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martes, 10 de junio de 2014

Santísima Trinidad

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Fuente: Aciprensa

La Iglesia dedica el siguiente domingo después de Pentecostés a la celebración del día de la Santísima Trinidad. El 15 de Junio de 2014 (fecha movible)

La Trinidad es la doctrina central de la religión Cristiana: en Dios  hay Tres Personas, el Padre, el Hijo, y el Espíritu Santo, que siendo  distintas una de la otra son Dios Uno y Trino.

En el Catecismo de la Iglesia Católica  "La fe de todos los cristianos se cimenta en la Santísima Trinidad") (S. Cesáreo de Arlés, symb 232 Los cristianos son bautizados "en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo" (Mt 28,19). Después de responder al "Creo" a la triple pregunta que les pide confesar su fe en el Padre, en el Hijo y en el Espíritu,

234 El misterio de la Santísima Trinidad es el misterio central de la fe y de la vida cristiana. Es el misterio de Dios en sí mismo. Es, pues, la fuente de todos los otros misterios de la fe; es la luz que los ilumina. Es la enseñanza más fundamental y esencial en la "jerarquía de las verdades de fe" (DCG 43). "Toda la historia de la salvación no es otra cosa que la historia del camino y los medios por los cuales el Dios verdadero y único, Padre, Hijo y Espíritu Santo, se revela, reconcilia consigo a los hombres, apartados por el pecado, y se une con ellos" (DCG 47).

239 Al designar a Dios con el nombre de "Padre", el lenguaje de la fe indica principalmente dos aspectos: que Dios es origen primero de todo y autoridad transcendente y que es al mismo tiempo bondad y solicitud amorosa para todos sus hijos.

240 Jesús ha revelado que Dios es "Padre" en un sentido nuevo: no lo es sólo en cuanto Creador; Él es eternamente Padre en relación a su Hijo único, el cual eternamente es Hijo sólo en relación a su Padre: "Nadie conoce al Hijo sino el Padre, ni al Padre le conoce nadie sino el Hijo, y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar" (Mt 11,27).

241 Por eso los apóstoles confiesan a Jesús como "el Verbo que en el principio estaba junto a Dios y que era Dios" (Jn 1,1), como "la imagen del Dios invisible" (Col 1,15), como "el resplandor de su gloria y la impronta de su esencia" Hb 1,3).

242 Después de ellos, siguiendo la tradición apostólica, la Iglesia confesó en el año 325 en el primer concilio ecuménico de Nicea que el Hijo es "consubstancial" al Padre, es decir, un solo Dios con él. El segundo concilio ecuménico, reunido en Constantinopla en el año 381, conservó esta expresión en su formulación del Credo de Nicea y confesó "al Hijo Unico de Dios, engendrado del Padre antes de todos los siglos, luz de luz, Dios verdadero de Dios verdadero, engendrado no creado, consubstancial al Padre" (DS 150).

El Padre y el Hijo revelados por el Espíritu

243 Antes de su Pascua, Jesús anuncia el envío de "otro Paráclito" (Defensor), el Espíritu Santo. Este, que actuó ya en la Creación (cf. Gn 1,2) y "por los profetas" (Credo de Nicea-Constantinopla), estará ahora junto a los discípul os y en ellos (cf. Jn 14,17), para enseñarles (cf. Jn 14,16) y conducirlos "hasta la verdad completa" (Jn 16,13). El Espíritu Santo es revelado así como otra persona divina con relación a Jesús y al Padre.

244… El Espíritu Santo es enviado a los Apóstoles y a la Iglesia tanto por el Padre en nombre del Hijo, como por el Hijo en persona, una vez que vuelve junto al Padre (cf. Jn 14,26; 15,26; 16,14). El envío de la persona del Espíritu tras la glorificación de Jesús (cf. Jn 7,39), revela en plenitud el misterio de la Santa Trinidad.

