Santa María Francisca de las 5 Llagas, Mística

Fiesta 21 de Marzo

Piadosa desde niña decidió dedicarse a la vida espiritual y a ayudar a salvar almas. Vistió los hábitos de Terciaria franciscana viviendo en su casa, con comportamientos de religiosa. Frecuentemente mientras estaba en oración entraba en éxtasis. La Virgen se le aparecía y le traía mensajes. A la muerte de su madre se mudó a una casa cural donde permaneció los últimos 38 años de su vida, siempre en constante oración, penitencia y sufrimiento que los ofrecía por las almas del purgatorio y la conversión de los pecadores. Poco después, le aparecieron las cinco llagas o heridas de Jesús en su cuerpo. En sus numerosos éxtasis, que la dejaban sin sentido, en la Navidad de 1741 vivió la experiencia del «desposorio místico»; quedó ciega durante 24 horas. Los fenómenos místicos que la acompañaron en tres ocasiones, se manifestaron en el instante de recibir la comunión, momentos en los que la Sagrada Forma, bien en manos del consagrante o hallándose en el copón, se posaba en sus labios sin que mano humana la depositara en ellos. Pero lo más significativo fue la aparición en su cuerpo de las cinco llagas de la Pasión del divino Redentor. Además, sufría dolores similares a los que Cristo padeció en todo el proceso comenzando por el Huerto de los Olivos, la flagelación, coronación de espinas, portar la cruz a cuestas camino del calvario, la crucifixión y el estado de agonía del Viernes Santo. Todo ello lo entregó en oblación por la conversión de los pecadores y por las almas del purgatorio. A lo largo de su vida padeció incomprensiones, ofensas y murmuraciones de diverso calado, sufrimientos que asumió con paciencia, silencio y oración. Su salud era muy defectuosa y las enfermedades la hacían sufrir enormemente. El 6 de octubre de 1791 murió santamente enseñándonos a ofrecer nuestros sacrificios a Dios.

Aprendamos de esta santa a entregar a Dios todos nuestros sacrificios por la conversión de los pecadores y la salvación de las almas. El mundo está e total perdición y es necesario ofrecer sacrificios para que se salven.