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miércoles, 1 de mayo de 2013

Como rezar el Rosario

Carta Apostólica Rosarium Virginis Mariae (29-38)

Rogar a Cristo con María

El Rosario es a la vez meditación y súplica. La plegaria insistente a la Madre de Dios se apoya en la confianza de que su materna intercesión lo puede todo ante el corazón del Hijo. Ella es «omnipotente por gracia», como, con audaz expresión que debe entenderse bien, dijo en su Súplica a la Virgen el Beato Bartolomé Longo. Basada en el Evangelio, ésta es una certeza que se ha ido consolidando por experiencia propia en el pueblo cristiano. El eminente poeta Dante la interpreta estupendamente, siguiendo a san Bernardo, cuando canta: «Mujer, eres tan grande y tanto vales, que quien desea una gracia y no recurre a ti, quiere que su deseo vuele sin alas». En el Rosario, mientras suplicamos a María, templo del Espíritu Santo (cf. Lc 1,35), Ella intercede por nosotros ante el Padre que la ha llenado de gracia y ante el Hijo nacido de su seno, rogando con nosotros y por nosotros.

(Juan Pablo II, Rosarium Virginis Mariae, 16)

Como rezar el Rosario

Introducción

1) Hacer la Señal de la Cruz y rezar el Credo.

2) Rezar un Padre Nuestro.

3) Rezar tres Ave María por la fe, la esperanza, la caridad.*

4) Rezar un Gloria.

o bien

1) Hacer la Señal de la Cruz y decir: Dios mío, ven en mi auxilio. Señor, date prisa en socorrerme. Y rezar un Gloria.

Santo Rosario

5) Enunciar el primer misterio (por ejemplo decir: El primer misterio gozoso es la Anunciación del Ángel a María) y rezar un Padre Nuestro.

6) Rezar diez Ave María meditando el misterio.

7) Rezar un Gloria y la Oración de Fátima.

8) Enunciar el segundo misterio y rezar un Padre Nuestro.

9) Rezar diez Ave María meditando el misterio.

10) Rezar un Gloria y la Oración de Fátima.

11) Enunciar el tercer misterio y rezar un Padre Nuestro.

12 ) Rezar diez Ave María meditando el misterio.

13) Rezar un Gloria y la Oración de Fátima.

14) Enunciar el cuarto misterio y rezar un Padre Nuestro.

15) Rezar diez Ave María meditando el misterio.

16) Rezar un Gloria y la Oración de Fátima.

17) Enunciar el quinto misterio y rezar un Padre Nuestro.

18) Rezar diez Ave María meditando el misterio.

19) Rezar un Gloria y la Oración de Fátima.

20) Rezar la Salve.

(Se pueden rezar las Letanías Lauretanas. Se puede rezar la Oración a San José, la Oración a San Miguel, el Sub Tuum Praesidium).

Hacer la Señal de la Cruz.

 

CREDO

Creo en Dios, Padre todopoderoso, Creador del cielo y de la tierra. Creo en Jesucristo, su único Hijo, Nuestro Señor, que fue concebido por obra y gracia del Espíritu Santo, nació de Santa María Virgen, padeció bajo el poder de Poncio Pilato, fue crucificado, muerto y sepultado, descendió a los infiernos, al tercer día resucitó de entre los muertos, subió a los cielos y está sentado a la derecha de Dios, Padre todopoderoso. Desde allí ha de venir a juzgar a los vivos y a los muertos. Creo en el Espíritu Santo, la santa Iglesia católica, la comunión de los santos, el perdón de los pecados, la resurrección de la carne y la vida eterna. Amén.

PADRE NUESTRO

Padre nuestro, que estás en el cielo, santificado sea tu nombre; venga a nosotros tu reino; hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo. Danos hoy nuestro pan de cada día; perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden; no nos dejes caer en la tentación, y líbranos del mal. Amén.

AVE MARIA

Dios te salve, María, llena eres de gracia, el Señor es contigo. Bendita tú eres entre todas las mujeres, y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús. Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros, pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén.

GLORIA

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre por los siglos de los siglos. Amén.

ORACIÓN DE FATIMA

Oh Jesús mío, perdona nuestros pecados, líbranos del fuego del infierno, lleva al cielo a todas las almas, especialmente a las más necesitadas de tu misericordia.

SALVE

 

LETANIAS LAURETANAS

(Esta oración no es parte del Rosario, pero se dice después del rosario)

Señor, ten piedad.

Cristo, ten piedad.

Señor, ten piedad.

Cristo, óyenos.

