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lunes, 18 de febrero de 2013

San Valentín y el amor

 

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Patrón de los matrimonios, las familias y los ciegos.

14 de febrero

El amor de Dios reina en el corazón de todos los santos, pero San Valentín tiene la dicha de ser el patrón de los jóvenes prometidos, los matrimonios y las familias. El amor de este santo sacerdote por Jesucristo y por defender el Sacramento del Matrimonio nos inspira a elevar el amor humano a las alturas del amor divino para el cual fuimos creados. Los cristianos debemos aprovechar esta fiesta para recuperar el sentido cristiano del amor y del matrimonio a la luz de Cristo.

El emperador Claudio II, prohibió la celebración de matrimonios para los jóvenes, porque en su opinión los solteros sin familia eran mejores soldados, ya que tenían menos ataduras. El santo considerando esta injusticia celebraba en secreto matrimonios para jóvenes enamorados (de ahí se ha popularizado que San Valentín sea el patrón de los enamorados). El emperador dio la orden de encarcelar a San Valentín. Entonces, el oficial Asterius, encargado de encarcelarle, quiso ridiculizar y poner a prueba a Valentín. Le retó a que devolviese la vista a una hija suya, llamada Julia, que nació ciega. Valentín aceptó y en nombre del Señor, le devolvió la vista.

Este hecho convulsionó a Asterius y su familia, quienes se convirtieron al cristianismo. El emperador Claudio quiso ganarse la amistad del sacerdote y disuadirle pero éste le respondió: «Si conocierais, señor, el don de Dios, y quién es Aquel a quien yo adoro, os tendríais por feliz en reconocer a tan soberano dueño, y abjurando del culto de los falsos dioses adoraríais conmigo al solo Dios verdadero», por lo que ordenó que lo martirizaran y ejecutaran el 14 de febrero del año 270, entregando su vida en el martirio, que es la máxima manifestación del amor. La joven Julia, agradecida al santo, plantó un almendro de flores rosadas junto a su tumba. De ahí que el almendro sea símbolo de amor y amistad duraderos.[]

Los matrimonios y las familias hoy en día pidamos a San Valentín el don del puro amor, santificador de la vida familiar. E invoquemos al Espíritu Santo que habiendo llenado de amor a Nuestra Santísima Madre nos otorgue a nosotros también el don de Amor pues teniendo amor a Dios nada nos falta y nada nos aflige.

Dice San Pablo: “Si yo no tengo amor no soy más que una campana que resuena” sólo digo que amo a Dios pero en verdad no lo amo porque no cumplo al 100% los primeros dos grandes mandamientos: “Ama a Dios por sobre todas las cosas” y “Ámense los unos a los otros” Si amáramos a Dios de tal manera no habría maldad en nuestras palabras, pensamientos y acciones; y si amáramos a nuestro prójimo como Él nos lo manda no habría odios ni guerras. Somos campanas sonando únicamente. Hoy pidámosle a San Valentín por que interceda ante Dios para que nos otorgue el don del amor, y nos envié al Espíritu Santo par llenarnos de amor. Pues con amor construiremos un mundo de paz y nos llevaremos como hermanos, educaremos sin golpes a los hijos, sin violencia, sin gritos; y seremos pacientes con ellos.

De las tres grandes virtudes: Amor, Fe y Esperanza, el amor es la mayor de las virtudes a cultivar. Teniendo amor, todo lo demás se da por añadidura. San Francisco de Sales en su "Tratado del Amor de Dios" escribió: "La medida del amor es amar sin medida".  Amando de tal manera cultivamos el amor de Dios entre nosotros.

Los siguientes textos bíblicos nos dicen como podemos cultivar el amor:

1ª Carta de San Pablo a los Corintios 12,31- 13,8

Hermanos: aspiren a los dones de Dios más excelentes. Voy a mostrarles el camino mejor de todos.

