, y debía presentar una ofrenda al Señor para purificar su alma. Y era entonces cuando las madres aprovechaban para ofrecer a Dios a sus primogénitos. María no necesitaba purificarse, porque Dios la había adornado de una pureza inviolada y la había preservado de toda mancha de pecado desde su concepción inmaculada. No obstante, María cumplió estrictamente con todas esas ordenanzas y acepta purificarse. Cumplió esto no por ser impura o pecadora sino por obediencia y fidelidad a Dios. Amaba fielmente a Dios que quiso cumplir como las demás. Siendo Hija de Dios Inmaculada no lo necesitaba pero fue una forma de mostrar su agradecimiento a Dios por haber hecho tantas maravillas en ella.

Permaneció 40 días en su casa sin dejarse ver, absteniéndose de entrar al templo y de participar en las ceremonias de culto. Luego se dirigió a Jerusalén con su hijo en brazos, hizo sus ofrendas como acción de gracias y para su expiación, presentó a su Hijo, por manos del sacerdote a su Padre Celestial y luego lo rescató por cinco shekels recibiéndolo de nuevo en sus brazos hasta que el Padre volviera a reclamarlo.

María que supo amar fiel y profundamente a Dios no da ejemplo de obediencia filial. Nos invita a las madres de hoy a ofrecer a nuestros hijos al Señor y consagrarlos a Él, pues solo Dios es el que los puede rescatar ahora de la maldad en la que los hemos dejado caminar al abandonar el cumplimiento de las leyes y mandamientos de Dios. Toda madre y padre, también a ejemplo de San José; que predica amar a su hijo tiene la obligación de cumplir por libertad propia y amor a Dios, consagrar sus hijos a Él y así alcanzarán la salvación y ellos crecerán como el Niño Jesús: fortaleciéndose en Dios. Y solo hay un camino para lograrlo: conocer su sagrada palabra y cumplir sus leyes y mandamientos.

En algunos lugares se acostumbra llevar a los niños a ser bendecidos en esta fiesta, además de llevar las velas a bendecir. Pues María es la Madre de la Luz: Jesús, Luz del mundo y las naciones. Este es un buen día para mostrar tu amor a Dios e ir a recibir la luz, pedir a Dios que nos ilumine durante nuestra vida y renovar esta súplica cada día de la candela o Candelaria.

Cristo la Luz del mundo presentada por su Madre en el Templo viene a iluminar a todos como la vela o las candelas, de donde se deriva la advocación de la Virgen de la "Candelaria", advocación mariana (la segunda más celebrada entre las advocaciones), muy arraigada en varios países de América y en muchos lugares de México. Esta Virgen es Patrona de Tlacotalpan, Ver. Donde se conmemora con una fiesta muy conocida a nivel internacional por el embalse de los toros. Celebración que se realiza desde el siglo XIX, inicia el 31 de enero y concluye hasta el 9 de febrero. El día 2 la Virgen, patrona de los pescadores, sale a las calles hasta llegar a orillas del Papaloapan, donde la llevan a una pinga para recorrer el caudal del río y una veintena de lanchas comandadas por pescadores, la flanquean de ambos lados.

Al rendirle tributo, los tlacotalpeños sienten bendecida su tierra y oran fervientemente para que la virgen los libre de inundaciones e inclemencias.

Este día solo es fiesta para las parroquias que tienen como Patrona esta advocación como la Parroquia de San Juan de los Lagos en que se celebra la Fiesta a Nuestra Señora de San Juan de los Lagos. En otras parroquias se hace en honor a la Virgen de la Candela, Virgen de la Candelaria o Virgen de la Purificación. Pero la fiesta principal es la Presentación del Señor pues es el segundo gran Misterio donde Jesús es dado a conocer en el Templo ante el mundo. Jesús es en todo momento el centro de nuestra existencia y María, su Madre es quien le acompaña en todo momento.

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