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viernes, 4 de enero de 2013

Tiempo de Fe

 

La sociedad gira en torno a un estilo de vida en el que impera el consumismo, la satisfacción de sus necesidades básicas, donde hay una mayor carga hacia las cosas materiales y la diversión que está provocando avancemos aceleradamente a un camino de perdición. Las familias creyentes se han ido alejando de Dios y ya no tengan tiempo para Él ni para acudir a su casa de oración.

La disminución de fieles ha llevado al cierre de iglesias. Las nuevas formas de vida dejan la fe al olvido. Tal pareciera que al permitir el cierre de las iglesias estamos también cerrando nuestros corazones a Dios, nuestro Creador y nuestro Salvador. Jesús pide que no le cerremos nuestro corazón, que no lo dejemos endurecer, Él ante todo lo que le mostramos ahora, aún nos abre las puertas de su corazón y nos llama, nos está esperando.

Dios abrió la puerta de la fe a los paganos (Hch. 14,27) y con mayor amor la mantiene abierta para nosotros que nos ama y que quiere salvarnos a pesar de todas las ofensas que le hacemos a diario y especialmente con nuestro alejamiento y frialdad. Él, que por tanto amor dio su vida por nosotros, nos llama amorosamente, pide nuestro regreso. Él mismo nos exhorta a perseverar en la fe, recordándonos que es necesario pasar por muchas tribulaciones para entrar a su Reino (Hch. 14,22) y solo aquel que escuche su llamado y vuelva a Él será salvado y entrará en su reino.

De la misma forma en que suplicamos a María: “no desoigas nuestras oraciones antes bien líbranos de todo mal” escuchemos el llamado que nos hacen Jesús y María para retornar a Dios y tener fe. Es tiempo de aumentar nuestra fe, una fe santa en todos los actos de nuestra vida. Fe en Dios y creer como creyó María que todas las promesas hechas por Dios se cumplirán.

Esperamos la segunda venida de Nuestro Señor Jesucristo ¿con qué fe nos encontrará? Que sea grande nuestra fe para recibirlo, pues es aquel al que crucificaron que viene por nosotros, el Juez que viene a juzgarnos por nuestras obras, el Cristo Rey que quiere llevarnos a su reino de paz y amor. Dejemos a Cristo reinar en nuestro corazón.

AUMENTA TU FE PARA QUE NOS ENCUENTRE AÚN CON FE.

Quienes, ignoran o descuidan la práctica asidua y humilde de la oración, se privan a sí mismos de la posibilidad de obtener los dones divinos. Jesús dice: “pidan, y se les dará; busquen. Y encontrarán; llamen, y se les abrirá. Porque todo el que pide, recibe; el que busca, encuentra; y al que llama, se le abre…¡cuánto más su Padre que está en el cielo dará cosas buenas a los que le pidan!” (Mt. 7,7-119) “todo lo que quieran pedir al Padre pídanlo con la oración”. “Todo lo que pidan con fe, lo alcanzarán” (Mt 21,22). Pidámosle.

Padre amado:

tu que sabes lo que somos y lo que hacemos,

no mires nuestros pecados sino nuestro deseo de volver a Ti,

infunde en nosotros un intenso deseo de amarte

porque solos, no somos capaces de lograrlo,

derrama la Preciosísima Sangre que manó

de la mano derecha de Nuestro Señor Jesucristo

para nuestra verdadera conversión

y llena nuestros corazones del fuego de tu amor.

Tómanos de la mano y condúcenos a Ti

Pues queremos caminar hacia Ti.

Aumenta nuestra fe y nuestro amor por Ti.

Amén.

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