Aunque hablara las lenguas de los hombres y de los ángeles, si no tengo amor, no soy más que bronce que resuena o platillos que aturden. Aunque tuviera el don de profecía, penetrara todos los misterios, poseyera toda la ciencia y mi fe fuera tan grande como para cambiar de sitio las montañas, si no tengo amor, nada soy. Aunque repartiera en limosnas todos mis bienes y aunque me dejara quemar vivo, si no tengo amor, de nada me sirve.

El amor es comprensivo, el amor e servicial y no tiene envidia; el amor no es presumido ni se envanece; no es mal educado ni egoísta; no se irrita ni guarda rencor; no se alegra con la injusticia, sino que goza con la verdad. Disculpa sin límites, cree sin límites, espera sin límites, soporta sin límites. El amor no pasará jamás.

Carta de San Pablo a los Efesios 5,2a.21-33

Vivan en el amor, igual que Cristo nos ha amado y se ha entregado por nosotros.
Sean sumisos unos a otros con respeto cristiano. Las mujeres, que se sometan a sus maridos como al Señor; porque el marido es cabeza de la mujer, así como Cristo es cabeza de la Iglesia; Él, que es el Salvador del cuerpo. Pues como la Iglesia se somete a Cristo, así también las mujeres a sus maridos en todo.
Maridos, amen a sus mujeres como Cristo amó a su Iglesia. Él se entregó a sí mismo por ella, para consagrarla, purificándola con el baño del agua y la palabra, y para colocarla ante sí gloriosa, la Iglesia, sin mancha ni arruga ni nada semejante, sino santa e inmaculada. Así deben también los maridos amar a sus mujeres, como cuerpos suyos que son.
Amar a su mujer es amarse a sí mismo. Pues nadie jamás ha odiado su propia carne, sino que le da alimento y calor, como Cristo hace con la Iglesia, porque somos miembros de su cuerpo. "Por eso abandonará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y serán los dos una sola carne". Es éste un gran misterio; y yo lo refiero a Cristo y a la Iglesia.
Sobrellévense mutuamente y perdónense, cuando alguno tenga quejas contra otro.
En una palabra, que cada uno se ustedes ame a su mujer como a sí mismo. Y que la mujer respete al marido.

Carta del Apóstol San Pablo a los Colosenses 3,12-17

Puesto que son elegidos de Dios, santos y objetos de su amor, revístanse de un corazón compasivo, magnánimo, humilde, afable y paciente. Sopórtense mutuamente y perdónense cuando tengan quejas contra otro. Como el Señor los ha perdonado, perdonen también ustedes. Y sobre todas estas virtudes, pongan la caridad que es vínculo de perfecta unión.
Que en sus corazones reine la paz de Cristo, esa paz a la que han sido llamados como miembros de un solo cuerpo. Finalmente, sean agradecidos. Que la Palabra de Cristo habite en ustedes con toda su riqueza. Ilústrense y exhórtense mutuamente, con toda sabiduría. Con el corazón lleno de gratitud, alaben a Dios con salmos, himnos y cánticos espirituales y que, cuanto digan o hagan, sea en el nombre del Señor Jesús, dando por su medio gracias a Dios Padre.

 1ª Carta del apóstol San Pedro 3,1-9

Mujeres, sean sumisas a sus maridos para que, si incluso algunos no creen en la Palabra, sean ganados no por palabras, sino por la conducta de sus mujeres, al considerar su conducta casta y respetuosa.

Que su adorno no esté en el exterior: en peinados, joyas y modas, sino en lo oculto del corazón, en la incorruptibilidad de un alma dulce y serena; esto es precioso ante Dios. Así se adornaban en otro tiempo las santas mujeres que esperaban en Dios, siendo sumisas a sus maridos; así obedeció Sara a Abraham, llamándole señor. De ella se hacen hijas cuando obran bien, sin tener ningún temor.

De igual manera, ustedes, maridos, en la vida común, sean comprensivos con la mujer que es un ser más frágil, respetándolas, ya que son también coherederas de la gracia de la Vida, para que sus oraciones no encuentren obstáculo.

