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martes, 4 de marzo de 2014

EL PERDÓN

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Cuaresma es el tiempo del perdón y de reconciliación con Dios, con nosotros mismos y con los demás.

Debemos arrancar de nuestros corazones: el odio, rencor, celo, soberbia y envidia que nos alejan de Dios y de los demás.

El pecado nos esclaviza. El perdón nos libera de todas las ataduras que nos amargan el alma y enferman el cuerpo.

Busquen la paz con todos, , sin la cuál nadie verá al Señor. Asegúrense de que nadie deje de alcanzar la gracia de Dios; de que ninguna raíz amarga brote y cause dificultades y corrompa a muchos.”Hebreos 12: 14-15

No dejes que la amargura haga un pozo de hiel en tu corazón, mejor deja que Dios suelte esas ataduras y te libere del pecado. Cuando Jesús te perdona, no hay quien te condene. Por lo tanto, haz un examen de conciencia, reflexiona sobre rus actos, ten verdadero arrepentimiento de aquello que has hecho de malo; ve con el sacerdote y confiésate. Luego ya liberado, cumple tu penitencia pero sobre todo NO VUELVAS A PECAR. No vuelvas a encadenarte al pecado que te oprime y te hace infeliz y enfermo.

Cuando Dios está en nuestro corazón, perdonar es posible” 1 Corintios 13: 4-8

Deja a Dios entrar en tu corazón, siéntelo vivo en tu interior. Comulga, deja entrar a Dios por medio de la Eucaristía. Ora…y deja que su Palabra entre en tus sentimientos y resplandezca en tu lengua, se asome en tu mirada y se sienta en tu mano al tocar. Deja, simplemente, que Él entre en ti, se apodere de ti y brille en ti. Lo demás solo serán resplandores del Señor. 

Perdona a todo el que tengas que perdonar.

“Por el contrario, sean mutuamente buenos y compasivos, perdonándose los unos a los otros como Dios los ha perdonado en Cristo” Efesios 4:32

Se bueno como quiere el Señor, se compasivo como Jesús nos lo mostró con Dimas en la cruz del Calvario, que siendo un delincuente que reconoció sus pecados aceptaba su crucifixión. El Señor fue muy compasivo con él y lo perdonó; así también Él te perdona a ti, pues entonces tú perdona y libérate. Perdona, rompe con esa atadura, cancela para siempre esa afrenta, Si Dios perdonó a sus verdugos: “Padre, perdónalos, no saben lo que hacen” Lucas 23;34 Cuanto más tu por algo mas simple, perdona, olvida y empieza de nuevo.

“Sopórtense y perdónense unos a otros si uno tiene motivo de queja contra otro. Como el Señor los perdonó, a su vez hagan ustedes lo mismo. Por encima de esta vestidura pondrán como cinturón el amor, para que el conjunto sea perfecto.” Colosenses 3:13-14 Simplemente perdona, perdona, no te quedes con mal sentimiento, muestra el amor que tienes a Dios y perdona. Aún a tu peor enemigo, o al que cree que tu eres tu peor enemigo. Perdónalo, perdónalo de corazón y perdona por amor. Perdona y ama que tu Padre que está en lo alto verá lo que haces y te lo tomará en cuenta.

Cristo derramó su sangre para limpiar mis pecados y tus pecados. Su sangre borra todo pecado si se lo pides. Pero si tu perdonas a alguien, el cura tus heridas.Si no condenaras no tendríamos necesidad alguna de perdonar, sino lastimáramos tampoco tendríamos por qué pedir perdón. Perdona y no dañes más.

Regresa a Dios que te ama. Regresa lleno de amor al encuentro con Jesús.

Perdona y alégrate en tu Salvador.

Que sea la Palabra de Dios quien guie tu corazón. Deja que la buena Palabra de Dios te gobierne, se esa semilla buena que cae en tierra fértil, crece, da buen fruto (Lucas 8, 4-15) pese a todas las dificultades. Deja que la Palabra de Dios eche raíces en tu interior y que seas cuerpo y templo vivo de Dios. Que tu bondad  te permita no caer en pecado y perdonar siempre. Se obediente a lo que dice el Señor y ve manso al encuentro con el Buen el Pastor que está reuniendo a su rebaño. No te alejes de Él. Perdona y regresa a Él que se alegra por tu buen proceder.

Aunque la persona a la que tengas que perdonar sea tan mala a los ojos de todo mundo y a los ojos de Dios, aún a esa; perdónala. Otórgale tu perdón y apártate de ella para que no te contagie su maldad. Perdónala y ora por ella, si Dios quiere la convertirá, pero si esa persona sigue opacándose con su maldad, ya Dios cumplirá sus planes en ella; pero aún así tu insiste y ora por su alma. Que el amor de tu corazón la perdone siempre y ore por ella siempre.

Ante todo, ten paz paz en tu corazón porque perdonaste a tu hermano y a tu hermana. Que eso es lo que cuenta con Dios.






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