245 La fe apostólica relativa al Espíritu fue confesada por el segundo Concilio ecuménico en el año 381 en Constantinopla: "Creemos en el Espíritu Santo, Señor y dador de vida, que procede del Padre" (DS 150). La Iglesia reconoce así al Padre como "la fuente y el origen de toda la divinidad" (Cc. de Toledo VI, año 638: DS 490). Sin embargo, el origen eterno del Espíritu Santo está en conexión con el del Hijo: "El Espíritu Santo, que es la tercera persona de la Trinidad, es Dios, uno e igual al Padre y al Hijo, de la misma sustancia y también de la misma naturaleza: Por eso, no se dice que es sólo el Espíritu del Padre, sino a la vez el espíritu del Padre y del Hijo" (Cc. de Toledo XI, año 675: DS 527). El Credo del Concilio de Constantinopla (año 381) confiesa: "Con el Padre y el Hijo recibe una misma adoración y gloria" (DS 150).

La Santísima Trinidad es un Dogma de Fe. Creemos que Dios Padre para poder estar entre nosotros y venir a vivir todas esas cosas de las que se quejaban los israelitas y simplemente para estar como nuestro Padre, junto a nosotros y entre nosotros,  viene Su Espíritu Santo y se encarna en el vientre de la Virgen María para nacer como el Hijo prometido, el Mesías. Siendo el mismo Dios por lo que reconocemos tres personas en Dios Uno y Trino, es el único Dios en las tres personas: Dios Padre, Dios Hijo y Dios Espíritu Santo.

En la Tradición mundana este 15 de junio 2014, el Día de la Santísima Trinidad coincide con el Día del Padre, por lo que es sumamente importante no opacar esta fiesta cristiana con la celebración mundana (Día del Padre) y más bien reconozcamos que tenemos un Dios Padre, que es el mismo Dios Hijo y Dios Espíritu Santo al cual debemos honrar reflexionando sobre el grado de santidad que tengamos o no, como verdaderos hijos de Dios y qué estamos dispuestos a hacer para ser hijos santos, dignos de tan amoroso Padre y no distraernos en celebrar el Día del padre mundano que existe por creación de Dios. Vayamos a Santificar a Dios este domingo de fiesta en la Iglesia. Vayamos a pedir perdón por nuestros pecados, pero de manera sincera y honesta, sin ocultar las cosas que hemos hecho y que flagelan a nuestro Dios Hijo, que causan dolor en el corazón de Dios.  Mejor pidámosle a la Santísima Trinidad nos renueve con el fuego de su amor y envié al Espíritu Santo a renovarnos e infundir en nuestras almas los deseos de ser verdaderos santos, no para estar en un altar, más bien para estar limpios de pecado y poder ganar el pase de entrada al reino de los cielos. Ser santos para ser bienaventurados y dar buen fruto según la voluntad de Dios.

Pidámosle así:

ORACIÓN A LA SANTÍSIMA TRINIDAD

Oh Santísima Trinidad, Padre, Hijo y Espíritu Santo, Te ofrezco la Palabra hecha carne, Jesucristo, Su carne cubierta de Heridas y Sangre, Su agonía en el Huerto, Su flagelación, Su Coronación de espinas, el repudio que sufrió, Su condena, Su crucifixión y muerte en unión con todos los sufrimientos de Tu Santa Iglesia y la sangre de los mártires, en reparación por mis pecados y los pecados del mundo entero. Amén. (Devocionario de la Sangre de Cristo)

 

Padre Eterno, tu que a lo largo de la historia nos has mostrado la grandeza de tu amor para con nosotros tus hijos que vagamos perdidos en este mundo, que enviaste a Tu Hijo para redimirnos y que enviaste al Espíritu Santo para revelarnos la verdad. Te pedimos con humildad no nos abandones Padre Amoroso, que la Promesa que hiciste con Abraham de estar con nosotros hasta el fin de los tiempos en esta tierra y permanecer como nuestro Padre en la eternidad, te pedimos renueves nuestros corazones necios, fríos, rebeldes e indignos para que en ellos puedas palpitar y podamos ser Templos vivos del cuerpo y de la Sangre de tu Hijo Jesucristo. Tu que tienes el poder de transformarnos pues nos hiciste semejantes a Tí, queremos volver a Ti, pero para eso llénanos de tu amor y haz que arda el fuego de Tu amor en nosotros y podamos serte fiel, porque solos, sin Ti, no somos nada, contigo somos tu resplandor y Tu eres la Gloria. Amén.

 

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