Cristo, escúchanos.

Dios, Padre celestial,                                                       Ten piedad de nosotros

Dios, Hijo Redentor del mundo,                                         Ten piedad de nosotros

Dios, Espíritu Santo,                                                        Ten piedad de nosotros

Trinidad Santa, un solo Dios,                                            Ten piedad de nosotros

Santa María,                                                                 Ruega por nosotros

Santa Madre de Dios,                                                    Ruega por nosotros

Santa Virgen de las vírgenes,                                         Ruega por nosotros

Madre de Cristo,

Madre de la Iglesia,

Madre de la divina gracia,

Madre purísima,

Madre castísima,

Madre virginal,

Madre inmaculada,

Madre amable,

Madre admirable,

Madre del buen consejo,

Madre del Creador,

Madre del Salvador,

Virgen prudentísima,

Virgen digna de veneración,

Virgen digna de alabanza,

Virgen poderosa,

Virgen clemente,

Virgen fiel,

Espejo de justicia,

Trono de sabiduría,

Causa de nuestra alegría,

Vaso espiritual,

Vaso digno de honor,

Vaso insigne de devoción,

Rosa mística,

Torre de David,

Torre de marfil,

Casa de oro,

Arca de la alianza,

Puerta del cielo,

Estrella de la mañana,

Salud de los enfermos,

Refugio de los pecadores,

Consuelo de los afligidos,

Auxilio de los cristianos,

Reina de los Ángeles,

Reina de los Patriarcas,

Reina de los Profetas,

Reina de los Apóstoles,

Reina de los Mártires,

Reina de los Confesores,

Reina de las Vírgenes,

Reina de todos los Santos,

Reina concebida sin pecado original,

Reina asunta al cielo,

Reina del Santísimo Rosario,

Reina de la familia,

Reina de la paz,

Cordero de Dios, que quitas los pecados del mundo,                              perdónanos Señor

Cordero de Dios, que quitas los pecados del mundo,                              escúchanos, Señor.

Cordero de Dios, que quitas los pecados del mundo                                ten piedad de nosotros.

Ruega por nosotros, Santa Madre de Dios                                          para que seamos dignos de

                                                                                                       alcanzar las Divinas promesas

                                                                                                       de nuestro Señor Jesucristo.

Te pedimos, Señor, que nosotros, tus siervos, gocemos siempre de salud de alma y cuerpo, y, por la intercesión gloriosa de Santa María, la Virgen, líbranos de las tristezas de este mundo y concédenos las alegrías del Cielo. Por Jesucristo nuestro Señor. Amén.

ORACIÓN A SAN JOSÉ

A Vos, bienaventurado San José, acudimos en nuestra tribulación, y después de implorar el auxilio de vuestra Santísima Esposa, solicitamos también confiadamente vuestro patrocinio. Por aquella caridad que con la Inmaculada Virgen María, Madre de Dios, os tuvo unido y por el paterno amor con que abrazasteis al Niño Jesús, humildemente os suplicamos que volváis benigno los ojos a la herencia que con su sangre adquirió Jesucristo, y con vuestro poder y auxilio socorráis nuestras necesidades. Proteged, oh providentísimo custodio de la divina familia, la escogida descendencia de Jesucristo; apartad de nosotros toda mancha de error y de corrupción; asistidnos propicio desde el Cielo, fortísimo libertador nuestro, en esta lucha con el poder de las tinieblas; y como en otro tiempo librasteis al Niño Jesús del inminente peligro de la vida, así ahora defended a la Iglesia Santa de Dios de las asechanzas de sus enemigos y de toda adversidad, y a cada uno de nosotros protegednos con perpetuo patrocinio, para que, a ejemplo vuestro y sostenidos por vuestro auxilio, podamos santamente vivir, piadosamente morir y alcanzar en los cielos la eterna bienaventuranza. Amén.

ORACIÓN A SAN MIGUEL

San Miguel Arcángel, defiéndenos en la batalla. Sé nuestro amparo contra la perversidad y asechanzas del demonio. Reprímale Dios, pedimos suplicantes, y tú Príncipe de la milicia celestial, arroja al infierno con el divino poder a Satanás y a los otros espíritus malignos que andan dispersos por el mundo para la perdición de las almas. Amén.

Sub tuum praesidium

Bajo tu protección nos acogemos, Santa Madre de Dios; no deseches las súplicas que te dirigimos en nuestras necesidades; antes bien, líbranos siempre de todo peligro, ¡oh Virgen gloriosa y bendita!