Procuren todos tener un mismo pensar y un mismo sentir: con afecto fraternal, con ternura, con humildad.

No vuelvan mal por mal o insulto por insulto; al contrario, respondan con una bendición, porque su vocación mira a esto: a heredar una bendición.

PALABRA DE DIOS

 1ª Carta del apóstol San Juan 4,7-12

Hermanos míos: Amémonos los unos a los otros, porque el amor viene de Dios y todo el que ama ha nacido de Dios y conoce a Dios. El que no ama, no conoce a Dios, porque Dios es amor. El amor que Dios nos tiene, se ha manifestado en que envió al mundo a su Hijo unigénito para que vivamos por él.

El amor consiste en esto: No en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que él nos amó a nosotros y nos envió a su Hijo, como víctima de expiación por nuestros pecados.

Si Dios nos ha amado tanto, también nosotros debemos amarnos los unos a los otros. A Dios nadie lo ha visto nunca; pero si nos amamos los unos a los otros, Dios permanece en nosotros y su amor entre nosotros es perfecto.

PALABRA DE DIOS

AMOR A LOS HIJOS Eclesiásticos cap. 30:

1. El que ama a su hijo, le azota sin cesar, para poderse alegrar en su futuro.

2. El que enseña a su hijo, sacará provecho de él, entre sus conocidos de él se gloriará.

3. El que instruye a su hijo, pondrá celoso a su enemigo, y ante sus amigos se sentirá gozoso.

4. Murió su padre, y como si no hubiera muerto, pues dejó tras de sí un hombre igual que él.

5. En su vida le mira con contento, y a su muerte no se siente triste.

6. Contra sus enemigos deja un vengador, y para los amigos quien les pague sus favores.

7. El que mima a su hijo, vendará sus heridas, a cada grito se le conmoverán sus entrañas.

8. Caballo no domado, sale indócil, hijo consentido, sale libertino.

9. Halaga a tu hijo, y te dará sorpresas juega con él, y te traerá pesares.

10. No rías con él, para no llorar y acabar rechinando de dientes.

11. No le des libertad en su juventud, y no pases por alto sus errores.

12. Doblega su cerviz mientras es joven, tunde sus costillas cuando es niño, no sea que, volviéndose indócil, te desobedezca, y sufras por él amargura de alma.

13. Enseña a tu hijo y trabaja en él, para que no tropieces por su desvergüenza.

14. Vale más pobre sano y fuerte de constitución que rico lleno de achaques en su cuerpo.

15. Salud y buena constitución valen más que todo el oro, cuerpo vigoroso más que inmensa fortuna.

16. Ni hay riqueza mejor que la salud del cuerpo, ni contento mayor que la alegría del corazón.

17. Mejor es la muerte que una vida amarga, el descanso eterno que enfermedad permanente.

18. Manjares derramados sobre boca cerrada, eso son las ofrendas de alimentos puestas sobre una tumba.

19. ¿De qué le sirve el sacrificio a un ídolo? ¡ni lo comerá ni lo olerá! Así aquel a quien persigue el Señor,

20. que mira con sus ojos y gime. Escomo un eunuco que oprime a una virgen y gime.

21. No entregues tu alma a la tristeza, ni te atormentes a ti mismo con tus cavilaciones.

22. La alegría de corazón es la vida del hombre, el regocijo del varón, prolongación de sus días.

23. Engaña tu alma y consuela tu corazón, echa lejos de ti la tristeza; que la tristeza perdió a muchos, y no hay en ella utilidad.

24. Envidia y malhumor los días acortan, las preocupaciones traen la vejez antes de tiempo.

25. Un corazón radiante viene bien en las comidas, se preocupa de lo que come.

Otras citas bíblicas del amor y la amistad pueden leerlas en

eclesiásticos cap. 6 y 9 y 37

 

Recordemos como Cristo: hasta el extremo como Él nos amó y sobre todo sin medida, pues É l mismo así nos lo mostró.

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