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jueves, 4 de abril de 2013

Divina Misericordia

(Domingo 7 de abril)

La Fiesta de la Divina Misericordia tiene como fin principal hacer llegar a los corazones de cada persona el mensaje:

Dios es Misericordioso y nos ama a todos ... "y cuanto más grande es el pecador, tanto más grande es el derecho que tiene a Mi misericordia"(Diario, 723).

Una noche María Faustina rezaba en su celda. Jesús vestido de blanco se le apareció, y levantó una de sus manos en señal de bendición, mientras que la otra tocaba su vestido. Debajo de éste, y ligeramente dibujado al lado del pecho, emanaban dos grandes rayos, uno rojo, y el otro de color pálido blanco. María Faustina esperaba en silencio; su corazón se contrajo de temor y alegría a la vez. Entonces Jesús le dijo: "Pinta una imagen según lo que ves con la firma: Jesús, en ti confío. Deseo que esta imagen se venere primero en tu capilla, y luego en todo el mundo. Y prometo que las almas que venerarán esta imagen no perecerán, y la victoria caerá sobre sus enemigos aquí en la tierra, especialmente en la hora de su muerte. Yo los defenderé como Mi propia gloria". Jesús Misericordioso pide a la vidente difunda en el mundo la fiesta en honor a su Misericordia. "Yo deseo que esta imagen, que tu pintarás con un cepillo, sea solemnemente homenajeada el primer domingo después de Pascua, que ese domingo sea la fiesta de la Misericordia", fueron las palabras de Cristo a la mística polaca. "También deseo que los sacerdotes proclamen la devoción de la Misericordia a todos los pecadores; que permita que el pecador no tenga miedo en acercarse hacia Mí, en acudir a Mí. Las llamas de mi Misericordia aclaman para ser gastadas a favor de las almas pecadoras; y yo deseo derramarlas sobre ellas", le dijo el Señor.

"Yo deseo que sepas cuanto amor arde en mi corazón por las almas más alejadas de Mí. Y tu entenderás lo que te digo cuando medites en mi Pasión", fueron las palabras de Cristo para María, quien le pidió que invocase su Misericordia en nombre de los pecadores, pues Él desea su salvación.

Aún es tiempo, confiésate, cumple tu penitencia y NO VUELVAS A PECAR, vuelve a Cristo que te espera con su infinita Misericordia. Haz obras de misericordia para salvar tu alma.

Cuando tenemos verdadero arrepentimiento lo sentimos en lo profundo de nuestro corazón, luego hacemos un examen de conciencia, nos confesamos y cumplimos la penitencia y luego volvemos a pecar! Para nos ser débiles pidamos a la Divina Misericordia que nos haga fuertes para rechazar las tentaciones y entonces ya no volvamos a caer en pecado. Con cada pecado que cometemos insultamos (con malas palabras) a Cristo, lo flagelamos insensiblemente(al hablar mal del prójimo) …y lo volvemos a crucificar cada vez que golpeamos a otro, cada vez que hacemos cosas para herir a los demás ya sea con la palabra, con los actos o con los gestos. Todo lo que hacemos y es contrario a lo que Jesús sus mandó hacer lacera su alma, son dolores que le damos sobre sus llagas, sobre su cuerpo flagelado y crucificado. ¿Es así como amas a Tu Señor, a tu Salvador? Posiblemente no pero lo cierto es que NO LO AMAMOS DE CORAZÓN porque si cumpliéramos tan solo el mandamiento número uno y número dos que Él nos dejó:

  1. “Ámense los unos a los otros como yo los he amado”´
  2. “Ama a tu prójimo como a ti mismo”

Entonces no podríamos caer en pecado. Pero nos gana la debilidad y Dios nos hace fuerte si le pedimos, quien no pide no recibe, pidámosle nos de fortaleza para mantenernos fuertes en la fe y no caer en pecado.

Recuerda que en la segunda venida Dios viene como nuestro Juez y Rey, Él ya nos salvó, ahora nos toca salvarnos a nosotros y eso según su palabra será por nuestras obras. No regresará para que lo volvamos a crucificar, Él regresará con toda su gloria para GOBERNAR y cada uno de nosotros seremos llamados al juicio de nuestros actos.

Tengamos un diálogo con Dios en la oración.

En estos últimos tiempos es necesario por deseo de Jesús y María, revelado a María Faustina, a Bernabé Nwoye y a otros videntes hacer diario el Rosario Mariano, el Rosario de la Preciosísima Sangre de Nuestro Señor Jesucristo y la Coronilla a la Divina Misericordia. Al hacerlo recibes las promesas que los corazones unidos de Jesús y María han prometido.

"Oh Sangre y Agua, que brotasteis del Sagrado Corazón de Jesús como una Fuente de Misericordia para nosotros, yo confío en vos"." Por el rezo de este Rosario, me complace dar todo lo que me pidan. Quien lo rece, alcanzará gran Misericordia en la hora de su muerte. Aunque sea un pecador empedernido, si reza este Rosario, aunque sea una sola vez, logrará la gracia de mi infinita Misericordia".

“Alienta a las personas a decir la Coronilla que te he dado… Quien la recite recibirá gran misericordia a la hora de la muerte. Los sacerdotes la recomendaran a los pecadores como su último refugio de salvación. Aun si el pecador mas empedernido hubiese recitado esta Coronilla al menos una vez, recibirá la gracia de Mi infinita Misericordia. Deseo conceder gracias inimaginables a aquellos que confían en Mi Misericordia.”

Coronilla a la Divina Misericordia

Se reza con un Rosario de cinco misterios y diez cuentas por misterio. La mitad de las cuentas del rosario son rojas y la otra mitad blancas.

Señal de la cruz, Padre Nuestro, una Avemaría y el Credo.

Oración inicial:

“Falleciste Jesús pero el manantial de la vida brotó para las almas y se abrió el océano de tu infinita misericordia para el mundo entero, o fuente de vida insondable misericordia de Dios envuelve el mundo entero y viértete sobre nosotros”.

Cantar en cada misterio:

GUIA “Padre Eterno, yo te ofrezco el Cuerpo, la Sangre, el Alma y la Divinidad de Tu Amadísimo Hijo, Nuestro Señor Jesucristo,

TODOS para el perdón de nuestros pecados y los del mundo entero”.

Decenarios:

GUIA “Por Su dolorosa Pasión,

TODOS ten misericordia de nosotros y del mundo entero”.

Al finalizar las cinco decenas de la Coronilla diremos tres veces:

GUIA “Santo Dios, Santo Fuerte, Santo Inmortal,

TODOS ten piedad de nosotros y del mundo entero.”

Oración final:

“Oh Dios, cuya Misericordia es infinita y cuyos tesoros de compasión no tienen límites, míranos con Tu favor y aumenta Tu Misericordia dentro de nosotros, para que en nuestras grandes ansiedades no desesperemos, sino que siempre, con gran confianza, nos conformemos con Tu Santa Voluntad, la cual es idéntica con Tu Misericordia, por Nuestro Señor Jesucristo, Rey de Misericordia, quien con Vos y el Espíritu Santo manifiesta Misericordia hacia nosotros por siempre. Amén”.

Salve y la señal de la cruz.

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