CONSAGRACIÓN Al INMACULADO CORAZÓN DE MARIA

" Oh, Virgen mía, Oh, Madre mía,
yo me ofrezco enteramente a tu Inmaculado Corazón
y te consagro mi cuerpo y mi alma,
mis pensamientos y mis acciones.

Quiero ser como tu quieres que sea,
hacer lo que tu quieres que haga.
No temo, pues siempre estas conmigo.
Ayúdame a amar a tu hijo Jesús,
con todo mi corazón y sobre todas las cosas.

Pon mi mano en la tuya para que este siempre contigo."

ACTO DE CONSAGRACIÓN
AL INMACULADO CORAZÓN DE MARIA
(Papa Pío XII)

¡Oh Reina del Santísimo Rosario, auxilio de los cristianos, refugio del género humano, vencedora de todas las batallas de Dios! Ante vuestro Trono nos postramos suplicantes, seguros de impetrar misericordia y de alcanzar gracia y oportuno auxilio y defensa en las presentes calamidades, no por nuestros méritos, de los que no presumimos, sino únicamente por la inmensa bondad de vuestro maternal Corazón.

En esta hora trágica de la historia humana, a Vos, a vuestro Inmaculado Corazón, nos entregamos y nos consagramos, no sólo en unión con la Santa Iglesia, cuerpo místico de vuestro Hijo Jesús, que sufre y sangra en tantas partes y de tantos modos atribulada, sino también con todo el Mundo dilacerado por atroces discordias, abrasado en un incendio de odio, víctima de sus propias iniquidades.

Que os conmuevan tantas ruinas materiales y morales, tantos dolores, tantas angustias de padres y madres, de esposos, de hermanos, de niños inocentes; tantas vidas cortadas en flor, tantos cuerpos despedazados en la horrenda carnicería, tantas almas torturadas y agonizantes, tantas en peligro de perderse eternamente.

Vos, oh Madre de misericordia, impetradnos de Dios la paz; y, ante todo, las gracias que pueden convertir en un momento los humanos corazones, las gracias que preparan, concilian y aseguran la paz. Reina de la paz, rogad por nosotros y dad al mundo en guerra la paz por que suspiran los pueblos, la paz en la verdad, en la justicia, en la caridad de Cristo. Dadle la paz de las armas y la paz de las almas, para que en la tranquilidad del orden se dilate el reino de Dios.

Conceded vuestra protección a los infieles y a cuantos yacen aún en las sombras de la muerte; concédeles la paz y haced que brille para ellos el sol de la verdad y puedan repetir con nosotros ante el único Salvador del mundo: Gloria a Dios en las alturas y paz en la tierra a los hombres de buena voluntad.

Dad la paz a los pueblos separados por el error o la discordia, especialmente a aquellos que os profesan singular devoción y en los cuales no había casa donde no se hallase honrada vuestra venerada imagen (hoy quizá oculta y retirada para mejores tiempos), y haced que retornen al único redil de Cristo bajo el único verdadero Pastor.

Obtened paz y libertad completa para la Iglesia Santa de Dios; contened el diluvio inundante del neopaganismo, fomentad en los fieles el amor a la pureza, la práctica de la vida cristiana y del celo apostólico, a fin de que aumente en méritos y en número el pueblo de los que sirven a Dios.

Finalmente, así como fueron consagrados al Corazón de vuestro Hijo Jesús la Iglesia y todo el género humano, para que, puestas en El todas las esperanzas, fuese para ellos señal y prenda de victoria y de salvación; de igual manera, oh Madre nuestra y Reina del Mundo, también nos consagramos para siempre a Vos, a vuestro Inmaculado Corazón, para que vuestro amor y patrocinio aceleren el triunfo del Reino de Dios, y todas las gentes, pacificadas entre sí y con Dios, os proclamen bienaventurada y entonen con Vos, de un extremo a Otro de la tierra, el eterno Magníficat de gloria, de amor, de reconocimiento al Corazón de Jesús, en sólo el cual pueden hallar la Verdad, la Vida y la Paz.

 

* Nuestra Madre tiene un especial agrado por aquellos que le ofrecen el rezo de la Devoción de las Tres Ave Marías y en lugar de las tres Ave Marías podemos agradarla con esta hermosa devoción en la que le suplicamos hacer uso del poder que le otorgó Dios Padre, la sabiduría de la que la llenó su Hijo y de la Misericordia Amor con que la llenó el Espíritu Santo. Otra opción es agregar esta devoción al final del rezo seguida de la Consagración a María, oración que no debe ser olvidada en el rosario y sobre todo en nuestro diario amanecer.

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